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La mayoría de los votantes de EEUU quiere revocar la reforma sanitaria

Dos semanas después de la aprobación de la reforma sanitaria, la encuesta de Rasmussen muestra un rechazo mayoritario de los votantes. El 54% está a favor de la suspensión de la ley, incluyendo un 43% que está muy a favor de la suspensión frente a un 34% que está muy en contra.

La revocación tiene el apoyo de un 80% de los Republicanos y un 57% de los votantes no afiliados. El 68% de los Demócratas se opone a la derogación. El 52% de los encuestados dice que la reforma sanitaria será perjudicial para el país. Un 40% opina que será positiva. Las personas mayores son más contrarias a la nueva ley que los más jóvenes (un 58% frente a un 30% de oposición).

Sólo el 21% de los votantes cree que el plan de Obama conseguirá uno de sus principales objetivos, reducir el coste de la sanidad. La mayoría (un 54%) opina que tendrá el efecto contrario y el coste se elevará.

Un 51% de los votantes cree que la nueva ley reducirá la calidad de la sanidad. Un 57% cree que aumentará el déficit federal. Antes de que la ley fuera aprobada las encuestas de Rasmussen mostraban un rechazo y escepticismo similares.

Varios estados están impugnando la constitucionalidad de la reforma en los tribunales, y encuestas anteriores revelan que el 49% de los votantes nacionales querría que su estado demandara al gobierno federal a propósito de la reforma sanitaria.

Aunque algunos aspectos de la nueva ley son populares, la mayoría de votantes se opone al gasto adicional de casi un billón de dólares durante la próxima década. Un 56% se opone a la reducción en gasto de Medicare, una proporción que incluye a un 70% de los mayores de 65 años.

Una encuesta previa de USA Today/Gallup que se refiere al conjunto de la población, no sólo a los probables votantes, también muestra un rechazo mayoritario. Casi dos tercios de los americanos creen que la reforma cuesta demasiado y expande el rol del Gobierno más de la cuenta. Una pluralidad de gente opina que empeorará la cobertura de su familia y la calidad del servicio que reciben, aunque suponga una mejora para los americanos en general.

Un 53% de la población califica los métodos empleados por los Demócratas para aprobar la ley de “abuso de poder”. Un 40% los considera apropiados.

Jeffrey H. Anderson comenta en el Weekly Standard que los Republicanos podrían obtener buenos resultados en las próximas elecciones al Congreso si hicieran campaña a favor de revocar la reforma sanitaria. Anderson es el autor de la Small Bill (Pequeña Ley), una propuesta alternativa a la reforma de Obama que tiene sólo una página y siete medidas básicas (la ley aprobada por el Congreso tiene 2.700 páginas). Anderson sugiere a los Republicanos el eslogan “Revocación, y luego reforma real” (Repeal, and then real reform).

El Nobel de Economía Gary Becker también ha expresado recientemente su opinión sobre la reforma sanitaria, concluyendo que en balance es negativa.  El sistema de salud americano tiene muchos defectos, señala Becker, que han contribuido a que el gasto en sanidad en Estados Unidos ascienda al 17% del PIB, el doble que en otros países occidentales.

Pero Becker considera que más vale no hacer ninguna reforma antes que introducir leyes como la que acaba de ser aprobada por el Congreso. Se trata, en sus palabras, de un confuso compromiso para atraer a Demócratas inseguros que se queda corto en reformas necesarias, e introduce nuevas y malas regulaciones, así como subsidios e impuestos más altos.

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