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La orgía de la deuda se contagia a los gobiernos estatales y locales de EEUU

En EEUU, todos las administraciones públicas están recurriendo frenéticamente a la deuda para financiar sus expansiones de gasto. Los estados y entes locales parecen seguir el ejemplo de estímulos fiscales y aumento desaforado de la deuda trazado por el gobierno federal de la Administración Obama.

LD (Ángel Martín) Según informa el diario norteamericano USA Today, los gobiernos estatales y locales han pedido prestados 53.500 millones de dólares en los primeros tres meses del año, superando con creces el récord establecido en 2003. El nuevo dinero tomado prestado se pretende dedicarlo a edificios, puentes, gastos operativos y otras partidas en los próximos meses. Además, las administraciones públicas han refinanciado 31.000 millones en deuda, con el fin de conseguir tipos de interés más bajos y plazos de repago más largos.

Al parecer, los privilegios que obtienen los políticos para llevar a cabo sus proyectos a expensas del sector privado no es algo único de España. En efecto, como avanzó LD, los políticos acaparan el crédito que reclaman empresas y familias. De un fenómeno de crowding-out similar en el país norteamericano nos habla el USA Today.

Este rotativo informa de que el crédito se ha endurecido para los prestatarios empresariales durante la recesión. Sin embargo, las administraciones públicas han resultado ser un imán para los inversores que buscan seguridad. Según Steve McLaughlin, director ejecutivo de la compañía de investigaciones Municipal Market Advisors, “los gobiernos con buenos ratings pueden pedir prestado tanto como quieran a muy buenas tasas”.

El ritmo de endeudamiento y de nuevo crédito que están recibiendo los gobiernos están a buen nivel, y es probable que se acelere todavía más. Esto se debe a los incentivos que incluye el plan de estímulo de Obama, que empuja a los niveles estatales y locales a endeudarse todavía más. Los efectos de estas medidas ya están empezando a notarse. Éstas incluyen exenciones de impuestos, variadas y suculentas subvenciones sobre el coste de la financiación de los gobiernos y el pago de altos intereses sobre los bonos municipales.

La iniciativa del Gobierno federal de “estimular la economía” a través de disparar el gasto, y en consecuencia el endeudamiento, es definitiva e imparable. El diario estadounidense se mostraba ambiguo ante esta forma de encarar la crisis: mientras, afirman, puede acelerar la recuperación económica, por el otro lado dejará una deuda muy elevafa para las futuras generaciones.

No obstante, como denunciaron 200 economistas, esta estrategia ya fue aplicada sin éxito en los años 30 de la Gran Depresión y en la década perdida de Japón en los 90. Asimismo, Juan Ramón Rallo concluía en LD que “la deuda pública no sólo hipoteca nuestro futuro, también enturbia nuestro presente. No es pan para hoy y hambre para mañana, sino hambre para hoy y hambruna para mañana”.

Veremos cuál es la respuesta de los ciudadanos norteamericanos. Ya se han visto las primeras reacciones en contra de la política de Obama. No se descartan revueltas sociales intensas y resistencias agresivas, rememorando lo que ya sucedió durante la Gran Depresión, como relata el historiador David Beito en su libro “Los contribuyentes en revuelta: resistencia fiscal durante la Gran Depresión” (lo pueden leer íntegramente aquí).

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