La Sokatira, amigos, en contra de lo que pudiera parecer no es sólo un juego entre dos equipos tirando de la misma soga a ver quién arrastra a quién hasta cruzar una línea previamente trazada en el suelo. Eso es quedarse en la epidermis de una manifestación antropológica que hunde sus raíces en las tinieblas de los tiempos y que hoy, felizmente, ha alcanzado el lugar que le corresponde en el panorama deportivo internacional.
Porque el juego de la soga o Sokatira es un deporte que tiene sus campeonatos internacionales, en los que brillan con luz propia los clubes vascos, auténticos especialistas en todos los deportes que, como éste, exigen una gran dosis de talento y capacidad estratégica.
Pues bien, para que los equipos vascos de Sokatira no se queden sin acudir a las competiciones internacionales a lucir Ikurriña el gobierno de Patxi López les sacude 81.000 euros, cantidad ciertamente modesta pero suficiente para acudir al campeonato mundial de soga convencional celebrado en Pretoria, Suráfrica, o al de Sokatira "sobre goma" (sic), que este año tendrá lugar en Cesenatico, Italia.
Las comunidades autónomas, impasible el ademán, siguen con su goteo derrochador en subvenciones para promocionar el empleo, o eso es lo que dicen en los farragosos preámbulos normativos de las convocatorias de subvenciones que diariamente ametrallan el pobre bolsillo del ciudadano de a pie.
Hoy gana de calle la comunidad balear, con 14 millones de euros en una sola convocatoria con el fin de subvencionar a "las trabajadoras desempleadas" y también, igualdad obliga, a los señores trabajadores que estén en situación parecida. ¿Para qué sirve este dinero? Desde luego no para que los beneficiarios encuentren un puesto de trabajo estable en la economía real. De hecho, la propia convocatoria ya predetermina que los afortunados que trinquen estas subvenciones tendrán que dedicarse a labores sociales y medioambientales, sectores no precisamente de los más pujantes a escala industrial.
Castilla y León, por su parte, hace también sus pinitos en la exigente competición autonómica de la subvención ociosa, poniendo 2.800.000 euros encima de la mesa para "acciones de orientación, formación e inserción profesional" en el año 2011.
¿No habíamos quedado en que el gobierno central se hacía cargo de la formación de los que están "trabajando por el país" (ZP dixit)? Para eso hemos puesto todos los españoles a disposición del gran Valeriano casi ocho mil millones de euros, que se mire como se mire es una barbaridad. Pues no es suficiente. O al menos eso es lo que opinan los distintos ejecutivos autonómicos a tenor de su acción subvencionadora por este concepto.
Y antes de que los atentos lectores lo mencionen en sus comentarios, añadamos que la parte mollar de estas subvenciones autonómicas para los parados suelen proceder de los fondos europeos. Pero ¿acaso resulta más legítimo el trinque sólo porque la pasta venga del bolsillo de los alemanes? ¿Es esa la fama que queremos los españoles tener en Europa? Opinen, opinen...