La caída de Irlanda ha agravado la división interna que existe desde hace meses entre Alemania y las autoridades monetarias y políticas de la zona euro. Merkel insiste en la necesidad de poner en marcha su plan de "quiebras ordenadas" de países cuanto antes, consistente en la aplicación de quitas a los tenedores de bonos y reestructuración de deudas para los estados miembros en dificultades, los denominados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España).
En concreto, el Gobierno alemán quiere que los bonos de países del euro que se emitan a partir de 2011 incluyan una "cláusula de acción colectiva" (Collective Action Clauses, en inglés), mediante la cual los inversores aceptan aplazar el pago de la deuda o asumir quitas en el valor nominal de los bonos en caso de que un estado suspenda pagos, según informa Carmen Vela en Expansión.
En este caso, la canciller alemana quiere que se siga la misma lógica que en una quiebra empresarial. Cuando una compañía entra en suspensión de pagos, sus acreedores tienen que hacer frente a pérdidas. Así, se venden los activos en poder de la empresa y, con lo que se saca, se devuelve parte del dinero a esos acreedores, que tienen que asumir que por los bonos (por ejemplo) que compraron por 100 sólo se les devuelve 80.
En las quiebras de los países europeos, Merkel pide que los poseedores de la deuda pública (bancos, fondos y particulares) asuman parte de las pérdidas a partir de 2011. De esta manera, el rescate será de menor cuantía y los contribuyentes del resto de la UE no asumirán el 100% del coste de la operación.
Mecanismo permanente
Así pues, Merkel ha insistido en sustituir el actual plan provisional de rescate -el Fondo de 750.000 millones aprobado el pasado mayo- por un mecanismo permanente que se aplicaría ya en 2011, en lugar de a partir de 2013, tal y como se afirmó recientemente.
Merkel ha señalado que los líderes políticos europeos necesitan el "coraje" necesario para hacer que los inversores privados (sobre todo, bancos) compartan los riesgos de futuras crisis de deuda pública en la eurozona y demostrar así a los mercados financieros quiénes están al frente de la situación, para evitar que todo el coste recaiga sobre los hombros de los contribuyentes europeos, en especial alemanes y franceses por ser los que más aportan al Fondo.
"¿Cuentan los políticos con el coraje necesario para que aquellos que ganan dinero compartan también los riesgos? ¿O es que negociar con deuda pública es el único negocio en el mundo que no pude implicar riesgos?, se preguntó Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán. "Se trata de la primacía de los políticos y los límites de los mercados", reiteró la canciller germana, quien admitió que su insistencia en esta cuestión puede haber provocado el "nerviosismo" de los mercados.
Merkel ha repetido en varias ocasiones que "no es mejor europeo necesariamente quien en primer lugar ayuda a los demás países miembros, sino aquel que adopta medidas para fortalecer el euro a largo plazo", añadió.
Además, la canciller afirmó este miércoles, en el debate final sobre los Presupuestos del Estado para 2011 en el Bundestag (Parlamento germano), que la Unión Europea está pagando sus errores del pasado con el rescate de Irlanda. En este sentido, echó en cara al anterior Gobierno del socialdemócrata (SPD) Gerhard Schröder haber contribuido a socavar la estabilidad del euro por violar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE (déficit máximo del 3% y deuda del 60% del PIB) durante su mandato, así como facilitar el acceso a la zona del euro a Grecia, pese a sus dudosos datos económicos.
Críticas del BCE
La posición que viene manteniendo Alemania en los últimos días a raíz de la crisis irlandesa ha levantado críticas en el seno del Banco Central Europeo (BCE). Merkel ha advertido de que el euro se encuentra en una situación de "excepcional gravedad", mientras que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, alertó ayer en el Parlamento de que la moneda común europea está "en juego" por culpa de la crisis de la deuda soberana que sufre la eurozona.
El presidente del Banco Central de Austria y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Ewald Nowotny, ha denunciado la "irritación" que le producen las afirmaciones de Berlín sobre el peligro que corre el euro. "Esto me irrita (...) No diferencia entre los problemas individuales de países miembros de la eurozona y la propia divisa. El euro no está en peligro, son los países individuales los que están en peligro", dijo el banquero austriaco en una entrevista emitida por la cadena austriaca ORF.
Asimismo, Nowotny ha descartado la posibilidad de ruptura en el seno de la eurozona con los países saneados fiscalmente por un lado y los socios más díscolos desde el punto de vista presupuestario en otro bloque. "Es una discusión ridícula. Una división de la zona euro o su ruptura sería negativa para todas las partes implicadas y puede descartarse", dijo. "El euro está absolutamente intacto. Los recientes problemas presupuestarios del Estado americano de Illinois no son un problema para el dólar", argumentó.
Monetización del BCE
Por último, la tensión que vive la zona euro se escenificó nuevamente ayer cuando el pleno de la Eurocámara aprobó una resolución en la que pide al BCE que, como respuesta a la crisis de la deuda, compre bonos nacionales de los países de la zona euro, "siguiendo así la larga y contrastada práctica del Banco de Inglaterra y de la Reserva Federal de los Estados Unidos". Es decir, la Eurocámara solicita oficialmente la puesta en marcha de un Quantitative Easing a la europea, similar al aplicado por la Reserva Federal de EEUU.
El BCE inició la compra de deuda pública de los países de la zona euro en mayo tras el rescate de Grecia, pero hasta ahora lo ha hecho en pequeñas cantidades. El plan que propone ahora la Eurocámara pretende realizar compras masivas de bonos públicos de los países en dificultades. ¿Problema? Una medida de estas características viola explícitamente la Constitución germana. De hecho, el presidente del banco central alemán (Bundesbank), Axel Weber, rechaza de plano las compras de deuda pública por parte del BCE.
Por úlitmo, los parlamentarios reclaman la puesta en marcha de un sistema sólido de gobierno económico en la Eurozona para equilibrar la Unión Monetaria. En ese sentido, piden corregir de manera urgente los desequilibrios entre las economías de los Estados miembros y la creación de un fondo de rescate permanente para los países con problemas para refinanciar su deuda.