(Libertad Digital) El riesgo de quiebra no sólo amenaza a las economías emergentes del planeta, en especial a los países del Este de Europa. La sombra de la suspensión de pagos se aproxima también a grandes potencias, tales como Gran Bretaña.
El descontrol del gasto público que ha emprendido el Gobierno de Gordon Brown para rescatar a sus sistema financiero y combatir la crisis económica se está traduciendo en un incremento récord de la deuda pública. Tanto es así que, de hecho, el Tesoro no ha logrado colocar su última emisión de bonos entre los inversores.
El famoso inversor George Soros advirtió el pasado sábado que este hecho es una señal importante a tener en cuenta sobre la capacidad limitada del Estado para endeudarse. Así, Soros no descarta que el Ejecutivo británico se vea obligado a tener que solicitar ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). Es decir, pedir créditos para hacer frente a sus compromisos financieros como, por ejemplo, el pago de la deuda.
De este modo, Soros recupera la advertencia lanzada por el líder de la oposición conservadora David Cameron. En este sentido, el propio gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyng King, también advirtió recientemente sobre el sustancial incremento del endeudamiento público, ya que podría asustar a los inversores, informa la cadena CNBC.
El creciente déficit presupuestario obliga al Gobierno británico a ser muy cauteloso en la aprobación de nuevos paquetes de estímulo fiscal, es decir, más gasto público, según King, para tratar de recuperar el crecimiento. El problema, según Soros, es que " el sistema bancario es más grande que la economía del país". Por ello, si el Gobierno pretende rescatar al sistema será a costa de incrementar sustancialmente la deuda estatal, hasta el punto de que existe la "posibilidad" aunque no riesgo de tener que acudir al FMI, añade.
La última vez que Gran Bretaña pidió ayuda al FMI fue en 1976 . Una decisión que acabó con la reputación del Partido Laborista británico durante casi una generación de políticos.