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James Turk desentraña cómo los gobiernos manipulan el precio del oro

James Turk, presidente de GoldMoney, desvela cómo los gobiernos y los bancos centrales manipulan el precio del oro para evitar que salga a la luz la “incómoda verdad”: que las monedas nacionales están siendo mal manejadas y que su poder adquisitivo está siendo inflado”.

(Libertad Digital) James Turk, presidente de GoldMoney y editor del Freemarket Gold & Money Report, publicó el pasado 3 de mayo un artículo en el Gold Anti Trust Action Committe (GATA) que ha sido traducido por el blog RSSNEWS. Turk es uno de los grandes expertos internacionales del mercado del oro. De hecho, participará el próximo 18 de junio en la conferencia Gold & Silver Meeting-Madrid 2009.

En su artículo, A short history of the gold cartel, cuyas claves se reproducen a continuación, Turk desentraña la manipulación a la que está sometido el mercado del metal amarillo:

Los gobiernos quieren un precio bajo del oro para que las respectivas monedas nacionales presenten un buen aspecto. El oro es reconocido en todo el mundo como el “canario en la mina de carbón” por lo que respecta al dinero. Un precio elevado del oro hace surgir de una manera abrupta la incómoda verdad de que las monedas nacionales están siendo mal manejadas y que su poder adquisitivo está siendo inflado.

Esta es la realidad que hizo evidente el presidente de la Reserva Federal anterior a Greenspan, Paul Volcker, cuando recordó en sus memorias el incremento del precio del oro en los años inmediatamente posteriores al final del patrón oro-dólar en 1971, diciendo que: “no se llevó a cabo una acción coordinada en las ventas del oro que previnieran el incremento de su precio. Y esto fue un error”. En efecto, fue un error porque un precio cada vez mayor de este metal socava la fina caña sobre la que descansan todas las monedas fiduciarias de papel: la confianza.

Pero desde luego, ese fue un error sólo desde la perspectiva de un banquero central. Un punto de vista completamente contrario a todo aquel que crea en la libertad de los mercados. El gobierno americano ha aprendido la experiencia, tomando buena cuenta del consejo de Volcker. Como el dólar es la moneda mundial de reserva, EEUU tiene mucho que perder si el mercado elige el oro en vez de una moneda fiduciaria, erosionando el dominio absoluto de la economía mundial que proporciona el privilegio monopolista de ser el único creador de este tipo de dinero.

La devaluación del dólar

Así que el gobierno americano interviene en el mercado del oro para que el dólar siga mereciendo ser la moneda de reserva mundial, cuando por supuesto, en la actualidad, su demanda ya no es merecedora de este respeto y privilegio. El gobierno americano actúa así intentando mantener bajo el precio del oro, pero es una misión imposible a largo plazo y por eso está condenada al fracaso. La historia demuestra que al final siempre gana el oro. Es decir, su precio termina inevitablemente escalando más alto en la medida que una moneda fiduciaria es devaluada. Y ésta es una realidad entendida y reconocida por los políticos de los diferentes gobiernos.

En consecuencia, reconociendo los problemas que supone taponar completamente el precio del oro, en lugar de hacer eso transigen en parte dejando que suba algo, digamos un 15% anual. De hecho, comparándolo con el dólar, el oro promedia una subida del 16,3% por año en lo que llevamos de década. En términos bélicos, podríamos decir que el gobierno americano está organizando una retirada ordenada para la moneda fiduciaria intentando controlar el avance del oro.

El precio del oro crece a un 15% anual

Pero aunque se deja subir su precio, siempre es menos de lo que debería subir en un mercado libre, porque el poder adquisitivo del dólar continúa inflado, precisamente, por permanecer el oro tan devaluado, a pesar de su apreciación anual durante esta década. Estas ganancias comienzan con el valor históricamente bajo que alcanzó en 1999. De hecho, de no haberse devaluado tanto el dólar, el oro debería seguir teniendo aproximadamente ese precio.

Hasta finales del siglo XIX, aproximadamente el 40% del suministro mundial de dinero consistía en oro. Y el 60% restante eran las respectivas monedas nacionales. En cuanto los gobiernos comenzaron a usurpar el privilegio de la emisión monetaria y disminuyeron intencionadamente el papel del oro, las monedas fiduciarias se expandieron a mediados del siglo XX hasta aproximadamente abarcar el 90% del total.

Las políticas inflacionistas de los años 60, particularmente en EEUU, llegaron a erosionar el papel monetario del oro hasta reducirlo a un mero 2% en el momento en que se terminó abandonando el patrón oro-dólar el año 1971.

