El Gobierno aseguró este martes que el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace previsiones "pesimistas" que "no comparte" el Ejecutivo y confirmó que no tiene intención de corregir a la baja la previsión de crecimiento del PIB estimado en el 1,3 % para 2011. Así lo dijo, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, en rueda de prensa, tras avanzar que el déficit del Estado se situó en el 5,1 % en 2010 y habrá "holgura" suficiente para cumplir con el objetivo de déficit público del 9,3 % estimado para todas las administraciones del Estado.
Salgado dijo que los datos del último trimestre del año pasado "apuntan" a la senda de mejora del PIB y añadió que el FMI "no identifica el momento de inflexión de la economía española". El FMI pronosticó este martes que España crecerá un 0,6 % en 2011, frente al 1,3 % que prevé el Gobierno, lo que supone 0,7 décimas menos de crecimiento. El problema para el Ejecutivo es que éste no es el único organismo que hace un pronóstico muy inferior al oficial. Los servicios de estudios de La Caixa o Funcas, por poner dos ejemplos en España, también se alejan mucho de las expectativas de Salgado.
Eso sí, tras corregir las previsiones del organismo internacional, Salgado no fue capaz de explicar por qué se había reducido el déficit de la administración central. Los periodistas presentes en la rueda de prensa quisieron saber qué impacto había tenido una de las medidas estrella del Gobierno en 2011 (la subida del IVA) en el aumento de los ingresos y la reducción de los números rojos.
Como se puede ver en el vídeo que acompaña a este artículo, Salgado, ante la pregunta, se quedó en blanco. Primero rebuscó en sus papeles, luego se rió de forma nerviosa y finalmente pasó la palabra al interventor general -"que tendrá los datos en la cabeza", aseguró- y dejó sin contestar la cuestión. Es cuando menos curioso que la vicepresidenta no llevase preparada una pregunta que era más bien evidente: si el año pasado se subió ese impuesto y se ha recaudado más, parece lógico preguntarse por la relación entre una y otra cuestión.
Previsiones "pesimistas"
Respecto a las previsiones para el año que viene, Salgado confirmó que el Ejecutivo mantiene su pronóstico y que a lo largo del año el Gobierno "no tiene previsto" corregir ese dato, "no es nuestra idea", aseveró. Criticó que en los dos últimos años el FMI "ha sido más negativo que la realidad" y recordó que en 2009 previó una caída del PIB para 2010 del 0,7 %, y finalmente -en su opinión- se reducirá en torno a un 0,2 %. Dijo que se trata de medio punto de diferencia, "casi el mismo medio punto que hay entre el 0,6 % que prevé ahora y la estimación del Ejecutivo".
Explicó que el FMI hace una estimación de las exportaciones españolas que "está lejos de lo que finalmente será", por lo que auguró un crecimiento de las ventas españolas en el exterior del 14 %. "Esto sólo quiere decir que el FMI hace previsiones pesimistas que el Gobierno no comparte", apostilló tras confiar en que las reformas estructurales emprendidas por el Ejecutivo garantizarán el crecimiento de la economía.
La "impresión" de Salgado
Por otro lado, Salgado también hizo su apuesta sobre el déficit público con el que se cerró 2010. La ministra afirmó que su "impresión" es que el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas (Estado, comunidades autónomas, ayuntamientos y Seguridad Social) en 2010 será del 9,2 % del PIB, una décima menos de lo pronosticado por el Ejecutivo.
En la conferencia de prensa sobre la ejecución presupuestaria del Estado en 2010, Salgado explicó que el déficit público se cumplirá globalmente y señaló que el menor saldo negativo del Estado (ocho décimas inferior al previsto) cubrirá "potenciales desviaciones en alguna otra administración", al contar con una holgura de unos 8.000 millones de euros.
La vicepresidenta subrayó que este "colchón" será destinado en primer lugar a cubrir el desequilibrio del 0,3 % del PIB en las cuentas del Servicio Público de Empleo Estatal, contabilizado en el presupuesto de la Seguridad Social. La Administración Central, que incluye al Estado y a sus organismos dependientes, cerró 2010 con un déficit en términos de contabilidad nacional de 53.444 millones, el 5,1 % del PIB.