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EEUU sufre una deflación del 6,2% si se contabiliza la depreciación inmobiliaria

La inflación en EEUU bajo un 1,4% interanual el pasado junio, según datos oficiales. Sin embargo, en caso de contabilizar el desplome de precios que ha sufrido el mercado inmobiliario, la primera potencia mundial sufriría ya una deflación superior al 6%.

¿Vivimos en un escenario inflacionista o deflacionista? Existen opiniones para todos los gustos, a pesar de las intenciones claramente inflacionistas de la política monetaria de los bancos centrales. Al debate sobre esta cuestión dedicamos un extenso análisis en LD

El indicador más ampliamente utilizado para medir la inflación (o deflación) es el Índice de Precios al Consumo (IPC), que es recopilado por las oficinas estadísticas de los diferentes gobiernos (como el INE).

Sin embargo, este indicador es frecuentemente sometido a críticas por diversas razones. Se arguye, por ejemplo, que es una pésima medida de la evolución del “coste de la vida”, que no tiene en cuenta adecuadamente partidas de gasto revelantes, que su ponderación es discutible, o que no se incluye el precio de los activos financieros y la vivienda, entre otras muchas críticas. 

En el momento presente, el aspecto relacionado con la ausencia de los activos financieros y la vivienda en propiedad en el cómputo del IPC es especialmente relevante. El sector financiero y el inmobiliario fueron dos de los sectores más beneficiados por la burbuja crediticia de la pasada década, disparándose los precios mucho más que el resto de los bienes.  

Como consecuencia de ello, tras el estallido de esta burbuja, los activos financieros e inmobiliarios también son los que más han sufrido (o sufrirán) la caída de precios. Así, el índice Dow Jones americano ha caído más de un 50% entre máximos de 2007 y mínimos de marzo de 2009. Mientras, en España se estima que el precio real de la vivienda caerá, como mínimo, un 33% en seis años.

Por tanto, para discernir si estamos en un escenario inflacionista o deflacionista a partir de este indicador se deben incorporar estos precios en el cómputo del IPC. Así pues, ¿cuál es la inflación real en EEUU? Existen varias respuestas posibles.

Según Shadow Stats, donde se recogen estadísticas alternativas a las que ofrece oficialmente el Gobierno de EEUU, el IPC real estaría en estos momentos alrededor del 2% interanual, tras caer desde niveles máximos del 9% en 2008. Mientras, la cifra oficial del Ejecutivo indica una deflación (caída de precios) superior a 1% interanual.

Sin embargo estos indicadores no tienen en cuenta el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y, como consecuencia, el hundimiento de los precios de la vivienda. Y es que el componente del sector inmobiliario que el IPC oficial tiene en cuenta no está ligado a los precios de la vivienda en propiedad, sino a una medida llamada Owner’s Equivalent Rent (OER, en español alquiler equivalente de la vivienda poseída).  

Pero tal medición resulta inadecuada. No obstante, desde que la burbuja inmobiliaria  alcanzó su pico  en junio de 2006 el OER ha aumentado un 7,6%, mientras que el índice Case-Shiller (que sí mide la evolución de los precios de la vivienda) ha caído un 32,6%. A continuación se muestra la evolución de este índice desde 1987.

Para contrarrestar estos errores, el analista Mike Shedlock, de Global Economic Analysis, muestra un gráfico en el que aparece la evolución de dos indicadores: en azul el IPC oficial, y en rojo el IPC teniendo en cuenta el índice Case-Shiller en lugar del OER.

De este modo, contabilizando la depreciación inmobiliaria, la inflación en EEUU se situaría en el -6,2%, cinco puntos por debajo del Índice de Precios al Consumo oficial en EEUU. De hecho, según este mismo analista, puede que en los próximos meses oscile entre el -7% y -8% interanual.

Este asunto no es un mero error estadístico sin consecuencias importantes, debido a la relevancia y atención que se le atribuye al IPC oficial, que sirve de guía para la política monetaria de los bancos centrales, y en particular de la Reserva Federal (FED).

Sin embargo, la autoridad monetaria no prestó atención a la burbuja inmobiliaria, aplicando una política de tipos con consecuencias devastadoras. “Al ignorar los precios inmobiliarios, el IPC subestimó considerablemente la inflación durante años (en referencia a los años de boom económico) y ahora el IPC está sobreestimando considerablemente la inflación”, afirma Shedlock.

En este sentido, Market Watch ya recogía en 2006 las advertencias de algunos economistas acerca de las perversas distorsiones de la metodología empleada para calcular la inflación: “La forma en la que el Gobierno computa el IPC ha creado una distorsión que hizo que la inflación pareciera muy suave cuando los precios de las casas se disparaban". Esta distorsión se debe a la forma en que se miden los costes inmobiliarios: se toma en consideración el precio de los alquileres, pero no el coste de comprar una vivienda. 

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