Abandono del patrón oro

La importancia del oro volvió a rebotar durante la década de los 70 que es, precisamente, lo que provocó los lamentos de Volcker sobre lo que él llamaba “errores de los políticos”. Así que cuando alcanzó su valor máximo durante los 80, el porcentaje en valor con respecto al conjunto del sistema monetario llegó hasta casi el 10%. Finalmente, la fracción del valor del oro con respecto al conjunto del sistema monetario volvió a declinar hasta llegar al 1% en 1999. Hoy todavía se mantiene en un 2% aproximadamente.

Teniendo en cuenta este análisis, es razonable concluir que el oro debería equivaler por lo menos a un 10% del suministro mundial de dinero. Y como no está ni mucho menos en ese nivel, se puede afirmar que el oro se encuentra infravalorado. Con la actual infravaloración del oro llevada a cabo por los políticos americanos, la primera cosa que ganan con sus intervenciones es evitar que explote su precio hacia arriba, que es lo que haría en un mercado libre de injerencias.

La otra cosa que ganan es tiempo. Y este tiempo es el que les permite mantener a flote su esquema fiduciario de forma que puedan continuar beneficiándose de él, retrasando hasta algún futuro gobierno el inevitable colapso de este esquema. Bien, ¿y cómo puede el gobierno americano manejar el precio del oro?

¿Cómo se manipula el precio?

Han reclutado a Goldman Sachs, JP Morgan Chase y a Deutsche Bank para hacerlo, que son los encargados de realizar las operaciones en el mercado que permiten conseguir los fines del gobierno. Estos bancos son el cártel del oro. No creo que este cártel tenga más miembros, con la posible excepción de Citibank como el último recién incorporado.

Este cártel opera con el respaldo implícito del gobierno americano, que absorbe todas las pérdidas en las que pudiera incurrir con sus manipulaciones en el mercado, provisionando todo el metal físico necesario para ejecutar sus estrategias.

El cártel del oro

Sobre 1990 se produjo un cambio brusco en las políticas del gobierno. Fue el entonces presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan quien la introdujo, para poder rescatar a unos bancos que, como sucede ahora, eran insolventes. A los contribuyentes se les iba a imponer una carga fiscal adicional de varios cientos de millones de dólares para poder levantar a la colapsada industria de ahorros y préstamos. Pero como era del todo insostenible, a Greenspan se le ocurrió una idea.

El presidente de la Fed encontró en el libre mercado de las materias primas y las bolsas a la gallina de los huevos de oro, con unos bolsillos bien grandes y profundos. Pero aún mejor, vio que el gobierno podía sacar de esos bolsillos cuanto quisiera gracias al gran peso de la Reserva Federal y sus vastos recursos financieros. Todo esto se podía hacer mediante intervenciones programadas en los mercados, combinadas con la propaganda mediática adecuada. Por decirlo brevemente, era más fácil rescatar a los bancos insolventes extorsionando los mercados con malas artes que provocar una impopular subida de impuestos.

Rescate bancario de Alan Greenspan

Además, los bancos generaron este beneficio gracias a que la Reserva Federal imponía una curva de tipos [yield curve] cada vez más pronunciada, manteniendo relativamente elevados los tipos de interés a largo plazo mientras que permanecían bajos a corto plazo.

Así que para poder beneficiarse de este diferencial [spread], los bancos terminaron apalancando sus operaciones pidiendo prestado a corto plazo con el objetivo de comprar papel a largo plazo. Esta incongruencia entre los activos y los pasivos pasó a conocerse como carry trade.

El yen japonés fue la moneda favorita para endeudarse. Cuando el Nikkei se estrelló en 1990, el Banco de Japón se vio obligado a desarrollar una política de tipos de interés próximos al 0% para poder reanimar su economía. Así que un banco americano pedía pedir prestado dinero en Japón a un interés del 0,2%, comprar letras americanas a un 8% y embolsarse el margen, lo que originó maravillosos beneficios y permitió reconstruir la base del capital de los bancos.

El oro también se convirtió en un buen vehículo para pedir prestado dinero debido a su bajo tipo de interés. Este oro salía de los depósitos de la Reserva Federal (aunque nunca revelan cuánto está siendo prestado) provocando un mercado del oro completamente opaco y preparado para la intervención desde los bancos centrales mediante decisiones a puerta cerrada. GATA estima, citando fuentes de total confianza, que la cantidad de oro que ya ha sido prestada puede estar comprendida entre las 12.000 y las 15.000 toneladas.

Una cantidad que equivale aproximadamente a la mitad del oro en posesión de los bancos centrales y entre 4 y 6 veces una producción mundial estimada en unas 2.500 Tm. Es ese el motivo por el que los bancos dirigieron también sus pasos hacia el carry trade del oro.

