LD (L. Ramírez) Corren malos tiempos para la libertad del mercado, basada en la existencia de competencia que obliga a las empresas a optimizar su estructura de costes y ofrecer precios atractivos a los consumidores. El espíritu intervencionista de los gobiernos, que tienen como mayor baluarte en la actualidad los planes de rescate bancarios, ha calado hondo y las consecuencias son impredecibles.
Después de que la Asociación Española de Banca, y la Comisión Nacional de la Competencia, cuestionaran la bondad de estas ayudas estatales al sector financiero (que salen de los bolsillos de los ciudadanos y de los balances de las empresas), el consejero delegado de Banco Popular, Roberto Higuera, puso este jueves el dedo en la llaga: Los planes de rescate "distorsionan" el mercado, al favorecer a unas entidades frente a otras.
Y es que en definitiva, la inyección indiscriminada de liquidez a tipos de interés inferiores a los de mercado modificará la estructura financiera mundial. Todas las entidades pueden acceder a las mismas, aunque hayan pecado de ineficiencia, tengan un modelo de crecimiento equivocado, o simplemente no hayan gestionado bien sus carteras crediticias.
En esta línea se pronunció Roberto Higuera durante unas jornadas sobre el futuro de la banca organizadas por la APD, donde resaltó que con las ayudas a la banca se ha introducido "distorsión en el juego de libre mercado", con lo que coincidió con el mensaje lanzado la pasada semana por el presidente de la patronal de la banca (AEB), Miguel Martín. "Se está generando desigualdad de mercado. Es chocante y está ocurriendo", aseveró.
Pero, además, estos planes de rescate no conseguirán el objetivo que proclaman los gobiernos que acuden en ayuda del sector financiero, es decir, la reactivación del flujo crediticio. En realidad, lo que se persigue es recapitalizar a las entidades para que se mantenga su solvencia ante el espectacular aumento de la morosidad.
A este respecto, Higuera resaltó que los gobiernos aún no han encontrado la fórmula para abrir los mercados ya que, a su juicio, las actuales ayudas al sistema no servirán para reactivarlos. En este punto coincide con el presidente del Grupo Santander, Emilio Botin, quien considera que las medidas fiscales y monetarias “deberían ser más contundentes”.
El mayor problema en estos momentos es la existencia en los balances de los bancos y las cajas de ahorros de productos financieros que han perdido su valor en los últimos meses (los que ahora se denominan “activos tóxicos”). Higuera afirmó que todavía hay activos tóxicos que tienen que salir a la luz y bancos que aún pueden dar sorpresas.
De esta forma, la desconfianza lejos de desaparecer, se mantiene como el principal elemento que evita la recuperación del flujo crediticio. "La masa ingente de dinero no va a abrir el grifo de la financiación que es necesario abrir", subrayó Higuera, quien explicó que la crisis de liquidez es como "una tubería que se ha atascado y no fluye, y aún no se ha encontrado la fórmula para desatascarla".
La “petulancia y arrogancia” del sector público
En cuanto a las causas de la crisis financiera, el consejero delegado de Popular, consideró que atribuir la causa de la crisis a la codicia –tal como han hecho el Gobierno y la oposición en España) es demasiado simple. Por ello, señaló que se ha caído en una cierta "petulancia y arrogancia", ya que el sistema ha creído que podía controlar a una crisis tan compleja, que recuerda a la experimentada tras el crack del 29.
Esta falta de un análisis riguroso, que se extiende también a las autoridades de EEUU y de Reino Unido, ha hecho que la explosión de la crisis de las hipotecas de alto riesgo (subprime) no se haya controlado. Según Higuera, no intervenir rápidamente a Northen Rock y a Lehman Brothers fue un "grave error" y motivó la crisis de desconfianza que todavía hoy persiste.
En su opinión, es necesario hacer un esfuerzo en reducir el apalancamiento (deuda sobre recursos propios), hacer énfasis en la captación de depósitos y en obtener financiación a largo plazo.
Asimismo, destacó que el precio del dinero debería estar mas bajo si el mercado funcionara con relativa normalidad y que el Euríbor bajará si retorna la liquidez a los mercados. El ejecutivo del Popular afirmó que aunque no cambiará la política monetaria del BCE, el Euríbor bajaría un 2% si se tranquilizan los mercados, ya que actualmente esta “inflado”.
Morosidad y control de costes
Respecto al incremento de la morosidad, Higuera señaló que, ante el previsible crecimiento, la banca tendrá que revisar sus criterios de admisión de riesgo y ser más cautos.
Las entidades financieras llevarán a cabo un control "muy agresivo" de los costes ya que registran una creciente presión sobre los márgenes por la prima de liquidez y de riesgo, esta última que deberá pasarse paulatinamente a los clientes, subrayó Higuera.
Asimismo, destacó que las entidades tienen la "obligación" de abrir mercados y hacer emisiones en los mercados mayoristas se necesiten o no, así como mantener niveles óptimos de capital y ser prudentes en su uso para garantizar una adecuada proporción entre rentabilidad y consumo de capital.