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Obama estudia abandonar la creación del seguro médico público en EEUU

El proyecto del presidente de EEUU, Barack Obama, para crear un seguro médico gubernamental parece naufragar ante la falta de apoyos políticos. Está dispuesto a abandonar esta idea clave de su reforma sanitaria, y apostar por las cooperativas privadas de seguros médicos.

El proyecto del presidente de EEUU, Barack Obama, para crear un seguro médico gubernamental parece naufragar ante la falta de apoyos políticos. Está dispuesto a abandonar esta idea clave de su reforma sanitaria, y apostar por las cooperativas privadas de seguros médicos.

El Gobierno de EEUU está dispuesto a abandonar la idea de implantar un seguro médico gubernamental en el país para dar cobertura a los estadounidenses que carecen de seguro privado. Se trata de una de las medidas estrella que incluye el proyecto de reforma sanitaria que pretende aprobar Obama. Sin embargo, las críticas y la presión republicana parecen estar ganando la batalla.

Funcionarios de la Administración de EEUU señalaron el domingo que Obama está dispuesto a abandonar esta idea, y baraja la posibilidad de acordar con los republicanos un impulso a las cooperativas de seguros privados en lugar de crear un seguro gubernamental, informa Associated Press.

La Casa Blanca quiere aprobar la reforma sanitaria para apuntarse una importante victoria política, pero los republicanos rechazan frontalmente la implantación de un seguro público a nivel nacional, tal y como defendía hasta ahora Obama. Por ello, el Gobierno abre la puerta a las cooperativas de seguros, compañías privadas sin ánimo de lucro que ofrecerían cobertura a los más de 40 millones de estadounidenses que carecen de seguro sanitario.

Uno de los proyectos más ambiciosos de la Administración Obama es la reforma sanitaria. En medio de la crisis económica más grave tras la Gran Depresión, el presidente estadounidense plantea caminar hacia un sistema de asistencia médica más intervenido.

Sin embargo, como era de esperar en el país norteamericano, han surgido protestas y críticas que tratan de hacer frente al intervencionismo económico de Obama. No en vano, hace unos días aparecieron carteles en Los Ángeles en los que el presidente aparecía con la cara del “Joker” -el malo de Batman-, acusado de ser socialista.

Barack Obama piensa que los elevados y crecientes costes del sistema sanitario norteamericano hacen de éste un sistema insostenible a largo plazo. Por esto, y porque cree que hay demasiados ciudadanos sin seguro médico, ha planteado esta reforma.

A pesar de que los detalles del plan sean complicados y la letra pequeña no haya trascendido todavía, los planes de reestructuración del sistema contemplan un programa de seguro médico administrado por el Gobierno para competir con las firmas privadas de seguros, ampliar la cobertura a la mayoría de los 46 millones de estadounidenses sin seguro médico y contener los crecientes costes del cuidado sanitario.

Según palabras del presidente norteamericano, los americanos deberían tener la opción de escoger un seguro sanitario público que operara paralelamente a los privados. Para Obama, esto ofrecería a los ciudadanos un abanico más amplio de opciones, aumentaría la competencia del mercado sanitario, y mantendría a raya a las compañías de seguros.

Así, a la vez que se pretende reducir drásticamente los costes, se apuesta por incrementar la eficiencia, proveer de servicios más amplios y de más calidad para más gente, a la vez que dar cierta confianza a las familias con problemas económicos para que puedan disfrutar de la asistencia sanitaria pública.

Su apuesta, pues, consiste en asegurar que todos cuenten con una cobertura básica, aumentar el grado de opciones de los pacientes e invertir en nuevas tecnologías de información para los hospitales.

Obstáculos en el Congreso

En la actualidad, el plan está encontrando obstáculos en el Congreso por parte de los dos partidos. Asimismo, se está generando un copioso debate en los medios acerca de la necesidad, viabilidad y sentido de la reforma. Economistas de la talla de Greg Mankiw, el Nobel Paul Krugman o Arnold Kling están participando activamente del llamado debate sanitario.

Mientras que aquí en España nadie se atreve a discutir el statu quo intervencionista en materia de Seguridad Social y sector sanitario, el intento de europeización de EEUU por parte de Obama es altamente criticado por algunos en la primera potencia mundial.

Uno de los más activos críticos con la reforma intervencionista de Obama es el economista Arnold Kling, experto en temas de asistencia sanitaria y autor del libro Crisis of Abundance: Rethinking How We Pay for Health Care (Crisis de abundancia: Repensando cómo pagamos por la sanidad).

Según Kling, sólo los liberales ofrecen una reforma real y profunda del sistema de salud norteamericano, debido a que éste ya está extensamente regulado e intervenido. Por ejemplo, ya existe la asistencia pública para asegurar a los pobres y los ancianos, el Gobierno regula la práctica de la medicina y también controla quién puede ofrecer servicios de salud mediante licencias.

Por ello, una reforma que pretenda aumentar la influencia del sector público sobre la asistencia sanitaria no puede ir muy lejos. En cambio, afirma Kling, sí existe un amplio margen para pasar a un sistema de salud mucho más cercano al de libre mercado. Así, concluye que "los únicos reformadores reales somos los liberales".

Críticas a la reforma

El diagnóstico y las propuestas para resolver el problema que ofrece Obama también parecen divergir notablemente con la visión de Ron Paul, congresista republicano de Texas, quien ejerció la profesión de médico durante décadas. Éste considera que las diversas leyes, regulaciones e interferencias gubernamentales son la causa y origen de los elevados costes del sistema y, al contrario que los actuales planes de reforma, propone apostar por un modelo más compatible con el libre mercado.

Greg Mankiw, profesor de economía en Harvard y antiguo asesor económico de George W. Bush, también se opone a la reforma sanitaria de Obama en una columna en The New York Times. Afirma que, aunque se esté de acuerdo con los objetivos que persigue la reforma -ampliar el acceso a la sanidad y contener los crecientes costes-, su lógica económica es muy discutible.

Según Mankiw, la clave de la reforma consiste en tratar de introducir la opción de un proveedor gubernamental de servicios de salud para todos. ¿Sería esto bueno o malo?, se pregunta.

El profesor de Harvard responde con escepticismo, apuntando a los programas públicos de Medicare y Medicaid como la principal causa del mal estado de las cuentas públicas a largo plazo. Y aunque un asegurador gubernamental dominante pudiera mantener bajos los costes, lo haría a costa de exprimir a los oferentes privados de asistencia sanitaria, generando efectos muy perjudiciales.

Por ello, Mankiw concluye que la mejor sanidad posible, y a mejor precio, sería un sistema competitivo de aseguradoras privadas, que tan sólo contara con la necesaria regulación para garantizar el buen funcionamiento del mercado.

Las críticas que ha recibido el plan de Obama y la ausencia de apoyos políticos parecen ahora tumbar una de las medidas estrella del presidente estadounidense.

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