En su comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados, Fernández Ordóñez dijo este martes que, según demuestran las experiencias del pasado, el éxito de las estrategias de consolidación fiscal depende en gran medida de su composición, de manera que el recorte del gasto público "sobre todo el improductivo", desempeñe un papel esencial en la reducción del déficit.
Fernández Ordóñez advirtió de que el deterioro de la posición fiscal se está manifestando en un fuerte incremento de la deuda pública, y que la dinámica de incremento del endeudamiento puede resultar "difícil de quebrar", sobre todo cuando todo apunta a que no es probable que en el futuro se cuente con elementos que ayudaron a reducirlo en el pasado, como los tipos de interés o el elevado crecimiento en un periodo prolongado.
Todos estos factores elevan el riesgo de que, en ausencia de medidas correctoras, la trayectoria de deterioro de la posición fiscal continúe -consideró- y permiten concluir que el margen de actuación expansiva de la política presupuestaria se ha agotado, por lo que es "imprescindible" que se adopte una estrategia "creíble" de consolidación fiscal.
Si no se hace, el aumento de la deuda pública y su influencia sobre la financiación de la economía, e incluso sobre la solidez del sistema financiero y su capacidad para dar crédito, "puede convertirse en un muy pesado lastre sobre sus posibilidades de recuperación".
Por otro lado, el gobernador del Banco de España abogó por acometer "con prontitud reformas de las instituciones laborales" para acercar la tasa de paro española "a la del resto de países más desarrollados". Según MAFO, estas reformas deben pasar por innovar en las modalidades de contratación, con el fin de "facilitar al máximo" la creación de puestos de trabajo y reducir la "acusada segmentación" del mercado laboral español.
Asimismo, hizo hincapié en la reforma de la negociación colectiva para permitir que los salarios se adecuen a la situación de cada empresa, pero también para dotar a éstas de la "necesaria flexibilidad" que les permita aumentar la productividad y los salarios "allí donde sea posible".
Todo ello, a su juicio, servirá para "suavizar" el impacto de la crisis sobre el empleo , reasignar los "trabajadores excedentes" hacia sectores más productivos y aumentar la tasa de crecimiento potencial de la economía española.
La recuperación será "lenta y moderada"
Por otro lado, aseguró que la "fase más aguda" de la crisis económica en España ya ha pasado , ya que los principales indicadores económicos empiezan a mostrar, igual que en otros países, caídas "más modestas" o incluso empiezan a apuntar a la estabilización, lo que permite pensar que la "virulencia" de la crisis ha seguido remitiendo en el tercer trimestre.
La crisis está sirviendo para corregir algunos desequilibrios del pasado, como el alto endeudamiento o el elevado peso del sector inmobiliario en el modelo económico español.
Aún así, recordó que las perspectivas económicas siguen rodeadas de "gran incertidumbre" , y aseguró que el principal soporte de la actividad en 2010 deberá ser el sector exterior, año en el que se empezarán a registrar crecimientos graduados a pesar de la caída "moderada" que se registrará en el conjunto del año, lo que a punta a una recuperación "lenta y moderada".
La subida del IVA, "un mal menor"
Además, el gobernador defendió la subida del IVA decidida por el Gobierno porque este impuesto, dijo, es el "menos distorsionador", y dentro de los "males menores es el que menos mal hace". No obstante, admitió que habría "hueco evidente" para aumentar la tributación sobre los "consumos más dañinos", en alusión a los impuestos especiales -tabaco, alcohol e hidrocarburos-.
La subida de impuestos que se debe elegir, insistió, es la de los indirectos porque son los que "menos afectan al crecimiento" , ya que no inciden sobre los incentivos a la inversión y al empleo.
El gobernador reconoció que "estaría bien no tener que tocar los tipos impositivos" , pero si no se corrige el deterioro de las cuentas públicas, advirtió, "al final ese déficit es un impuesto más" con el que además "hay que pagar intereses".
El "mayor mal" es el déficit, insistió Fernández Ordóñez, quien por eso advirtió de que "no queda absolutamente margen para ninguna política expansiva" más.
Además, recordó que si se analiza el déficit no en porcentaje del PIB sino según los ingresos previstos -120.000 millones frente a 180.000 millones de gasto- "nos estamos gastando el 50% más de lo que ingresamos" y eso "no hay familia ni empresa que lo puedan mantener mucho tiempo, porque significa pedir prestado, endeudarse".
Pide reducir el gasto
En su respuesta a las preguntas de los portavoces en la Comisión, Fernández Ordóñez volvió a defender la "estrategia de consolidación" fiscal tomada por el Gobierno en la elaboración de los Presupuestos, una estrategia que en cualquier caso debe basarse "fundamentalmente" en la reducción de gastos.
Añadió en este sentido que no tiene dudas sobre que ése es el camino a elegir, en el sentido de "dar un giro y de decir hasta aquí hemos llegado" en el aumento del déficit.
Por eso consideró que el FMI, que ha previsto un déficit público del 12,5% del PIB para España en 2010, debería cambiar esta estimación porque la hizo antes de conocerse los Presupuestos y la citada estrategia que contienen.
Tras su comparecencia, en declaraciones a los periodistas Fernández Ordóñez admitió que la mayoría de la sociedad la componen las clases medias, que por eso son las que "pagan los impuestos" en su mayor parte.
Admitió en cualquier caso que "paga más el que más declara" , y por eso consideró imprescindible que se hagan más esfuerzos en la lucha contra el fraude "para que la mayoría declare".
Unos esfuerzos que, no obstante, podrían verse afectados si hay que dedicar más recursos a gestionar la nueva tributación del ahorro, que ha pasado a tener dos tipos -era del 18% en todos los casos y ahora será del 19% en los primeros 6.000 euros y del 21% para el resto-.
En su opinión, el tipo único debería mantenerse porque tiene "muchas ventajas" , independientemente de que se suba o se baje, y cambiar a dos tipos -como prevé la reforma- crearía "problemas de gestión muy importantes". Con un tipo único, añadió, Hacienda se puede dedicar a otras cosas como la citada lucha contra el fraude.