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Portugal inicia la privatización de los ferrocarriles

Los ferrocarriles portugueses volverán a ser privados el año próximo. El Gobierno ultima los preparativos para desgajar de Comboios de Portugal (CP) las divisiones de mercancías y carga. Portugal se deshace de las empresas públicas como medida desesperada para atajar sus problemas de deuda.

La crisis de deuda portuguesa ya se ha cobrado su segunda gran víctima tras la privatización de GALP el pasado mes de septiembre. Se trata de CP (Comboios de Portugal), la deficitaria y elefantiásica compañía estatal de ferrocarriles.

El ministro de Obras Públicas, Transportes y Comunicaciones, el socialista Antonio Mendonça, ha anunciado que "otros agentes económicos privados, asociaciones de municipios u otros, pueden encontrar soluciones que podrían revelarse ajustadas y adecuadas para continuar prestando este tipo de servicio".

Resumiendo, los ferrocarriles portugueses, coto privado del Estado desde su nacionalización en 1975, volverán a la sociedad civil, aunque esta vez no como una empresa única, sino como varias especializadas por ramas. El proyecto del Gobierno portugués es cerrar al tráfico las rutas más deficitarias –las regionales–, sacar a concurso el servicio de cercanías de Lisboa y Oporto y buscar un operador para que se encargue del tráfico de mercancías.

CP, por lo tanto, quedará reducido a los trayectos internacionales, –tres en la actualidad: las rutas Lisboa-Madrid (Lusitania), Lisboa-Irún (Sud Expresso) y Oporto-Vigo–, y al servicio de alta velocidad Alfa Pendular, que conecta las principales ciudades del país en una línea que va de Braga, en el norte, a Faro, en el sur.

Las rutas regionales perdieron el año pasado 56,6 millones de euros. La división de mercancías no le va a la zaga. En el mismo periodo CP Carga perdió 33 millones de euros. Entre ambas, cerca de 90 millones, una cifra considerable para una compañía pequeña en comparación con otras operadoras ferroviarias del continente. CP transportó en 2009 unos 130 millones de pasajeros por sus 2.000 kilómetros de red, casi toda de ancho ibérico. A este lado de la raya, Renfe movió cinco veces esa cantidad durante el mismo año.

El Gobierno ve salida a la carga, gran asignatura pendiente del sistema de transporte ibérico, no así a los trenes regionales, que apenas pueden competir con los autobuses y el vehículo privado ahora que Portugal tiene por fin una buena y extensa red de autopistas de peaje.

Para desmontar y desmembrar CP hace falta primero que la gestora de la red, la empresa REFER (Rede Ferroviaria Nacional), el equivalente al ADIF español, prepare un informe exhaustivo sobre lo que puede quedarse la futura –y adelgazada–­ compañía ferroviaria estatal. Asimismo se prevé otro informe de evaluación global de la red que con toda seguridad le cambiará la cara para siempre.

Para el primer trimestre del año próximo tiene que estar listo. Entonces el Gobierno procederá a la privatización de CP Carga, a la que, en un principio, podrían concurrir operadoras privadas de carga españolas como Continental Rail, Acciona Rail Services o COMSA.

Los servicios de cercanías, actualmente operativos en Lisboa y Oporto, y que representan el 86% del tráfico de CP, la compañía va a trabajar con una consultora para, en el plazo de sólo dos meses, tener listo el modelo de concesión. La idea de CP es haber concedido a la explotación privada los dos núcleos antes de que acabe el año 2011.   

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