Phillip Morris, Altadis, BAT y Japan Tobacco International son las compañías que han utilizado esta estrategia para luchar por mantener la cuota de mercado existente. Por eso, ya han puesto a la venta sus "modalidades baratas". Debido a que el Gobierno aún no ha decidido en si modificará o no el impuesto mínimo sobre el tabaco, las grandes marcas han orientado su estrategia de precios a sacar al mercado nuevas variedades de sus marcas líderes a un coste menor.
En agosto, Altadis y Phillip Morris fueron pioneras en la producción de este tipo de cajetillas, con la versión blanda de Ducados Rubio y L&M, 15 céntimos más baratas. En septiembre lo hizo BAT a través de su Pall Mall "blando" rebajando su precio de 10 céntimos. En la actualidad Malboro, Chesterfield, Camel y Winston también han ampliado su gama de productos.
Ante la bajada de ventas del tabaco en general y de Fortuna en particular (su marca más vendida) Altadis ha tomado ejemplo de sus competidoras y saca al mercado las versiones más económicas de 3 de sus marcas principales.
La gran apuesta es la de Fortuna a través de Fortuna Red Line. El diseño de una nueva cajetilla más moderna y atractiva para el consumidor sale a la venta al precio de 3,25 euros (frente a los 3,40 del Fortuna original), un ajuste de la relación calidad precio para introducirse en un segmento del mercado en que la marca no estaba presente.
Por otro lado, Nobel lanza al mercado Nobel Style. Consiste en una cajetilla más compacta, con un diseño diferente y moderno. El precio en este caso también se reduce, de los 3,40 que cuesta el paquete tradicional pasa a 3,10. Para absorber la bajada de precios Altadis mantiene la calidad del cigarrillo pero reduce su tamaño: los cigarrillos Nobel Style mantienen la misma longitud pero tiene un calibre más fino (6,8 mm. frente a 7,8 mm.).
Por último, John Player una de las marcas más vendidas en el mundo amplía también su gama de productos poniendo a la venta la versión blanda de su producto estrella, John Player Red, al precio de 3 euros.
Esta situación puede reflejar simplemente la iniciativa desesperada del sector tabaquero para luchar contra la caída de las ventas de cigarrillos (en septiembre se redujeron un 15,89% respecto a 2009 y en lo que va de año han caído un 10,86%) pero desde el sector de las marcas conocidas como low cost (por debajo de los 3 euros) aseguran que el único objetivo de la creación de estas nuevas versiones es presionar al Gobierno para que suba el impuesto mínimo y ahogar así a sus competidores, que no son otros que las marcas menos conocidas. O lo que es lo mismo la "supuesta" guerra de precios es una estrategia para eliminar la libre competencia en el sector.
Si el precio del tabaco sigue bajando el Gobierno se verá forzado a subir a modificar el impuesto, las marcas baratas no podrán soportar la presión fiscal y las grandes multinacionales conseguirán por fin controlar el mercado del tabaco español.