El financiero estadounidense Bernard Madoff ha vuelto a protagonizar otro altercado en la prisión federal de Butner, en Carolina del Norte, donde previsiblemente pasará el resto de sus días. El ex presidente del Nasdaq comparte baños y patio con otros presos como el terrorista Omar Abdel Rahman, sentenciado por el atentado contra las torres gemelas de 1993. Pero ha sido un preso común el que le ha dado una paliza. Ocurrió en diciembre, pero ahora lo publica el diario The Wall Street Journal.
Un interno encarcelado por tráfico de drogas y experto en artes marciales le rompió varias costillas y la nariz, provocándole, además, varios cortes en la cara. No está clara la razón del ataque y, según algunas fuentes consultadas por el periódico norteamericano, Madoff no denunció la agresión. Eso sí, fue trasladado a una prisión de mínima seguridad para ser atendido por "problemas de hipertensión y mareos".
No obstante, el diario cita hasta tres fuentes (las necesarias según la deontología periodística para dar por cierta una información) que confirmaron el incidente, entre ellos un interno que ya se encuentra fuera de la prisión de Butner. Según el ex preso, el agresor "es un hombre fornido" que se encuentra en prisión por tráfico de drogas y que sabe kárate.
Los directores de la prisión aseguran que es "imposible" que se haya producido un hecho de este tipo, ya que el supuesto agresor estaría encerrado en una unidad distinta a la de Madoff. Sin embargo, trabajadores del centro penitenciario confirman que los prisioneros de distintas zonas se relacionan durante los días de trabajo y que pueden salir de sus unidades para comer.
La segunda pelea en la cárcel
El que fuera uno de los más reputados asesores financieros de Estados Unidos, de 71 años, hablaba con uno de sus compañeros de cárcel, a quien el diario define como "un hombre blanco de más de 60 años", sobre el estado del mercado bursátil y la conversación subió de tono hasta que su interlocutor, enfadado, lo empujó.
"Madoff le devolvió el empujón con fuerza y con ambas manos, e hizo que el otro recluso tropezara", explica el rotativo, que cita de forma anónima a alguno de los otros reos, quienes aseguran que el recluso más famoso de la prisión de Butner salió como "ganador" de la pelea después de que su contrincante saliera corriendo.
Uno de esos testigos aseguró al rotativo neoyorquino que Madoff se mostró "realmente agresivo" y que sorprendió a su atacante, ya que éste no esperaba que el financiero reaccionara ante el empujón que le propinó delante de una veintena de presos en los alrededores de uno de los campos de béisbol de la prisión.
El financiero ingresó en la cárcel semanas después de que un juez de Nueva York le impusiera la máxima pena posible de prisión por idear y mantener durante dos décadas un gigantesco esquema Ponzi con el que estafó unos 50.000 millones de dólares (33.713 millones de euros) a miles de sus clientes. El penitenciario de Carolina del Norte figura entre "las diez prisiones más cómodas" del país, según uno de los famosos ránking elaborados por la revista económica Forbes.
¿Amenaza de muerte?
No obstante, el verdadero problema de Bernie es que sea asesinado. Larry Levine -ex convicto que ha fundado una consultoría para reducción de condenas en Wall Street y experto en el sistema penitenciario norteamericano- cree que Madoff (prisionero 61727-054 de la cárcel de Butner) será asesinado antes de que le cambien de presidio.
"Tendrá que vigilar su espalda 24 horas al día 7 días a la semana". Así de contundente se mostraba Larry Levine, en una entrevista concedida hace meses a la cadena de televisión norteamericana Fox News, en la que el presentador quería conocer los verdaderos retos a los que se enfrenta Bernie Madoff en prisión. Todo comenzó cuando le preguntó si durante su condena es posible que le trasladen de centro penitenciario.
Larry se mostraba convencido de que ése no era el mayor de los problemas del ex presidente del Nasdaq. Su vida es lo que corre peligro. Según explicó Levine, Madoff ha estafado a banqueros de todo el mundo e importantes instituciones a quienes ha hecho perder mucho dinero. Así, teme que, en represalia, alguno de ellos termine contratando los servicios de algún reo de la cárcel donde se encuentra y acabe matándole.
Larry, ex convicto, explica que a él le cambiaron once veces de instituciones penitenciarias durante sus primeros diez años de condena "porque me peleaba con otros presos", aunque lo habitual es que no te cambien de institución hasta pasados 20 años.