No tienen los 20, ni los 30 metros de los mini pisos de España, ni una sala común con cocina, comedor y salón; ni duchas dentro, ya que son comunitarias y en la segunda planta; ni siquiera un baño, ya que es público y está fuera del edificio; pero es la única solución para muchos en la capital china.
Dentro del apartamento-cápsula pekinés sólo entra un estrecho y fino colchón, y una pequeña mesita en la cabecera sin ningún tipo de vista, además si los inquilinos quieren tener conexión a Internet, deben pagar otros 10 euros más al mes.
Su creador es Huang Rixin, un ingeniero electrónico retirado de 78 años, que se inspiró en los hoteles-cápsula japoneses construidos para el hombre de negocios que terminaba la jornada muy tarde y no podía tomar un tren de vuelta a su hogar.
Pero los tiempos han cambiado y si ahora en Japón los hoteles-cápsula son la nueva residencia para los trabajadores pobres, en Pekín son la única opción de vivienda para muchos trabajadores y estudiantes de otras provincias que buscan salir adelante en la capital.
“La población flotante de Pekín alcanza las 500.000 personas y las condiciones de vida de muchos de ellos son muy pobres y difíciles”, asegura Huang, natural de la provincia de Guangxi, quien precisa que la idea de estos pisos no es “por obtener ganancia”.
Normalmente, los trabajadores inmigrantes chinos en Pekín viven en habitaciones con varias literas porque es “lo único que se pueden permitir pagar y están localizados en los suburbios de la capital”, precisa Huang a Libertad Digital.
“Comparado con estas condiciones de vida, mis compartimentos son mejores, dan privacidad a las personas y están garantizados los derechos humanos”, afirma Huang. Pero la propuesta de Huang no parece dar solución a una ciudad en el que el precio de la vivienda sigue subiendo, y donde según los datos de marzo de 2010, los precios de los pisos aumentaron un 14,2% interanual en marzo.
Así, el precio del metro cuadrado se sitúa ya en los 3.000 euros, mientras que el precio de la la vivienda de segunda mano en las mismas fechas crecieron en un 9,5% según datos del Buró Nacional de Estadísticas.
Huang asegura que las condiciones de los mini pisos chinos que ha creado son mejores que los de Japón, ya que están equipados en caso de incendio, protegidos contra los robos y tienen calefacción. “En general, son casas para vivir temporalmente, ya que si alguien se queda una larga temporada, se sentiría incómodo. Además espero que la gente obtenga ingresos que les permitan a corto plazo moverse a otras viviendas con mejores condiciones”, dice Huang.
Una de las inquilinas de los pisos-cápsula es la joven Wen Jiao, de 22 años, quien asegura que “no tiene dinero y que no puede pagar más que por una habitación como esta”. Wen afirma que espera estar aquí sólo uno o dos meses porque no es cómodo, no puede ver el amanecer y que lo eligió únicamente porque “el precio es barato y porque se encuentra en una etapa de transición en la vida”.
El mayor problema para Wen es tener que salir al baño en mitad de la oscuridad de la noche, pero aquí tiene una gran ventaja para una persona sin trabajo, y es que no tiene que pagar los 80 ó 100 euros mensuales que cuesta vivir en una habitación compartida.
Otro inquilino es el escritor Meng Xiao Lai, de 34 años originario de la provincia de Gansu y que lleva sólo dos semanas en Pekín.
Meng lamenta que “la cama no es plana y que la sala todavía tiene malos olores porque la decoración es nueva” y añade que se siente “un poco deprimido porque la habitación es demasiado pequeña”. Este joven planea quedarse tres meses en el apartamento-cápsula porque puede escribir dentro de la habitación y le inspira en la creación de sus poemas.
Pero la familia y sus amigos están en contra de que alquile una habitación como esta, a lo que Meng responde que él es una persona que siempre sigue su corazón y que no hace caso de los consejos que otros le hacen.