LD (A. Díaz) La precipitación del Gobierno socialista se ha vuelto a poner de manifiesto en el Plan VIVE. Después de defender a capa y espada su plan de las numerosas críticas recibidas tras conocerse que sólo había registrado 18 operaciones desde su entrada en vigor, el ministro Miguel Sebastián ha caído en la cuenta de que "no funciona como debería".
Durante la sesión de control al Gobierno y a una pregunta del diputado del PP, Javier Guerra, Miguel Sebastián ha confirmado que el Gobierno reformará el Plan VIVE, que tiene por objeto la renovación del parque automovilístico, porque "no funciona como debería". "Hemos hecho un Plan VIVE y lo cierto es que no funciona como esperamos". "Nos hemos dado cien días para reformarlo y lo haremos", anunció Sebastián.
Plan VIVE o "plan muere"
Guerra echó en cara a Sebastián que el Plan VIVE, que calificó como "plan muere", sólo ha registrado "cincuenta operaciones mal contadas", en contraposición con los primeros resultados que ofreció el extinto Plan Prever. Sebastián respondió que el Gobierno no puede controlar la evolución de la demanda del mercado automovilístico, dado que más del 80 por ciento de la producción nacional se destina a exportaciones, y defendió que la labor del ejecutivo es apostar por el futuro.
A su juicio, "lo importante es tener una visión para la industria cuando termine la crisis". Por ello, explicó que el Gobierno trabaja con el sector del automóvil para solucionar problemas relacionados con la logística, el absentismo laboral, la formación y la innovación, al tiempo que reiteró su "apuesta estratégica por el coche eléctrico".
En este sentido, el titular de Industria reprochó a los diputados del PP sus "risitas" sobre el proyecto de coche eléctrico, que ha recibido el apoyo en Estados Unidos del candidato demócrata Barack Obama. "Esa es la apuesta por el futuro del sector del automóvil", añadió.
Sebastián explicó la caída del mercado automovilístico por la repercusión de la crisis financiera, ya que los ciudadanos renuncian a cambiar de vehículo al tener menos renta disponible y, además, tienen dificultades para acceder al crédito, cuando el 80 por ciento de los vehículos se financian.