Ben Bernanke está decidido a relanzar la economía norteamericana a base de imprimir billetes. Incluso aunque eso suponga un aumento de la inflación que golpee en los bolsillos de los asalariados y los ahorradores norteamericanos. El objetivo del presidente de la Reserva Federal (FED) es aumentar la actividad económica y tener mucho dinero barato listo para que se reactive el mercado del crédito. El problema es que, hasta ahora, sólo el sector público se beneficia, financiando sus excesos con los sucesivos estímulos de Bernanke.
La Reserva Federalestadounidense anunció este miércoles un plan de estímulo monetario de compra de bonos del Tesoro que permitirá inyectar en el sistema 600.000 millones de dólares. El Comité de Mercado abierto de la FED, que ha estado discutiendo la medida en los dos últimos días, dijo este miércoles que la compra, que tiene por objeto revitalizar la economía, se desarrollará desde ahora hasta junio de 2011, a razón de unos 75.000 millones de dólares por mes.
En la práctica, esta iniciativa de la FED, que se denomina 'expansión cuantitativa' (Quantitative Easing), supondrá que la FED inyectará en liquidez 600.000 millones de dólares (425.852 millones de euros) para adquirir deuda pública, con el objeto de bajar los tipos a largo plazo para que estimular el consumo y las empresas puedan endeudarse y contratar personal.
Cuando hay mucha demanda de deuda pública, se produce un aumento del precio de los bonos y un descenso de su rentabilidad. Precisamente, el rendimiento de los bonos se toma como referencia para los préstamos a largo plazo, por lo que repercute en el abaratamiento de la financiación de las empresas y las familias.
Algunos expertos han alertado de que esta medida tendrá poco impacto en el crecimiento económico, porque los tipos de interés ya están en niveles históricamente bajos, y sólo servirá para disparar la inflación y, quizás, crear burbujas especulativas en algunos mercados, como el de valores.
En su comunicado el Comité, que aprobó la medida con un voto en contra, indicó que revisará regularmente el ritmo y el volumen del programa "según sea necesario para promover el máximo del empleo y la estabilidad de los precios". El voto disidente fue el del presidente del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Thomas Hoenig, quien advirtió que en su opinión los riesgos asociados con las nuevas compras de bonos del Tesoro superan los beneficios.
No obstante, con los tipos de interés a corto plazo por debajo del 0,25 por ciento, a la Fed no le quedan muchas más armas para estimular el crecimiento, por lo que desde hace semanas se daba por seguro que hoy aprobaría esta medida.
"Decepción"
En el comunicado, la Fed se refirió a la situación económica y expresó su "decepción" por el lento ritmo de reactivación, que comenzó en julio de 2009 y no ha sido suficiente para aliviar un desempleo que está en el 9,6 por ciento.
En esta reunión, el Comité mantuvo el tipo de interés de referencia por debajo del 0,25 por ciento, donde ha estado desde diciembre de 2008, y en su comunicado no modificó la frase que ha usado por meses y según la cual continuará con esa política monetaria "de tipos excepcionalmente bajas por un período extenso".
A los 600.000 millones de dólares anunciados, se sumarán entre 250.000 y 300.000 millones de dólares que la FED ha obtenido como rendimiento de su propia cartera de activos inmobiliarios, por lo que en total la cifra inyectada en el sistema podría situarse entre 850.000 y 900.000 millones de dólares, a razón de unos 100.000 millones de dólares por mes, indicó el Banco de la Reserva Federal de Nueva York en una declaración adjunta.