El juez Ángel José Lera Carrasco, titular del juzgado de instrucción número 18 de Madrid, ha rechazado la denuncia presentada por el Sindicato Manos Limpias contra algunos dirigentes sindicales por los incidentes que se dieron en la pasada huelga general del 29 de septiembre.
El hecho en sí no resulta particularmente sorprendente, ya que en España los jueces suelen ser más que cuidadosos con todo lo referente a los sindicatos, pero sí que llamarán poderosamente la atención algunos de los argumentos que el magistrado ha usado para sobreseer provisionalmente la denuncia.
Así, pese a que todo lo denunciado por Manos Limpias eran sucesos evidentemente relacionados con la huelga general y con la acción de los piquetes el juez cree que "por los diferentes lugares en que se producen y el distinto carácter de los hechos, no puede decirse que tengan conexidad (sic) alguna, pues se trata de conductas diferentes, en distintos lugares, y por parte de personas distintas".
Además, pese al hecho evidente de prácticamente todos los participantes en los piquetes eran a su vez miembros de los sindicatos, e incluso que salieron a sus respectivos destinos desde sus sedes en una estrategia obviamente planificada, el juez afirma que no se puede decir "que todos estuvieran concertados y de acuerdo en realizar todos los hechos". Es decir, que los piquetes surgieron espontáneamente como setas en otoño.
Ni "autores", ni "cómplices", ni amenazas
El juez tampoco estima que los dirigentes sindicales tengan mucho que ver con lo ocurrido, ya que "el que sean responsables máximos de la huelga no significa que sean autores o cómplices".
Es más, para el juez las declaraciones que llamaban a actitudes tan poco pacíficas como "reventar Madrid" o las compras de material para destrozar cerraduras tampoco significan nada: "No son suficientes para establecer ni participación en los hechos, ni inducción ni complicidad en los mismos".
Del mismo modo, tampoco estima como amenazas lo ocurrido a los comerciantes de Valdemoro, donde los sindicalistas expusieron las condiciones en las que se podía trabajar el 29S ya que, en caso contrario, "no podían garantizar su seguridad". Pero para el juez "no se concreta con qué mal se les intimó", aunque esta frase sí se contenía en el material facilitado por el denunciante Manos Limpias.
Muy similar es lo que dice el juez sobre el megapiquete que recorrió la Gran Vía madrileña amenazando y coaccionando a los comerciantes, pero que en la versión del magistrado "ni aparece el mal con que, presuntamente, se les intimaba [a los comerciantes], ni la violencia ni la compulsión". Se ve que tener a una turba gritando a un metro de tu escaparate no es violento ni intimida.
Así, el juez concluye que, pese a todo lo ocurrido "no está debidamente justificado ni que hayan existido amenazas ni coacciones, ni compulsión para iniciar o continuar la huelga, sino propaganda, declaraciones de apoyo, búsqueda de adhesiones a la huelga y concentraciones en apoyo de la misma" que "no excederían las manifestaciones del ejercicio del derecho a la huelga".