"Gasto, luego existo" es la máxima de cualquier político, especialmente si está en el ejercicio del poder como ocurre con los titulares de los ministerios del gobierno Zapatero, aún los más prescindibles como el de Ciencia e Innovación que, por si usted no lo sabía, todavía existe en el organigrama gubernamental bajo el mando de la ministra Cristina Garmendia
Pues bien, 99.765.123 euros con cuarenta y nueve céntimos, o sea cien millones de euros, o sea más de dieciseis mil millones de pesetas, es lo que suman las subvenciones concedidas ya para este año en materia de ciencia e innovación a las entidades agraciadas con este reparto tempranero de dinero público. Y esto sólo en lo que respecta al subprograma denominado en un arrebato de originalidad ministerial "Innpacto", que a su vez está incardinado en la "Línea Instrumental de Articulación e Internacionalización del Sistema" (sic), sea esto lo que sea.
Pero el estro inagotable de la señora ministra no produce solamente hallazgos conceptuales como el subprograma "innpacto". Además, los españoles tenemos la suerte de que nuestro ministerio más innovador haya inventado también el subprograma "Innfluye" (Innpacto, Innfluye... ¿es original la Garmendia o no es original?), que para el presente ejercicio nos va a salir por el módico precio de 1.276.190 euros con noventa y nueve céntimos en subvenciones a discreción. Y para sosiego de los más suspicaces, sepan que este otro subprograma se incardina también en la "Línea Instrumental de Articulación e Internacionalización del Sistema", así que tranquilos que está todo controlado.
Y vamos con la Andalucía de Griñán, Chaves y Zarrías, que hoy da publicidad en el diario oficial a la suscripción de un contrato nada menos que con quince firmas de auditores tanto extremeños como internacionales (lo juro), con el fin de que den el visto bueno a la forma en que la Junta de Andalucía maneja los fondos provenientes de la Unión Europea.
Una de dos, o los socialistas no se fían ni de ellos mismos a la hora de contabilizar el trinque presupuestario europeo, o los fondos que vienen de la UE son tan voluminosos que los servicios de control económico de la Junta no dan abasto. O quizás es que después de que apareciera un informe de la intervención de la junta andaluza advirtiendo al entonces ministro Griñán de que algo olía mal en Sierra Morena a cuenta de los famosos ERE, el presidente andaluz quiere dar un escarmiento a los funcionarios entrometidos.
Sea como fuere, los andaluces contribuyentes netos a las arcas públicas vía impuestos van a destinar un millón setecientos mil euros para que los auditores más prestigiosos avalen con su firma la impoluta forma de conducirse de los socialistas andaluces en lo que al manejo de dinero público se refiere. ¿Comparado con el montante del fondo de reptiles de la Junta? Una nimiedad.
Y la Comunidad de Madrid, que se nos había escapado viva en las primeras entregas de nuestro particular memorial del derroche, hoy hace su aparición gracias a la decisión de su departamento de Deportes de poner césped artificial en cinco campos de fútbol de pequeñas localidades madrileñas. En total 1.200.000 euros para que los partidos de solteros contra casados se disputen de forma más confortable.
Y acabamos con una buena noticia. No lo van a creer, pero una comunidad autónoma ¡ha dejado sin efecto una convocatoria de subvenciones! ¿Pueden creerlo? La hazaña la protagoniza hoy la Junta de Extremadura, que con el fin de ahorrar ha suprimido unas ayudas convocadas a finales del año pasado. Setecientos mil euros para subvencionar el desarrollo de centros comerciales abiertos, ejes y áreas comerciales extremeñas que finalmente quedarán en el bolsillo de los extremeños, lugar del que nunca debieron salir. ¿Por qué no cundirá más el ejemplo?