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La FED insiste en rechazar cualquier responsabilidad en la crisis financiera

¿Fue la Reserva Federal de los EEUU uno de los máximos responsables de la actual crisis? Es lo que piensan algunos economistas, como Alberto Recarte en su informe, e incluso congresistas de EEUU como Ron Paul. Sin embargo, las máximas autoridades de la entidad lo vuelven a negar.

¿Qué ha hecho la FED durante los pasados años para que esté en el punto de mira de los analistas? Efectivamente, tal y como analizó LD reflejando el punto de vista de un creciente número de analistas económicos y financieros, las políticas monetarias de los bancos centrales han tenido buena parte de la responsabilidad sobre la crisis.

No sólo la Reserva Federal americana (FED), sino también el Banco Central Europeo (BCE), en un ejemplo de cómo la coordinación de políticas puede hacer que todos los países vayan juntos de la mano hacia el abismo. 

Durante más de una década, pero especialmente a partir del estallido de la burbuja puntocom en 2001, los bancos centrales, con la FED a la cabeza, trataron de inundar de liquidez el sistema con el objetivo de no sufrir las consecuencias inevitables de la recesión. Así, lo que debería haber sido una recesión profunda pero corta, se convirtió en una contracción muy suave gracias a la inteligencia sobrehumana del Maestro Alan Greenspan, a la sazón máximo responsable de la política monetaria estadounidense.   

Sin embargo, lo que Greenspan hizo no fue más que posponer las perjudiciales pero inevitables consecuencias de los excesos monetarios, poniendo nuevas semillas para la actual debacle financiera. Las bruscas y sostenidas bajadas de los tipos de interés, con la expansión brutal del crédito que éstas trajeron consigo, generaron la burbuja crediticia cuyo pinchazo llevamos tiempo presenciando.

Esta burbuja de crédito no sólo tomó forma en la burbuja inmobiliaria, sino que también afectó notablemente a los mercados de valores, al sector automovilístico, a las materias primas, o a las estrategias de las empresas, fomentando actividades arriesgadas que de otra forma no se hubieran llevado a cabo. 

En definitiva, lo que los bancos centrales hicieron fue fomentar una seria de actitudes peligrosas y perjudiciales a largo plazo en las empresas y familias, dirigidas hacia un excesivo apalancamiento y deterioro en las posiciones de liquidez de los agentes económicos, asunción excesiva de riesgos, desincentivo del ahorro y la prudencia financiera, etc.

Evolución del ciclo

En otras palabras, los agentes económicos se han dejado llevar por las atractivas y seductoras medidas del sistema bancario (tipos de interés muy bajos, condiciones de financiación de la hipoteca baratas y a tipo variable), adentrándose en aventuras insostenibles y peligrosas (compras de inmuebles, excesivo apalancamiento), cuyas consecuencias a largo plazo no fueron capaces de prever (impago de la deuda, necesidad de apretarse el cinturón posteriormente). 

No obstante, las figuras más importantes del establishment bancario y económico estadounidense no comparten tal análisis, y rechazan la responsabilidad de la crisis. Uno de los chivos expiatorios preferidos del actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, así como de Greenspan y del Secretario del Tesoro Geithner, es la teoría de origen keynesiano según la cual la crisis se produjo por el exceso de ahorro asiático (savings glut).

El mito del ahorro asiático

Así, el excesivo ahorro asiático durante los últimos años, piensan los proponentes de esta teoría, generó que las oportunidades de inversión se redujeran progresivamente, de modo que para rentabilizar el capital había que buscar inversiones más arriesgadas (como las subprime) que, finalmente, terminaron no siendo rentables y desatando la crisis. 

Sin embargo, esta teoría no alcanza un suficiente rigor científico como para ser sostenida seriamente al margen de buscar evadirse de las responsabilidades. Como critica Juan Ramón Rallo, en primer lugar, "buena parte de lo que se llama ahorro asiático no es más que pura expansión crediticia asiática" con origen en la expansión crediticia de la FED.

Y en segundo lugar, esta teoría parte de la incomprensión de Keynes acerca de aspectos fundamentales de la teoría económica, en particular, el efecto del ahorro sobre la estructura productiva de una economía. Por tanto, concluye que no fue el exceso de ahorro la causa de esta crisis, sino en todo caso, la insuficiencia de ahorro real. 

Además de este chivo expiatorio enmascarado en una teoría aparentemente sólida y rigurosa, altos mandatarios han salido a la palestra en los últimos meses para acallar las recientes críticas de numerosos analistas a su gestión. 

Las excusas de la FED

Tal es el caso de Alan Greenspan, quien en marzo publicó una columna en el diario The Wall Street Journal titulada “La Fed no causó la burbuja inmobiliaria”. Más recientemente, incluso el presidente Obama exculpó a la Reserva Federal de cualquier responsabilidad en la crisis para así tener vía libre y conceder mayores poderes a esta institución. 

El último en defender a la autoridad monetaria norteamericana ha sido su videpresidente, Donald L. Kohn, En una reciente conferencia ante el Banco de Pagos Internacionales (BIS, en sus siglas en inglés), Kohn afirmó que "la causa última de nuestros problemas estuvo en la infravaloración del riesgo a medida que el sector financiero interactuó con sectores no-financieros". Añadió, además, que el apalancamiento fue un síntoma, pero no la causa de la crisis.  

A estas palabras, el analista financiero Peter Boockvar responde en The Big Picture que la política de dinero fácil de Greenspan fue la causa última de la crisis y también de la infravaloración del riesgo, y que ésta no fue más que otro síntoma.

Al mantener las tasas de interés de referencia de la FED en un nivel artificialmente bajo durante demasiado tiempo, sostiene este analista, alcanzar la tasa de rentabilidad requerida (estimación de lo que el inversor deja de ganar respecto al capital comprometido) en las inversiones se hizo más difícil, con lo que para incrementar la rentabilidad se tuvo que asumir mayores riesgos e incurrir en un mayor apalancamiento.

Así el resultado fue una masiva mala asignación del capital y una infravaloración de los riesgos asumidos, todo ello como consecuencia de la FED. A pesar de las declaraciones del establishment estadounidense, existe un amplio elenco de analistas económicos y financieros independientes que plantan cara y rebaten las tesis de los planificadores monetarios.

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