LD (M. Llamas) El pánico no sólo se ha extendido por los mercados bursátiles de medio mundo, en el que cotizan las principales empresas del planeta, sino que también está castigando la deuda soberana de los países emergentes e, incluso, grandes potencias económicas como Rusia.
La escalada de la crisis financiera se está trasladando al mercado de deuda soberana de múltiples países, entre ellos, Rusia. Sus bonos están cotizando con una prima de riesgo que ha llegado, incluso, a superar el nivel que alcanzó Islandia, poco antes de su bancarrota.
El mercado de credit default swaps (CDS), en donde los inversores especulan con deuda derivada sobre la solvencia de compañías y también Estados (deuda soberana) para protegerse de los impagos (default), ha disparado todas las alertas sobre la solvencia del Estado ruso. Y es que, durante las últimas jornadas este país, al igual que otras economías emergentes observan una retirada masiva de capital por parte de los inversores foráneos.
Fuga de capitales
Así, la prima de riesgo de los bonos rusos para protegerse de una posible quiebra alcanzó cifras récord durante la jornada del jueves. En concreto, los CDS de la deuda pública rusa alcanzó los 1.123 puntos. Una subida en el mercado de derivados significa un mayor riesgo de impago. En este caso, la posibilidad de que el Estado ruso no pueda abonar la rentabilidad de su deuda a los inversores.
El diferencial ruso es superior al que alcanzó la deuda soberana de Islandia justo antes de declararse en quiebra, y que obligó al Gobierno islandés a solicitar urgentemente apoyo financiero en forme de créditos tanto al Fondo Monetario Internacional (FMI) como a la propia Rusia.
De hecho, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's alertó ayer de la posibilidad de rebajar la calidad crediticia (rating) de la deuda pública rusa. Y ello, debido a que los amplios paquetes de rescate financieros aprobados por el Gobierno de Moscú, que ascienden a cerca de 200.000 millones de dólares, podrían poner en riesgo la solvencia misma del Estado.
S&P amenaza con rebaja la calidad de la deuda rusa
La clave radica en que las compañías rusas precisan refinanciar cerca de 47.000 millones de dólares de crédito exterior en los 2 próximos meses, mientras que tendrán que renovar más de 150.000 millones de deuda foránea el próximo año. Una tarea, hoy por hoy, imposible ante la huida de capitales que está sufriendo el conjunto de las economías del Este, incluida Rusia. Una vez más, las autoridades rusas han decidido suspender la cotización de la bolsa de Moscú hasta la próxima semana, ante el desplome de acciones.
El elevado riesgo que refleja el mercado de CDS amenaza con colapsar todo el sistema financiero ruso. Y es que, su Ejecutivo cuenta, en realidad, con un estrecho margen de maniobra para salir al rescate de la banca del país ya que, en tal caso, su deuda pública podría derrumbarse y, como consecuencia, la propia solvencia del Estado. Es decir, Rusia se enfrenta a la bancarrota en caso de que auxilie a su sistema bancario mediante una emisión masiva de bonos públicos.
Moscú suspende la bolsa
De hecho, la única salida, según los analistas, es que el los bancos centrales de la UE y otros países acudan al rescate de las economías del Este.
Las actuales tensiones en el mercado de deuda rusa se asemejan al colapso de bonos sufrido en 1997. El pasado mes de septiembre, los fondos de inversión que operaban en Rusia alertaban de la masiva estampida de capital extranjero que estaba provocando el Gobierno de Vladimir Putin, como consecuencia de su estrategia estatalizadora y en contra de la propiedad privada y el libre mercado.
Además, las dudas sobre la deuda soberana se están extendiendo como la pólvora por otros países, sobre todo, las economías emergentes del Este de Europa. Si hace escasos días, toda la atención se centraba en los problemas financieros de Hungría, tras la bancarrota de Islandia, países como Ucrania y Bielorrusia también se verán obligados a solicitar nuevos créditos de urgencia al FMI.
Hungría, Rumanía y Bielorrusia también en riesgo
El coste de la financiación se disparó hasta su nivel más alto en 6 años para las economías emergentes, tras el riesgo de que la deuda rusa fuera degradada por las agencias de calificación (un mayor riesgo se traduce en un mayor coste para emitir deuda). Así, el spread (diferencial) entre los bonos públicos de las economías en desarrollo aumentó un 0,27% respecto a las letras del Tesoro de EEUU, hasta situarse en el 8,29%. Si cifra más alta desde noviembre de 2002, según JPMorgan, informa Bloomberg.
Ante tal situación, Rumanía tuvo que elevar los tipos de interés de la noche a la mañana a 900 puntos básicos el miércoles para frenar la fuga de capitales, Mientras, la prima de riesgo de los CDS del Estado ucraniano subieron hasta los 2.800 puntos, indicando también la desconfianza plena de los inversores, informa el diario británico The Telegraph.
En este sentido, el profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, señala en una entrevista en Bloomberg que, al menos, existen 12 economías emergentes con graves problemas financieros, en referencia a la mayoría de las economías de Europa del Este, algunos mercados asiáticos y países latinoamericanos como Argentina.
De hecho, la reciente nacionalización de los planes de pensiones privados aprobada por el Gobierno de Cristina Kirchner ha suscitado muchas dudas entre los analistas acerca de la solvencia del Estado argentino para hacer frente al coste de su abultada deuda pública.
EEUU, ¿valor refugio?
Tales acontecimientos reflejan que, en la actualidad, "no existe ningún refugio seguro para el dinero a nivel mundial que no sea la deuda pública estadounidense", según señala Jim Reid, jefe de estrategia de crédito del banco Deutsche Bank en Londres. El Tesoro se ha convertido en valor refugio, tal y como aconteció en recientes momentos de pánico bursátil.
Los bonos a 2 años se sitúan en un rendimiento del 1,5%, mientras que la deuda a largo plazo (30 años) ofrece una rentabilidad cercana al 4%, muy próximo a su récord histórico del 3,85%.