LD (Agencias) De esta forma, el crecimiento intertrimestral de la economía española entre abril y junio habría estado próximo a cero y en línea con la previsión adelantada por el Gobierno de un avance del PIB casi nulo en los próximos trimestres.
De cumplirse la previsión, la economía habría crecido entre abril y junio 9 décimas menos que en el trimestre anterior (2,7 por ciento) y se situaría en una tasa de avance sólo dos décimas superior a la media del año prevista por el Gobierno (1,6 por ciento).
Según el Banco de España, la demanda nacional habría crecido un 1,9 por ciento en el segundo trimestre, casi un punto menos que en el periodo anterior (2,8 por ciento), mientras que la inversión residencial habría registrado un descenso entorno al 3 por ciento. Por su parte, la demanda externa habría mejorado su aportación negativa al PIB y sólo habría restado una décima al crecimiento.
En este contexto, la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez apunta que la economía experimentó en el segundo trimestre un "ajuste más pronunciado", particularmente intenso en el consumo privado y en el empleo, en un marco de prolongación de las turbulencias financieras y la escalada del precio del crudo.
Así, el Banco de España estima que el escenario internacional "es más incierto que el de los últimos trimestres", ya que "ha aumentado la probabilidad de que la fase bajista del ciclo de la economía mundial se prolongue hasta 2009".
La inversión empresarial se debilita
Además, la inversión empresarial también presenta signos de debilitamiento, aunque hasta el momento algo más atenuados, prolongando el perfil de desaceleración que se viene observando desde la segunda mitad de 2007.
La pérdida de impulso de la inversión en bienes de equipo, que se estima alcanzó una tasa interanual algo inferior al 3 por ciento en el segundo trimestre, "está en línea con el perfil de la actividad económica y con el fuerte deterioro de la confianza empresarial", explica el Banco de España.
Aumenta la deuda de los hogares y las compañías
En cuanto a la evolución financiera de las empresas, se produjo un nuevo endurecimiento en las condiciones de acceso a la financiación a lo largo del trimestre y una cierta inflexión en sus ratios de rentabilidad, como consecuencia, principalmente, del aumento de la carga financiera, si bien "permanecen en niveles que, en ausencia del clima de deterioro sobre las perspectivas económicas, permitirían el desarrollo de nuevos planes de gasto".
El informe del organismo supervisor destaca que el nivel de deuda alcanzado
por algunos segmentos de hogares y empresas, junto con el incremento del coste de financiación y el debilitamiento de la actividad, "debe de estar aumentando el porcentaje de aquellos que se encuentran bajo mayor presión financiera, tal y como refleja el ascenso en los ratios de morosidad en los últimos meses".
Asimismo, indica que "en un contexto en el que la economía española sigue teniendo una elevada dependencia del ahorro exterior, la prolongación del episodio de inestabilidad financiera supone un factor adicional de riesgo".
Sector exterior
En el sector exterior, el organismo supervisor valora el "relativo" dinamismo de las exportaciones, mientras disminuyen las importaciones. No obstante advierte de que buena parte de la mejora de las exportaciones se debe al dinamismo importador de los países productores de petróleo, gracias a los ingresos extraordinarios que están recibiendo.
Además recuerda que aunque mejore la aportación negativa del sector exterior siguen creciendo las necesidades de financiación exterior de la economía, que suponen el 10 por ciento del PIB y advierte de que el encarecimiento del crudo añade dificultades a la corrección del déficit exterior.
Reforma laboral necesaria
En estas circunstancias, el Banco de España afirma que la política económica debe orientarse a facilitar el ajuste y a ampliar el potencial de crecimiento de la economía. Para ello, "reviste gran importancia la contención de las presiones inflacionistas, promoviéndose la necesaria adaptación de todos los agentes
a los inevitables efectos del encarecimiento del petróleo".
Es necesario también aumentar los esfuerzos para mantener la estabilidad presupuestaria, "en línea con los requerimientos asumidos, en un contexto en el que el rápido deterioro del saldo presupuestario que produce el debilitamiento de los ingresos exige una mayor austeridad en la gestión de la política fiscal".
Por último, el grado de flexibilidad de la economía va resultar trascendental a la hora de modular el alcance y la profundidad del proceso de ajuste, por lo que "cobran gran relevancia las medidas de carácter estructural, en particular las referentes al mercado de trabajo, que pueden ayudar a limitar las pérdidas de puestos de empleos". Aunque, el Gobierno descarta acometer una reforma laboral en la presente legislatura.