Carry trade de oro

El carry trade fue un regalo de la Reserva Federal para los bancos centrales. Y, de hecho, todo funcionaba muy bien en un principio. Es decir, mientras el yen y el oro no subían de precio con respecto al dólar. Pues los emparejamientos del dólar con el yen y el oro no estaban garantizados [hedged]. Pero al final tanto el oro como el yen comenzaron a fortalecerse. Ahora bien, si se permitía que sus valores subiera lo suficiente, terminarían provocando cuantiosas pérdidas en las posiciones de los carry trade de los bancos. Esto fue un gran problema, porque las pérdidas de los bancos podían llegar a ser enormes dada la envergadura que había alcanzado el carry trade.

Así que se creó el cártel para poder manejar el precio del oro. Y todo fue bien al comienzo gracias a la ayuda que prestó en su momento el Banco de Inglaterra, cuando en 1999 vendió la mitad de sus reservas de oro. En ese momento, el metal amarillo alcanzó sus mínimos históricos, tal como se ha comentado más arriba. Pero este precio tan bajo creó de inmediato su propio problema. Pues al ser tan barato aparecieron los típicos inversores cazadores de gangas por todo el mundo al reconocer una maravillosa oportunidad para comprar. Así que la demanda de oro comenzó a crecer.

La manipulación de la banca central

Y según era mayor la demanda, apareció un nuevo problema no previsto y más difícil de resolver. El oro prestado por los bancos centrales había sido fundido y convertido en monedas, pequeñas barras y joyería de todo tipo que fueron adquiridas por multitud de pequeños compradores en todo el mundo. El oro estaba ahora retenido por el puño cerrado de pequeños inversores. Gente que sólo iba a estar dispuesta a soltarlo en el caso de que alcanzara un precio mucho mayor. Así que, ¿de dónde iba a venir el oro para devolvérselo a los bancos centrales?

Mientras que el yen es una moneda fiduciaria que puede ser creada fácilmente por el Banco de Japón, el oro es un activo tangible. Así que ¿cómo iba a devolverse todo ese oro sin aparecer por el mercado para comprarlo y provocar al mismo tiempo que subiera de precio? Porque en ese caso las pérdidas y problemas aún se iban a hacer mayores.

Finalmente los bancos centrales se vieron en un aprieto. Las políticas de la Reserva Federal estaban devaluando el dólar y el “canario en la mina” que era el oro comenzó a piar advirtiendo de la pérdida del poder adquisitivo de la moneda americana. Justo en ese momento, la anterior política de Greenspan de intervenir en los mercados para rescatar a los bancos dio un giro para poderse adaptar a las nuevas circunstancias.

El oro que había sido pedido a los bancos centrales no iba a poder devolverse, porque recomprarlo en los mercados iba a hacer subir su precio necesariamente. Es razonable pensar que, desde comienzos de esta década, el cártel del oro podría haber dirigido una retirada organizada del gobierno, permitiendo así que su precio hubiera subido poco a poco, siempre con la esperanza de que la gente no se diera cuenta de ello. Pero precisamente por su condición de “chivato”, la sola subida del precio del oro provoca en los inversores un efecto llamada y en consecuencia un incremento automático de la demanda. Algo que iba a terminar empeorando aún más las pérdidas del cártel del oro.

La solución adoptada ha sido otra. El objetivo final es mantener en efecto un incremento sostenido del precio del oro en aproximadamente un 15% anual. Pero al  mismo tiempo se permite a los miembros del cártel intervenir con el respaldo implícito del gobierno para que puedan obtener unos jugosos beneficios y compensar de alguna manera sus crecientes pérdidas al incrementarse las deudas contraídas precisamente por subir el precio del oro. Y la estrategia de actuación en los mercados por este cártel es bastante clara: diseñar actuaciones completamente opacas a los mercados y siempre en sentido inverso a sus tendencias, especialmente si son alcistas.

La trampa

Simplemente, tiene que observar las pérdidas acumuladas por las principales casas de inversión que trabajan sobre las materias primas y especialmente sobre el oro. Los cientos de millones de dólares perdidos por sus clientes son precisamente los mismos cientos de millones que ha ganado el cártel, y que precisamente les ayuda a cubrir sus pérdidas por parte del carry trade del oro. Y como ya se ha dicho, de paso consiguen que el dólar parezca todavía una buena moneda, porque de este modo el precio del oro siempre queda bastante por debajo de lo que debería estar gracias a la ausencia de trabas en las injerencias del gobierno.

Por lo que yo puedo entender, creo que caben dos salidas. O el cártel del oro termina fracasando en algún momento o el gobierno americano destrozará lo único que queda de libre mercado en América. Espero que suceda lo primero, pero el cariz que están tomando los acontecimientos en Washington y las medidas de los políticos sugieren la segunda opción.

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