El próximo 11 de enero cerrará la base que Ryanair tiene en el aeropuerto de Marsella-Provenza, la única de la compañía low cost irlandesa en territorio francés. ¿Razón? La legislación laboral francesa, que impide que los 200 trabajadores de la base tengan contratos irlandeses aunque desempeñen su trabajo en Marsellla. La aerolínea fue denunciada por este hecho y la Justicia ha determinado que es ilegal y que si Ryanair quiere seguir operando esta base tendrá que convertir esos contratos en franceses.
Pero Michael O’Leary, presidente de Ryanair y rey europeo del bajo coste, no es de los que se dejen meter miedo. Ante el órdago judicial ha decidido cerrar la base, que actualmente cuenta con cuatro aviones, 200 empleados y 23 rutas regulares a toda Europa (cuatro de ellas a aeropuertos españoles). Lo que Ryanair arguye en su defensa es que la mayor parte de estos empleados –pilotos y azafatas– no trabajan en Francia sino en Irlanda, ya que las aeronaves de la compañía están matriculadas en este último país y, por lo tanto, pueden ser consideradas territorio irlandés. Para los empleados de tierra Ryanair asegura que es perfectamente legal mantenerlos con un contrato irlandés ya que irlandesa es la empresa que los emplea.
Según fuentes de la aerolínea, la base de Marsella cumple con todas las directrices europeas relativas al sector del transporte. Los 200 trabajadores franceses de Ryanair pagan sus impuestos y sus seguros sociales en Irlanda. El tribunal francés lo ve de otro modo y dictamina que estos trabajadores pasen a liquidar sus impuestos y cotizaciones en Francia, lo que es contrario a todas las regulaciones europeas. O’Leary se ha manifestado al respecto declarando que "estos no son empleos franceses sino empleos irlandeses que se desarrollan en aviones irlandeses, los que, conforme a las leyes europeas, son territorio irlandés".
El presidente de la aerolínea, que se ha desplazado ex profeso hasta Marsella, ha arremetido contra el tribunal y ha anunciado recurso a la sentencia: "Tristemente, la pérdida de estos cuatro aviones, 200 empleos y 13 rutas en Marsella es el alto precio necesario para demostrar que estos son trabajadores irlandeses en movilidad, los cuales están amparados por la regulación de la UE, y no por un decreto local francés que Ryanair está recurriendo en estos momentos ante los tribunales europeos. Esta enferma acción judicial ha costado a Marsella y a Francia la pérdida de puestos de trabajo, de inversión extranjera y de visitantes en unas circunstancias en las que nuestra base marsellesa cumple totalmente con la regulación de la UE".
Cuando en enero se consume el cierre de la base los cuatro aviones destinados a ella pasarán a aeropuertos localizados en España, Italia y Lituania. Con todo, Ryanair seguirá volando a Marsella, aunque ya sin base propia en la ciudad y desde sólo diez destinos. Las rutas que permanecerán abiertas son las que unen Marsella con Madrid, Sevilla, Valencia, Oporto, Bruselas, Duseldorf, Fez, Londres, Malta y Roma. Entre las trece restantes figura la conexión con Tenerife sur, que dejará de volarse.