LD (Ángel Martín) El que fue presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos desde 1986 a 2007, Alan Greenspan, no deja de sorprender con sus declaraciones. La evolución de sus ideas económicas parece algo confusa, y no es fácil conciliar éstas con sus actuaciones al frente de la FED.
De joven, Greenspan fue un firme defensor del libre mercado y del patrón oro, pero sus posiciones iniciales no le impidieron presidir el organismo de cuasi-planificación monetaria y bancaria centralizada de EEUU, la FED.
Además, durante su mandato se dedicó a jugar con el dinero, subiendo y bajando los tipos de interés, fomentando la generación y posterior pinchazo de burbujas financieras y bursátiles. Con este historial detrás, Greenspan, tras abandonar la Reserva Federal, afirmó lo siguiente sobre su papel en la autoridad monetaria en una entrevista en el programa de Jon Stewart en 2007:
"He estado manejando estos complejísimos modelos matemáticos para predecir el comportamiento de la economía y tras mirar lo que está ocurriendo estas últimas semanas me dije si tuviera un mecanismo para saber si la gente está atravesando una etapa más temerosa o más eufórica, no necesitaría ninguno de esos modelos porque podría predecir la economía mucho mejor que ellos. El problema es que no podemos saberlo de ninguna manera".
Además de reconocer la radical ignorancia a la que se enfrentan los bancos centrales a la hora de determinar la oferta monetaria y los tipos de interés, Greenspan reconoció la ausencia de un libre mercado en el sistema financiero: "En la medida en que exista un banco central decidiendo la cantidad de dinero que hay en la economía, esto no es un libre mercado. Mucha gente lo llama regulación".
En otra entrevista a comienzos de 2008, concedida esta vez a Fox News, defendió un sistema de patrón oro frente al actual sistema fiduciario, por sus efectos inflacionarios destructivos: "Debería haber algún mecanismo que restringiera la cantidad de dinero que se puede imprimir, ya sea el patrón oro o algo similar. Salvo que tengas eso, la historia sugiere que la inflación tendrá efectos destructivos sobre la actividad económica [...] Hay muchos economistas, incluyéndome, que creemos a pies juntillas que EEUU tuvo mucho éxito en el período 1870-1914 con un patrón oro internacional".
Posturas contrarias con el paso del tiempo
Pese a tales declaraciones, en octubre de 2008 Greenspan parecía haberse olvidado de las ideas anteriores, ya que reconoció la falta de regulación durante su mandato y admitió que "estaba equivocado al evitar la regulación del sistema financiero". Aún así, no se arrepintió de sus actuaciones y afirmó estar sorprendido ante los acontecimientos de la crisis, "porque estas ideas económicas han funcionado excepcionalmente durante más de 40 años", según afirmó entonces.
Siguiendo esta línea, tanto en 2008 como en el presente año, ha escrito un par de artículos, tanto en Financial Times como en The Wall Street Journal, para exculpar a la Reserva Federal y, por su puesto, su responsabilidad, del auge de la burbuja inmobiliaria y su posterior estallido a mediados de 2007 tras la crisis subprime. Distintos analistas, como Robert Murphy, Alberto Recarte o Juan Ramón Rallo, respondieron a Greenspan señalando por qué sí fue uno de los principales responsables de la crisis.
La amenaza de los rescates públicos
Las últimas declaraciones de Greenspan tampoco tienen desperdicio. En una ponencia en el American Enterprise Institute el pasado miércoles, señaló que los rescates públicos a las grandes instituciones financieras (basados en la doctrina too big to fail) es la mayor de las amenazas, no sólo para el libre mercado, sino para el futuro económico de Estados Unidos.
"Las garantías gubernamentales de los pasivos de las instituciones que son calificadas como demasiado grandes para caer [too big to fail] desbaratan el proceso competitivo que genera la eficiencia del capital", añadiendo que el problema de los rescates es el que más amenaza a la eficiencia del mercado.
Así, según Greenspan, dichos rescates públicos (bailouts) perjudican al proceso de destrucción creativa que tiene lugar en los mercados, debido a la mala asignación de recursos públicos que genera el Gobierno, destinando miles de millones de dólares a salvar instituciones semi-quebradas.
Por último, el anterior chairman de la FED advirtió de que la Administración Obama se enfrenta a un dilema: si introduce nuevas regulaciones a los bancos e instituciones financieras éstas probablemente verían afectadas sus capacidades para competir en un ambiente global. Dado lo camaleónico de sus declaraciones, quién sabe qué puede decir la próxima vez que hable en público.