L D (EFE) "Como dijo (Obama) a comienzos de este mes, lo que no podemos hacer es dar un cheque en blanco a una industria que no está lista para reformarse, para racionalizarse y modernizarse para los mercados de hoy y mañana", dijo Axelrod en una entrevista con la cadena Fox.
"Espero que ellos regresen a Washington a principios de diciembre en vuelos comerciales con un plan, o los comienzos de un plan, que logre todo eso, porque los contribuyentes estadounidenses no les van a entregar un cheque en blanco para que sigan haciendo" lo de siempre, enfatizó.
Axelrod reaccionó así a las exigencias que hiciera el jueves la jerarquía demócrata del Congreso a los máximos ejecutivos de General Motors (GM), Ford y Chrysler, de presentar un plan de viabilidad a más tardar el 2 de diciembre, antes de siquiera estudiar posibles ayudas para mitigar su crisis de liquidez.
La jerarquía demócrata del Congreso les envió el viernes una en la cual detalla los elementos que, a su juicio, debe incluir el plan de viabilidad y reestructuración. Sólo entonces es que el Congreso sopesará una posible votación de un plan de ayuda la semana del 8 de diciembre.
Para Axelrod, parte de la precaria situación en la que se encuentran los tres principales fabricantes de automóviles de EEUU se debe a algunas de las prácticas de los últimos 20 a 25 años, "y por supuesto que no vamos a alentarlos a que sigan por el mismo derrotero".
Señaló que tanto los ejecutivos como los sindicatos y demás partes interesadas tienen que aportar a las discusiones sobre cómo resolver la crisis que afecta al sector. "Es urgente que lo hagamos. Hay millones de empleos que dependen de esa industria", subrayó Axelrod, en sus primeras declaraciones al respecto ante la postergación del voto de una medida en el Congreso que otorgaría préstamos de 25.000 millones de dólares al sector.
Se calcula que el colapso del sector automotriz podría desencadenar el despido de 2,5 millones de empleados. Por su parte, en declaraciones a la cadena Fox, la gobernadora demócrata de Michigan, Jennifer Granholm, defendió a las empresas automotrices -fuente vital de empleos en su estado-, al afirmar que éstas sí han puesto en marcha un exhaustivo plan de reestructuración.
Reconoció, sin embargo, que los ejecutivos de GM, Ford y Chrysler, no presentaron un argumento convincente ante el Congreso esta semana pasada sobre cuánto dinero necesitan y cómo piensan usarlo. "Estamos muy agradecidos en Michigan de que el Congreso les haya dado otra oportunidad" para justificar un plan de rescate, afirmó Granholm, cuyo estado ha perdido 400.000 empleos desde 2000 debido a la reestructuración del sector.
Granholm insistió en que los Tres Grandes de Detroit "sólo están pidiendo un préstamo que les sirva de puente", aunque también "tienen que conducir a la nación hacia una independencia energética". Estados Unidos importa muchos componentes para la fabricación y el uso de automóviles, como baterías de Asia o el petróleo de Oriente Medio y, según Granholm, el país tiene que ir reduciendo esa dependencia y "buscar soluciones en casa".
GM, que fue objeto de críticas de los congresistas porque sus ejecutivos viajaron a pedir ayuda a Washington en jets privados, anunció el viernes que cesará el uso de dos de sus aviones fletados. Ford, por su parte, piensa vender sus cinco aviones corporativos, según su portavoz, Mark Truby.
Hasta ahora, el equipo de Obama se había mantenido al margen de las agrias disputas entre el Congreso y la Casa Blanca sobre cómo ayudar a la industria automotriz, en momentos de gran incertidumbre económica.
Los demócratas insisten en que el dinero salga del plan de rescate financiero de Wall Street aprobado el mes pasado, pero la Casa Blanca replica que ya existe un fondo, aprobado en septiembre y a cargo del Departamento de Energía que incentiva la producción de vehículos más eficientes y ecológicos.
"No podemos dar un cheque en blanco a una industria que no está lista para reformarse"
Obama espera que GM, Ford y Chrysler presenten un plan viable para la supervivencia del sector porque "no podemos darles un cheque en blanco". Eso es lo que ha afirmado su próximo asesor político, David Axelrod. El colapso del sector supondría el despido de 2,5 millones de trabajadores.
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