El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Isidro Fainé, aseguró este miércoles que la patronal negocia para relajar las nuevas exigencias de capital y alargar el plazo para sus salidas a Bolsa. En su intervención en la Asamblea de la CECA, confirmó a los máximos responsables de las cajas lo que muchos sabían: la patronal mantiene un "diálogo constructivo" con el Ministerio de Economía y el Banco de España.
Uno de los objetivos de esos encuentros es conseguir que la proporción entre capital y préstamos de riesgo de las cajas sea inferior al 10 por ciento, para salvar el agravio comparativo con las entidades cotizadas, a las que se les exigirá un 8 por ciento.
Las cajas son conscientes de que al reducir el listón de capital, o al menos, al incluir más elementos que computen como tal, más entidades conseguirán alejar la posibilidad de que en otoño el Estado les inyecte dinero, entre en su accionariado y corran el peligro de ser subastadas "al mejor postor". Es el mismo temor del que advierten los portavoces parlamentarios de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, y de ERC, Joan Ridao.
Pero la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, garantizó hoy en el Congreso que si el Estado entra como accionista en una caja, la entidad dispondrá de "hasta cinco años" para reforzar su capital. Es decir, que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) a través del que se realizará la inyección de capital está dispuesto a agotar el plazo máximo de permanencia que tenía previsto para sanear la entidad.
Otra de las peticiones de la CECA, según explicó Fainé, es alargar el plazo para que las entidades capten capital, especialmente pensando en aquellas cajas que quieren sacar sus bancos a Bolsa. Según informaron a Efe fuentes del sector, Salgado sopesa esta posibilidad, aunque sólo sería partidaria de permitirlo en aquellos casos en los que las entidades se comprometan antes de octubre a captar capital por otra vía.
Las mismas fuentes barajan varias alternativas como la emisión de bonos convertibles en acciones, para aquellas cajas unidas bajo un banco que haya iniciado los trámites para debutar en el parqué antes de otoño. En el caso de las cajas más rezagadas, otra opción sería la emisión de cuotas participativas convertibles en acciones cuando se transformaran en bancos, siempre según fuentes del sector.
Por último, otro de los reclamos de la CECA es ampliar la base para calcular si una entidad es dependiente de la financiación mayorista, para lo que basta con que el 20 por ciento de sus créditos a clientes procedan del dinero captado en los mercados al por mayor.
En su intervención, Fainé aprovechó para advertir de que "los incipientes atisbos" de recuperación de la economía española están "aún amenazados" por desequilibrios que hay que corregir, si bien, aseguró que el sector de cajas saldrá "renovado" de la reestructuración. Y "con la misma disciplina de mercado que cualquier otra entidad financiera", avisó el también presidente de La Caixa.
La reunión del máximo órgano de gobierno de la Confederación sirvió para ratificar el nombramiento de José María Méndez como nuevo director general, puesto que ocupará el próximo 26 de febrero tras la jubilación de José Antonio Olavarrieta. Fainé destacó de Méndez su tenacidad y capacidad de negociación, después de elogiar a Olavarrieta por su "profesionalidad, dedicación y lealtad" a un sector en el que ha estado durante veintidós años.