Llega la “hora H”. Esade indica en su último informe que la crisis de deuda pública amenaza con extenderse a las economías más débiles de la zona euro, como Portugal, España e Italia en caso de que no se adopten “decididos planes de ajuste”, tal y como viene advirtiendo desde hace tiempo la Comisión Europea (CE).
Y es que, “si bien pagar parte de la deuda griega sería factible (Grecia sólo supone un 3% del PIB de la zona euro), hacer algo parecido con economías mucho mayores como son la española o la italiana resultaría inviable tanto desde el punto de vista económico como político”. Es decir, España es demasiado grande para ser rescatada por lo que, llegado el caso, existe un riesgo real de abandonar el euro.
En este sentido, los expertos de la escuela de negocios advierten lo siguiente: “La alternativa de abandonar el euro para devaluar la moneda propia es un escenario que debe intentar evitarse. No sólo podría minar el proyecto de moneda única sino que, probablemente, sumiría a la moneda o monedas restauradas en un contexto de inestabilidad monetaria y de recurso a la devaluación que anularía la posibilidad de que las economías pudieran llevar a cabo una política monetaria independiente, obligándolas a subidas de los tipos de interés que podrían dejarlas en situación de estancamiento crónico”.
El informe indica que los problemas de España no sólo están relacionados con el abultado déficit y la creciente deuda pública sino que derivan, igualmente, de “defectos estructurales acumulados durante el largo periodo anterior de crecimiento”, tales como la pérdida de competitividad externa y el consiguiente déficit por cuenta corriente (deuda exterior), la rigidez laboral y la elevada exposición del sistema financiero -sobre todo, cajas de ahorro- al sector inmobiliario. Por ello, la situación impone, no sólo un drástico plan de ajuste fiscal, sino también profundas reformas estructurales para evitar que la tragedia griega desembarque en España.
Los estímulos fiscales propios de la “ortodoxia keynesiana” han provocado que el Gobierno pasase de presentar un superávit del 1,9% del PIB en 2007 a un déficit superior al 11% en 2009, al tiempo que el endeudamiento público se “ha incrementado notablemente, pasando del 36% del PIB al comienzo de la crisis a superar 50% en 2009, y superará con creces el 60% a lo largo de 2010”.
Pese a que los analistas señalan que “no se trata aún de un nivel de deuda pública muy alarmante […] su rápido deterioro y las dudas sobre si el Gobierno es capaz de invertir la tendencia es lo que está causando alarma en los mercados”, aumentando con ello el diferencial de tipos de interés respecto al bono alemán (crece la carga financiera).
Crisis en forma de L
Además, el estudio recuerda que el encarecimiento de la deuda se puede agravar si finalmente el Banco Central Europeo (BCE) deja de inyectar la liquidez extraordinaria realizada en el último año. Por si ello fuera poco, la recuperación económica no será suficiente para lograr la estabilidad presupuestaria. La economía nacional “parece consolidar el escenario de la crisis en forma de L”, ya que el PIB caerá entre el 0,5% y el 1% en 2010 y se encuentra en el “furgón de cola” de la recuperación de la zona euro y los países del G-20, añade.
De este modo, “será necesario que el gobierno empiece a tomar medidas de ajuste y consolidación fiscal lo antes posible”. Los expertos consideran que para recortar el actual déficit público hasta el 3% que exige Bruselas será necesario tanto aumentar los ingresos públicos como recortar los gastos. Sin embargo, “esta segunda parte deberá ser la más importante”.
Salarios y empleo público
Así, más allá de retirar los planes extraordinarios de estímulos aprobados en los dos últimos años (Plan E y deducciones fiscales), los “elementos centrales son aquí el gasto en salarios públicos y el gasto en bienes intermedios para la provisión de los servicios públicos básicos, como la sanidad y la educación”, indica el informe.
“El primer elemento requiere abordar el tema del número de funcionarios y de su nivel salarial”, una medida de recorte que ya se ha aplicado en Irlanda, Grecia, Portugal o Letonia. El segundo elemento debe llevar a plantearse de forma seria la introducción de esquemas de pago fraccional por parte del usuario en la provisión de servicios públicos” -el conocido modelo de copago-, alerta el documento.
Reforma laboral y del sistema de pensiones
El Gobierno también tendrá que reformar el sistema de pensiones, puesto que el actual modelo es inviable a largo plazo. Además, debe impulsar una reforma laboral en dos vertientes: por un lado, eliminar la negociación colectiva para que los salarios se ajusten al nivel y evolución de la productividad de cada sector y empresa; y eliminar la “dualidad contractual” (fijos/temporales) para incentivar una mayor inversión en mejora del capital humano.
En el ámbito del mercado exterior, será necesario “realizar reformas estructurales que permitan la recuperación de la competitividad externa a través del aumento de la productividad de las economías y de la flexibilización de sus canales de ajuste de mercado (precios, salarios y movilidad)”. Por último, Esade urge también la reforma del sistema financiero.
Política "errática" del Gobierno
Los analistas concluyen que “hasta el momento la actuación del Gobierno ha sido errática y confusa”. Hay que “evitar a toda costa que las decisiones de política fiscal parezcan más propias de un sainete, con giros imprevistos y ocurrencias inesperadas, que dejan al público atónito e incapaz de predecir un final feliz a la historia”.
España ya no está para bromas: “La cuestión de la consolidación fiscal para conseguir la estabilidad presupuestaria dentro de las condiciones de la zona euro es de vital trascendencia para el futuro de la economía española”, indican.
Por ello, “dada la complejidad de algunas de las reformas a realizar y el evidente coste social de algunas de ellas, es necesario evitar las luchas partidistas y abrir en toda la sociedad un debate honesto y sin prejuicios que aclare definitivamente que España no puede seguir viviendo por encima de sus posibilidades”, tal y como refleja el espectacular aumento de la deuda exterior en los úlitmos años.