A propósito de los brotes verdes, el ministro de Economía alemán, Karl-Theodor zu Guttenberg, dijo recientemente que la recesión económica en su país se ha acabado, según informa el diario alemán Spiegel. Tras sufrir la peor contracción desde la Segunda Guerra Mundial, ya están llegando las primeras noticias positivas para la economía alemana.
Hace unas semanas se anunció que el pasado mayo se produjo un incremento del 4,4% respecto al mes pasado en los pedidos de manufacturas, mientras que la producción industrial aumentó un 5,1%. Estos dos puntos de luz cayeron por sorpresa, dado que los analistas preveían un estancamiento en los indicadores.
La conclusión del Ministro se basa en un informe interno en el que se estima que el crecimiento en el segundo trimestre será nulo, una cifra positiva en los tiempos que corren. Las cifras oficiales, sin embargo, solo se harán públicas en agosto.
De confirmarse este dato, el Gobierno alemán podría revisar al alza su estimación de contracción económica para 2009 que, por el momento, está en el -6%. Aún así, el Ministerio no alza las campanas al vuelo, y espera una recuperación lenta con posibles reveses futuros, además de una subida del desempleo a final de año.
La perspectiva optimista del ministro Guttenberg es compartida por otros analistas, como Ralph Solveen, analista del Commerzbank, el segundo banco alemán más importante. Según Solveen, los últimos desarrollos positivos de la economía alemana sugieren que "el fin del mundo se ha cancelado, las empresas van a empezar a vender de nuevo".
Pero ¿señalan estas mejoras en los indicadores que la economía alemana ya ha tocado fondo? ¿Significa este repunte que la tendencia negativa que viene desde 2008 ya se ha revertido? En situaciones como la actual, los políticos suelen tender a precipitarse en sus conclusiones cuando ven alguna señal positiva.
Pronto para confirmar una tendencia
Parecen no darse cuenta de que el incremento en la producción en un sector en un mes particular, tras meses de abruptas caídas, no dice nada acerca de si la tendencia negativa se da la vuelta o es un mero espejismo. Ni tampoco dice mucho sobre la economía en su conjunto, sino sobre una parte de ella, en este caso las manufacturas y la producción industrial.
Además, si examinamos los datos con más detalle como hace el diario alemán Spiegel, nos encontramos con que buena parte de los pedidos en manufacturas vino desde los mercados asiáticos donde, en particular, China está viviendo su particular burbuja, con un crecimiento desbocado en los préstamos de los bancos.
Por otro lado, la industria automovilística alemana es una de las protagonistas en esta recuperación, con su efecto arrastre positivo a industrias subyacentes. En este sentido, las ayudas públicas que ha concedido el Gobierno germano a la compra de nuevos automóviles pueden haber jugado un papel importante a la hora de animar esta industria. Pero estas ayudas son temporales, y al parecer el presupuesto programado para esta tarea está cerca de acabarse.
Ambos hechos apuntan a que la recuperación que aparentemente señalan los datos positivos puede estar todavía muy lejos, y que éstos son efectos muy a corto plazo de las medidas expansivas tomadas por los gobiernos.
Exportación, tocada y hundida
Lo que por el momento sí parece estar claro es el hundimiento de las exportaciones de la economía alemana. Compañías exportadoras con una larga y exitosa trayectoria se están viendo en graves apuros. Este es el caso de Putzmeister, empresa dedicada a la producción y venta al exterior de maquinaria y líder en su nicho de mercado, que fue fundada hace 51 años, como relata un reportaje de Spiegel.
También en dirección opuesta al optimismo del ministro, un informe elaborado por el prestigioso Centro de Investigación Económica Europea (ZEW en alemán) muestra cómo la confianza de los inversores ha caído en julio, primera caída tras ocho meses de subidas consecutivas. A pesar de que los expertos estimaban un repunte del índice de sentimiento económico de tres puntos desde 44,8 puntos en Junio, en julio este índice ha caído hasta los 39,5 puntos.
Según estos analistas, esta caída se debe a que los bancos siguen sin conceder créditos: "Un riesgo significativo para el futuro crecimiento económico es cómo se desenvolverá el préstamo a empresas y familias", advirtieron.
El credit crunch continúa
Y es que, la restricción crediticia en Alemania sigue su curso. Por el lado de la oferta de crédito, los bancos han endurecido notablemente las condiciones crediticias manteniendo altos tipos de interés ante la necesidad de tapar pérdidas por activos tóxicos o impagos. De hecho, según señala un extenso análisis de Spiegel, todavía hay muchos bancos alemanes al borde del desastre, debido a su bajo grado de capitalización y las millonarias pérdidas que todavía no han sido contabilizadas.
Y por el lado de la demanda, la crisis ha hecho empeorar la situación financiera de muchas familias y empresas, por lo que la demanda solvente de crédito se ha desplomado en los dos últimos años. Como resultado de la disminución del grado de solvencia de la mayoría de clientes de los bancos, éstos "deben incrementar constantemente sus reservas para ser capaces de satisfacer los requerimientos para los préstamos ya existentes". Y en muchos casos, concluyen, la única manera de hacer esto es no extender los préstamos que han expirado.
Así, a pesar de las ingentes inyecciones de liquidez, las medidas excepcionales (quantitative easing) y las disminuciones continuadas de tipos de interés del Banco Central Europeo, la política del banco central no está funcionando, tal y como avanzó LD.
Esto está ocurriendo ante la atenta mirada de políticos y opinión pública, quienes exigen a los banqueros que flexibilicen sus condiciones y presten el dinero para que pueda circular por la economía.
Por ejemplo, el economista jefe de la Asociación de Cámaras de Industria y Comercio Alemanas, Volker Treier, dijo recientemente que la economía alemana era una "flor delicada" que no debía ser amenazada por la falta de crédito.
La Ministra para la Protección del Consumidor, Ilse Aigner, ha pedido a los oficiales de su Ministerio que examinen cuidadosamente el comportamiento de las instituciones financieras. También el presidente del Banco Central alemán (Bundesbank), Axel Weber, ha amenazado al sector bancario exigiéndoles que bajen los tipos de interés. Si no lo hacen, dijo Weber, "los bancos centrales se verán forzados a sortear a los bancos y tomar medidas directas para apoyar la economía".
Comparando estas declaraciones con las que hizo el gobierno español hace unos meses exigiendo a los bancos a prestar, España no parece ser tan diferente a Alemania en este sentido. En la actualidad, el ataque contra la libertad de empresa y el libre mercado es un fenómeno que no distingue entre fronteras ni ideologías.