El presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, cifró este jueves en unos 7.000 millones de euros el déficit heredado, casi el doble de lo que el Tripartido le había dicho. Por ello, pidió ayuda al Estado, a quien corresponsabilizó de esta deuda, a cambio de paz política. Puede haber "un punto de no retorno" en las relaciones bilaterales si esto no sucede, advirtió Mas.
En declaraciones a Catalunya Ràdio, Mas desveló que al poco de tomar posesión de la Generalitat su equipo comprobó que el déficit ronda los 7.100 millones de euros, o más aún, casi el doble de los 4.000 millones de euros que había reconocido el anterior equipo. "El error era muy grande, se habían equivocado casi en un 50%", denunció Mas, quien insistió en que "eso hay que explicarlo".
E incluso precisarlo, motivo por el que ha encargado una auditoría externa que confirme la cifra exacta de déficit, aunque, adelantó, "creo que nos equivocaremos poco. Cuando te has desviado un 50% de lo que ya era un déficit importante, con un sobredéficit ahora la situación es más grave".
El presidente catalán admitió no saber si el Estado conocía, cuando el traspaso de poderes, la actual situación financiera de la Generalidad, pero no dudó en corresponsabilizarse, en cualquier caso. "En Madrid dicen ahora que los gobiernos nuevos tienen tendencia a culpar a los gobiernos anteriores", dijo Mas, quien replicó que, lejos de eludir su responsabilidad como jefe del Gobierno catalán, no deja de ser cierto que de esta situación "son responsables el anterior gobierno y el Estado".
"La situación es la que es y nosotros tenemos la obligación de explicarla", aunque agregó que "no haremos una bandera contra nadie; es evidente que no nos sentimos responsables, pero hay que explicar cómo están las cosas".
Aseguró que afronta 2011 con el propósito inicial de hacer sus deberes, que empiezan por su anuncio de reducir el presupuesto de la Generalitat un 10%, lo que, espera, permitirá sanear las cuentas regionales en menos de dos años.
Ahora bien, reclamó del Estado que garantice, al menos, la misma cantidad (unos 1.000 millones de euros) que recibió Cataluña en 2010, lo que llamó sus deberes. Si es así, "podemos cumplir" el objetivo de reducción del déficit público, y el de estabilizar el presupuesto autonómico.
No obstante, advirtió de un "punto de no retorno en nuestras relaciones con el Estado" si éste "se desentiende y no nos facilita una salida a esta situación". Pese a todo, se mostró optimista en este ámbito: "Creo que no llegaremos a ese punto, porque de algún modo estamos en el mismo barco".
"Somos gente razonable pero todo tiene un límite; si llegas a esta situación y encima no te ayudan? Espero que el Estado entienda también nuestras razones", apuntó. Será en 2012, cuando espera haber saneado las cuentas de la Generalidad y haya un nuevo gobierno español, "el mejor momento de plantear el pacto fiscal", señaló.