LD (M. Llamas) Se suceden las advertencias. En su último informe, la OCDE alertaba sobre la posibilidad de entrar en una peligrosa espiral inflacionista que, en caso de producirse, será muy difícil de frenar. El propio Rodrigo Rato, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), dejaba entrever esta misma posibilidad la pasada semana.
Ahora, la señal de alarma proviene de Morgan Stanley. La entidad financiera acaba de publicar un informe bajo el título ¿Podría surgir de nuevo la hiperinflación? Los analistas ya no descartan ni siquiera esta gran amenaza para el poder adquisitivo de los ciudadanos.
En la actualidad, las principales economías del planeta se dirigen hacia una intensa recesión que, incluso, amenaza con transformarse en depresión (estancamiento durante años) en algunos países como, por ejemplo, EEUU y España. A ello, se añade un escenario deflacionista (caída generalizada de precios) debido a la restricción del crédito, la depreciación de activos, el menor consumo, el desplome de la actividad y la búsqueda desesperada de liquidez por parte de los agentes económicos.
Expansión monetaria de la banca central
Sin embargo, el horizonte podría ser aún más aterrador. La hiperinflación acecha. El estudio analiza la posibilidad de que los precios se disparen en EEUU, Gran Bretaña y gran parte de Europa. Y ello, debido a la expansión monetaria desarrollada hasta el momento por la banca central con el objetivo de salvar al sistema financiero, así como a los rescates públicos aprobados por la gran mayoría de los gobiernos con el fin de rescatar a sus respectivas economías.
El crecimiento de la base monetaria (dinero en circulación) y el excesivo endeudamiento público podrían provocar una "inflación muy elevada o, incluso, una hiperinflación". Es decir, una subida de precios superior al 50% mensual. No sería la primera vez. Durante las últimas décadas, este proceso ha tenido lugar en numerosos países: Austria, Alemania, Hungría, Polonia o Rusia durante los años 20; o Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Ucrania y Zimbabue desde los años 50
La raíz de este problema reside, según el documento, en el "excesivo crecimiento de la oferta monetaria, por lo general a causa de las instrucciones dictadas por los gobiernos a los bancos centrales con el fin de ayudar a financiar el creciente gasto público mediante la creación de dinero rápido". Es decir, mediante la impresión de billetes para adquirir deuda pública de los distintos gobiernos.
Excesivo endeudamiento público
Precisamente, en las últimas fechas, tanto la Reserva Federal de EEUU como el Banco Central de Inglaterra vienen anunciando la posibilidad de poner en marcha medidas "no convencionales" para reactivar la economía ante el fracaso de las inyecciones de liquidez aplicadas hasta el momento a la banca.
La estrategia consistiría en la compra de deuda pública mediante la impresión de nuevos billetes. De hecho, el Banco Central Europeo (BCE) tampoco descarta esta posibilidad. Y es que, las terapias monetarias de choque se agotan, después de que los principales bancos centrales del planeta iniciaran la rebaja coordinada de tipos hasta niveles próximos al 0%, tal y como avanzó LD.
Morgan Stanley advierte de que si la banca central insiste en esta estrategia de expansión monetaria, la hiperinflación no se puede descartar. El problema es que el crecimiento que presenta la base monetaria en la actualidad carece de precedentes, sobre todo, en EEUU.
El segundo factor de riesgo que identifican estos analistas consiste en que los gobiernos se encuentren con dificultades para financiar sus gigantescos planes de rescate público. Es decir, la posibilidad de que algunos países no puedan colocar toda la emisión de deuda pública que tienen previsto ya que, en ese caso, el coste de la financiación pública se dispararía hasta niveles insostenibles.
Por último, los inversores podrían empezar a desconfiar de la capacidad de algunos gobiernos para poder hacer frente a los pagos de su deuda pública sin tener que recurrir a la impresión de dinero ex novo. En ese caso, el riesgo es que algunos estados terminen en bancarrota. Todos estos factores, en caso de suceder, podrían generar la temida hiperinflación.
Buscar refugio
No obstante, la entidad advierte de que , "teniendo en cuenta el tamaño de los actuales y futuros problemas económicos y financieros, y dado el tamaño de los estímulos monetarios y fiscales que los bancos centrales y los gobiernos están aplicando, los inversores no deberían descartar este riesgo". La entidad recomienda, incluso, que se refugien en algún activo que sirva de "seguro" para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo, ahora que "todavía es relativamente barato".
Tras la caída del muro de Berlín y la descomposición del bloque soviético, los países del Este de Europa se enfrentaron a una situación similar. Entonces, los ciudadanos se refugiaron de la depreciación de sus divisas mediante la compra de dólares en el mercado negro. Sin embargo, en la actualidad, y dado que la hiperinflación podría sacudir también a EEUU, el dólar ya "no sería una opción". En este sentido, algunos de los clientes más importantes de Merrill Lynch apuestan por la compra de oro.