La reciente sentencia judicial sobre el sistema de transferencias de títulos hipotecarios creado durante la burbuja inmobiliaria estadounidense podría invalidar la mitad de todas las hipotecas del país y dejar en la bancarrota a todo el sistema bancario.
El sistema financiero estadounidense vendió hipotecas por medio mundo durante los años de burbuja inmobiliaria. Las juntó y empaquetó en complejos vehículos financieros bautizados con nombres extraños, que fueron pasando de mano en mano en el típico frenesí especulativo de una expansión de crédito excesiva que lleva a una burbuja. Es lo que se conoció al principio de la crisis como las "subprime".
Pero cada transferencia de un título hipotecario requiere un proceso legal a nivel estatal que conlleva un gasto. Así que los bancos idearon una manera de seguir con el juego, pero ahorrándose el precio de la transferencia oficial.
El sistema creado se llamó MERS (Mortgage Electronic Registration Service) que es, básicamente, una base de datos donde está registrada la propiedad de la hipoteca. Permite cambiar electrónicamente la propiedad del título hipotecario en el registro, evitando así pasar por el Gobierno estatal y, por tanto, reduciendo los costes de la transacción.
Mientras la música sonaba nadie cuestionó el sistema. De hecho, las agencias hipotecarias semi-gubernamentales Freddie y Fannie fueron de las que más usaron el sistema. Pero cuando la fiesta acabó y se empezó a sacar a gente de sus casas por impago, algunos abogados empezaron a cuestionar el por qué un sistema electrónico como MERS tenía validez legal para demostrar la titularidad de las hipotecas. Se empezaron a presentar denuncias, y se empezó a destapar el pastel.
No es un tema menor. Se calcula que MERS posee la mitad de las hipotecas concedidas en Estados Unidos. Si un banco no es capaz de demostrar la titularidad de la deuda, no tiene derecho a cobrarla o a ejecutarla (quedarse con la casa). Se tendría que deshacer todo el proceso de compra-venta de una hipoteca en particular para descubrir al titular original.
El problema es que en muchos casos resultaría simplemente imposible, debido a la frenética compraventa de la burbuja de los diferentes y complejos paquetes en los que se agrupaban las hipotecas. Si el titular original no aparece, el hipotecado puede quedarse con la casa sin tener que devolver la deuda. Es el banco (o el inversor) el que tiene que hacer frente a las pérdidas. Con el tamaño de MERS el agujero en los bancos sería sencillamente inmanejable, llevándolos directamente a la bancarrota.
Y como predecían muchos abogados, el juez Robert E. Grossman acaba de sentenciar que las transferencias ejecutadas por MERS no se ajustan a la legalidad. MERS no ha comentado aún la sentencia, pero según la abogada April Charney:
No volváis por los juzgados, es básicamente el mensaje para MERS. El juez sencillamente deconstruyó los argumentos de MERS y dice que es imposible para MERS demostrar que tiene el estatus legal necesario para transferir las propiedades.
Según la sentencia:
MERS y sus asociados tomaron la decisión de crear y operar bajo un modelo de negocio diseñado en gran parte para ahorrarse los requerimientos tradicionales del proceso. El tribunal no acepta el argumento que por el hecho de que MERS esté envuelto en el 50% de las transacciones hipotecarias del país, es razón suficiente para que este tribunal ignore que el proceso seguido no cumple la ley.
El juez reconoce en la misma sentencia el "importante impacto" que tendrá sobre el sistema financiero y deja claro que cualquier solución para los bancos solo podrá venir de un cambio de la ley y no de una sentencia judicial, pasándole la pelota a los políticos.
Si tenemos que guiarnos por las declaraciones emitidas hasta el momento por la Administración Obama sobre este asunto, lo más probable es que se intente cambiar la ley, aprobando algún tipo de "amnistía" para MERS, legalizando así el sistema para que los bancos puedan seguir cobrando a los hipotecados o embargar su casa en caso de que no puedan pagar.
Esta sentencia podría dificultar y retrasar aún más la solución al estado del mercado inmobiliario, que había renovado su actividad después del fin de la moratoria que se produjo al principio del escándalo.
Y en medio de todo esto encontramos al sheriff de Chicago que se niega a ejecutar las hipotecasy sacar a la gente de sus casas hasta que no se aclare el asunto.
No pueden esperar de mi que saque a la gente de su casa sin estar seguro de que los procedimientos son los adecuados y han sido seguidos correctamente.
Poca gente sabe que los sheriff's en EEUU tienen independencia legal respecto al resto de ramas del Gobierno. El sheriff de cada condado se elige mediante elecciones locales y no tiene que responder directamente ante ningún agente federal, aunque esta situación ha ido cambiando poco a poco.
La intención de los padres fundadores de EEUU era que la ley y el orden estuvieran bajo el control y mando local de los ciudadanos para evitar los posibles abusos del Estado federal. Es una reminiscencia de lo poco que queda de la república estadounidense, a la que este sheriff está haciendo honor.