"Los descensos en el PIB registrados en la segunda mitad del año han continuado en el primer trimestre de 2009 aplazando las esperanzas de un repunte en la actividad a finales de este año", indica el economista jefe de S&P, Jean-Michel Six.
En este sentido, el economista advierte de que, aunque el actual descenso de la inflación observado en las economías desarrolladas impulsa el poder de compra, los consumidores prefieren ahorrar por lo que han apartado las esperanzas de una recuperación de la demanda doméstica en el corto plazo.
De este modo, la agencia señala que las perspectivas de una recuperación "tan débil" elevan las dudas sobre si la actual "desinflación" podría transformarse en deflación, lo que llevaría a los consumidores a posponer sus decisiones de compra provocando una espiral que agravaría la recesión, al mismo tiempo que se incrementarían los costes del endeudamiento.
No obstante, el informe señala que existen una serie de factores en la zona euro como el bajo nivel de endeudamiento, la relativa rigidez de los salarios nominales y las expectativas positivas de inflación que aún se mantienen en el bloque, que apuntan contra el riesgo de deflación.
"Sin embargo, la gravedad de la actual recesión en la zona euro hace mucho más difícil la labor del BCE ya que los países miembros no parecen estar igualmente equipados para resistir las presiones deflacionistas", afirma Six, quien considera que Alemania, Francia e incluso Italia, parecen "inmunes" a un espiral deflacionaria, mientras que "no puede decirse lo mismo de Irlanda y España, donde la recesión probablemente afectará por un periodo mayor de tiempo".
En este sentido, el economista apunta que si se concreta el riesgo de deflación en determinados países de la eurozona, el BCE tendrá más complicado que su homólogo inglés la puesta en marcha de medidas de alivio cuantitativo al no contar con un mercado único de bonos en la zona euro, sino un conjunto de mercados de bonos nacionales denominados en euros.