"La finalidad de la supervisión es la estabilidad del sistema, nunca de las entidades individuales, que deben poder quebrar. Si no, no hay disciplina ninguna", dijo el presidente de la patronal bancaria en un debate sobre la supervisión financiera europea organizada por el IESE, en la que participaba el director general de Regulación del Banco de España, José María Roldán.
Martín lamentó que lo primero que hicieron los países del G-20 fue "prohibir" que quebraran entidades financieras, "cuando las entidades deben poder quebrar, y los supervisores deben poder dejar quebrar a las entidades".
Al ser preguntado si se debería haber liquidado Caja Castilla-La Mancha (CCM), Martín eludió referirse a este caso en concreto, pero matizó que una quiebra significa la desaparición de una entidad específica, lo que no contradice su integración en otra, tal y como ha sucedido con la toma de control de la caja castellano manchega por parte de Cajastur.
Martín argumentó que a escala europea es "deseable" que se produzcan quiebras, mientras que las autoridades nacionales han hecho lo posible por evitarlo, lo que ha provocado la "fragmentación del campo de juego" en el que operan las entidades financieras españolas, entre otras.
"En esta crisis falló todo y todo el mundo, los bancos fueron los grandes responsables, pero también los reguladores, supervisores y bancos centrales. Fallaron los mecanismos de prevención de la crisis que estalló, y los de contener la crisis una vez estallada, y nadie reaccionó de forma coherente, algo habría que hacer", concluyó Martín.