LD (EFE) Las ventas de coches cayeron en agosto a su nivel más bajo en los últimos cuarenta años con sólo 63.255 automóviles vendidos durante ese mes.
Entre las marcas más afectadas están algunas de las más caras como Aston Martin, que sufrió una caída de ventas del 67 por ciento -sólo vendió 19 coches en agosto-, Land Rover, cuyas ventas cayeron un 58 por ciento o Jaguar, que vendió un 41 por ciento menos.
Por su parte, según Halifax, la mayor entidad hipotecaria del país, la propiedad inmobiliaria media perdió un 12,7 por ciento de su valor -unas 25.400 libras (más de 31.000 euros)- en un solo año, lo que tiene a su vez impacto en la capacidad de endeudamiento de los hogares.
El número de morosos y de desahucios de personas que han contratado hipotecas para adquirir una vivienda creció mientras tanto fuertemente durante el segundo trimestre del año, según un análisis de la agencia calificadora Moody's.
Los ahorros de las familias están también en su nivel más bajo desde hace más de un siglo tras caer un 48 por ciento y el número de británicos que se embarca en un plan de pensiones se redujo también en un millón hasta siete millones en los doce últimos meses.
La confianza del consumidor bajó en julio a 51 puntos, lo que supone una caída del 46 por ciento con respecto a igual mes del 2007, la mayor desde mayo del 2004.
La crisis se nota especialmente en el comercio de comestibles: los clientes consumen cada vez menos alimentos orgánicos y optan por la comida más barata que encuentran, lo que beneficia sobre todo a los supermercados más baratos como Aldi o Lidl, que han visto crecer rápidamente sus ventas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió esta semana de que la economía británica puede entrar en recesión en el segundo semestre con caídas del 0.3 y el 0.4 por ciento en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente.
Entre las marcas más afectadas están algunas de las más caras como Aston Martin, que sufrió una caída de ventas del 67 por ciento -sólo vendió 19 coches en agosto-, Land Rover, cuyas ventas cayeron un 58 por ciento o Jaguar, que vendió un 41 por ciento menos.
Por su parte, según Halifax, la mayor entidad hipotecaria del país, la propiedad inmobiliaria media perdió un 12,7 por ciento de su valor -unas 25.400 libras (más de 31.000 euros)- en un solo año, lo que tiene a su vez impacto en la capacidad de endeudamiento de los hogares.
El número de morosos y de desahucios de personas que han contratado hipotecas para adquirir una vivienda creció mientras tanto fuertemente durante el segundo trimestre del año, según un análisis de la agencia calificadora Moody's.
Los ahorros de las familias están también en su nivel más bajo desde hace más de un siglo tras caer un 48 por ciento y el número de británicos que se embarca en un plan de pensiones se redujo también en un millón hasta siete millones en los doce últimos meses.
La confianza del consumidor bajó en julio a 51 puntos, lo que supone una caída del 46 por ciento con respecto a igual mes del 2007, la mayor desde mayo del 2004.
La crisis se nota especialmente en el comercio de comestibles: los clientes consumen cada vez menos alimentos orgánicos y optan por la comida más barata que encuentran, lo que beneficia sobre todo a los supermercados más baratos como Aldi o Lidl, que han visto crecer rápidamente sus ventas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió esta semana de que la economía británica puede entrar en recesión en el segundo semestre con caídas del 0.3 y el 0.4 por ciento en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente.
El Banco de Inglaterra, atado de pies y manos
El Banco de Inglaterra se ve mientras tanto atado de pies y manos por considerar de momento el peligro de inflación aún más grave que la amenaza de recesión económica y este jueves no tuvo más remedio que mantener los tipos de interés inalterados en un 5 por ciento por quinto mes consecutivo.
El índice de precios al consumo alcanzó en efecto en julio el 4.4 por ciento en tasa interanual, más del doble del objetivo oficial de 2 por ciento.
Gordon Brown , que mientras ocupó la cartera de Economía en el Gobierno de Tony Blair, no dejó de presumir ante propios y extraños de haber presidido el mayor período de estabilidad económica de los últimos decenios, se ve así inundado de malas noticias .
El peor golpe lo recibió el pasado fin de semana de su propio sucesor al frente del Tesoro, Alistair Darling, quien dijo en una entrevista con un periódico que este país se enfrentaba seguramente a la peor crisis de los últimos sesenta años .
Esas palabras de Darling, que el ministro trató luego de precisar ante el revuelo armado, explicando que se refería a la crisis internacional y no a la capacidad de este país para hacerle frente, precipitó la caída de la libra esterlina en los mercados de divisas.