Gallardón no da un respiro a sus ciudadanos ni siquiera en un día tan complicado para moverse por Madrid. Muchos madrileños que desean ir el miércoles a trabajar se encuentran con el problema de que los sindicatos han anunciado que no cumplirán ni siquiera los servicios mínimos en esta región.
De esta manera, el enfrentamiento que las centrales sindicales quieren escenificar con Esperanza Aguirre tomará como rehenes a los madrileños. La solución que muchos de ellos se plantean es ir en coche a trabajar: por un día, dejarán el metro y el autobús, para acercarse en su propio vehículo a su oficina.
El problema es que, para todos aquellos que trabajen dentro del anillo de la M-30, seguirá vigente el temido Servicio de Estacionamiento Regulado. El famoso ticket de la hora no se toma huelga, al menos no oficialmente. Según informa Europa Press, los parquímetros del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) de Madrid funcionarán mañana con normalidad, lo que obligará a los ciudadanos a comprar el preceptivo ticket para poder aparcar en las zonas azules y verdes.
El único respiro es que el Ayuntamiento de la capital no ha fijado servicios mínimos para los controladores al no considerarlo un servicio esencial. Si todos los operarios deciden ir a la huelga, nadie pondrá multas a los madrileños. Así lo ha explicado el delegado de Hacienda de la capital, Juan Bravo, en declaraciones a los medios antes de iniciarse el Pleno y tras haber llegado a un acuerdo con los sindicatos UGT y CCOO en la tarde del lunes.
Lo que ocurre es que los trabajadores de la capital de España no sabrán cuando salgan de sus casas por las mañanas si en su zona habrá vigilancia o no. Así, tendrán que poner ticket, arriesgarse a la multa o intentar jugársela con los servicios mínimos del metro y la EMT. El equipo de Alberto Ruiz Gallardón no ha considerado oportuno dar un día libre a sus sufridos automovilistas.
Lo cierto es que haber declarado con unos días de antelación que no habría SER en Madrid podría haber asestado un duro golpe a la huelga. Muchos madrileños que dudan sobre si ir o no a su trabajo podrían haberse decidido a acercarse en coche si la amenaza de multa no hubiera estado vigente. Y la imagen de una M-30 atascada a las 9.00 de la mañana por todos esos trabajadores que normalmente van en transporte público podría haber sido un revés muy importante (sobre todo desde el punto de vista informativo) para los sindicatos.