(Libertad Digital) Empresarios, sindicatos y, especialmente, consumidores, son muy conscientes de los perversos efectos de la inflación. Desde los desmanes inflacionarios de los 70' todos los líderes políticos y los responsables económicos hablan de controlarla, pero la realidad muestra que en los últimos 50 años del siglo pasado la peseta ha perdido un 82 por ciento de su valor. El oro, por el contrario, siempre ha funcionado como refugio frente a la inflación. El caso de España es muy claro, según se desprende del informe "El patrón oro y la inflación en España", elaborado por el Instituto Juan de Mariana.
Así, el informe describe "los beneficios que habría acarreado para la economía española en su conjunto la adopción de este metal precioso como referencia de valor monetario, en contraposición con la inflación rampante causada por las deficientes políticas de los Bancos Centrales".
De hecho, "el sistema monetario internacional impuesto por los distintos gobiernos ha abandonado por completo la convertibilidad con el oro, lo que ha liberado a los Bancos Centrales de la necesidad de mantener una rigurosa y coherente disciplina monetaria". Por ello, y a partir de entonces, "el papel moneda ha perdido constantemente valor y, con ello, el poder adquisitivo de los ciudadanos se ha visto reducido en gran medida".
Se hubiera evitado la caída del poder adquisitivo
Según los datos oficiales, recogidos y analizados por el informe, la peseta "ha experimentado una depreciación a una tasa anual compuesta del 9,51 por ciento a lo largo de las tres últimas décadas. Es decir, como media, ha perdido la mitad de su poder adquisitivo cada ocho años. En 40 años, el dólar ha perdido 21,5 veces su valor con respecto al oro y la libra 29".
No hubiese ocurrido lo mismo de haber ligado la peseta al oro en 1972. De haberlo hecho, los precios serían 23,5 veces menores y "una vivienda que hoy alcanza los 600.000 euros costaría tan sólo 25.466 euros. Además, la peseta/oro habría abaratado enormemente el precio de la energía en España, ya que los precios del petróleo sólo habrían experimentado un incremento anual del 1,5 por ciento gracias a la aplicación de este patrón monetario". Es más, en términos de oro, "los precios han aumentado un 8,9 por ciento anual desde que España delegó su política monetaria en el Banco central Europeo (BCE). Así, el estudio demuestra que el poder adquisitivo del euro prácticamente ha caído a la mitad desde su entrada en vigor".
Contra las ventas de oro por el BdE
El informe toma nota de las ventas de oro por parte del Banco de España, de las que ha estado informando Libertad Digital. El Instituto Juan de Mariana lo considera una política "insensata", ya que "en nada beneficia a la economía española elevando, además, los riesgos financieros ante la llegada de una eventual recesión económica".
Ganadores y perdedores
La inflación, además de limitar el desarrollo económico, no resulta en absoluto inocua. Hay ganadores con la inflación y también perdedores. Los últimos son el público en general y especialmente los pensionistas y los consumidores y empresas a los que llegue el nuevo dinero una vez hayan aumentado los precios. Los ganadores serán los deudores y quienes reciben antes que nadie el dinero procedente de la expansión crediticia". "en ambos casos", resalta el informe, "el gobierno ocupa un lugar preponderante". También se benefician las empresas que más relación tengan con el Gobierno.
Otras ventajas del oro
Pero además el informe presta especial atención a otras ventajas para nuestra economía más allá de la estabilidad de los precios. "En primer lugar, el gobierno no habría podido acumular durante casi treinta años continuos déficit presupuestarios dado que con el oro no existe la posibilidad de disminuir el montante real de deuda a través de la inflación". Por tanto habría un mayor equilibrio presupuestario.
Además, "nuestras empresas habrían podido financiarse en los mercados internacionales a tipos mucho más bajos, ya que los riesgos monetarios de la deuda serían mínimos. Esto habría supuesto una mayor inversión y riqueza futura". Además, "el mercado de bonos habría constituido una alternativa real para las familias que hubieran acumulado un cierto capital y no desearan invertirlo en Bolsa".
Pero se hubiesen producido más beneficios para nuestra economía, ya que "la depreciación del resto de divisas mundiales habría permitido a España importar cantidades crecientes de bienes del extranjero mejorando con ello su relación real de intercambio al modo de Suiza o la República Federal de Alemania".