Uno de esos vivos debates es el concerniente a si la hiperinflación entra dentro del panorama futuro más plausible. En efecto, los analistas, aunque pertenezcan a similares corrientes teóricas, no se ponen de acuerdo en advertir de los efectos de las políticas monetarias extraordinarias aplicadas.
Unos piensan que la impresión de dinero y papeles por parte de las autoridades monetarias generará inevitablemente hiperinflación, mientras que otros ven el panorama deflacionario -debido a la contracción del crédito, caída del consumo, e ineficacia de las políticas de la banca central- como el más previsible.
Esta discusión podría ser personificada por dos populares analistas: Marc Faber y Mike Shedlock (Mish). Faber es un inversor suizo y gestor de fondos, editor del boletín mensual sobre inversión The Gloom Boom & Doom Report, y popular analista entre los medios y canales financieros norteamericanos por sus predicciones catastrofistas. Por ejemplo, fue Faber quien dijo que EEUU se dirigía hacia una hiperinflación como la sufrida por Zimbabue.
Mish es gestor de patrimonios, y escribe y mantiene su prestigioso blog, Global Economic Trend Analysis. En contraposición a Faber, Mish se muestra mucho más cauto al predecir hiperinflación, y ve una clara tendencia deflacionaria, resumida, entre otros factores, en el desplome del crédito (como se muestra en este gráfico).
En un reciente post, Mish se hacía eco y discutía unas palabras del suizo acerca del futuro previsible de Estados Unidos. A continuación, les presentamos un resumen de la discusión entre Mish y Faber, donde se tocan temas que van mucho más allá del debate entre hiperinflación o deflación.
La última de las sombrías predicciones de Faber contiene una gran quiebra financiera que antecede a una guerra, liderada por los gobiernos para tratar de desviar la atención de la gente. En una conferencia realizada en Singapur, Faber realizó declaraciones como las siguientes: “La crisis no ha resuelto nada. Por el contrario, hay menos transparencia hoy que antes. El balance del Gobierno se está expandiendo, y los abusos que han llevado a esta crisis han continuado”.
La continuación de estos abusos le lleva a pensar que, “finalmente, habrá un gran colapso y luego toda la expansión crediticia llegará a su final […] Antes de que eso suceda, los gobiernos continuarán imprimiendo dinero, lo que con el tiempo conducirá a tasas de inflación muy altas, y la economía no responderá al estímulo”. Pero añade lo más terrorífico: “La familia media se verá dañada por ello, y luego, con el fin de distraer la atención de la gente, los gobiernos irán a la guerra […] Simplemente, se inventarán un enemigo”.
En este sentido, señala que hay formas de protegerse financieramente contra este escenario: “Durante periodos bélicos, las materias primas se disparan de precio […] Si quiere protegerse contra la guerra, no tiene que poseer derivados en UBS o AIG, sino que tiene que poseer [las materias primas] físicamente, como tierra agrícola o commodities agrícolas. Eso es algo a considerar para usted como una seguridad y protección personal. Tiene que poseer algunas commodities”, afirmó.
Tras exponer estas ideas de Faber, Mish pasa a comentarlas una por una:
Faber: Habrá otra guerra y será contra un enemigo imaginario.
Mish: Estoy plenamente de acuerdo en que la siguiente guerra será contra un enemigo imaginario. Casi todas las guerras son contra un enemigo imaginario y/o de escaso interés vital para los Estados Unidos. La Primera Guerra Mundial, Corea, Vietnam, y la Segunda Guerra del Golfo eran todas innecesarias. La Segunda Guerra Mundial fue un resultado directo de la Primera.
La Guerra Contra el Terrorismo es absurda. El terror es un método. Hacer una guerra sobre un método contra un enemigo que no tiene un país real está condenada al fracaso y a desperdiciar y malgastar mucho dinero. En cuanto a quién sería el siguiente, dadas las amenazas indirectas lanzadas contra Pakistán, ése sería un lugar a tener en cuenta. Irán sería otro.
Faber: El índice S&P 500 y el Dow Jones bajarán en relación con el oro.
Mish: Coincido con esto. La cuestión es en qué grado.
Faber: Finalmente habrá un gran colapso y luego toda la expansión crediticia llegará a su final. Antes de que eso suceda, los gobiernos continuarán imprimiendo dinero lo que con el tiempo conducirá a tasas de inflación muy altas, y la economía no responderá al estímulo.
Mish: La economía tampoco está respondiendo al estímulo en la actualidad, al menos de una forma significativa. El 100% del crecimiento del PIB estuvo directamente relacionado con el estímulo público. La idea de que el gasto público puede dar comienzo a una recuperación económica auténtica es ridícula. No obstante, el gasto público sí puede empezar un boom artificial. La burbuja inmobiliaria es un ejemplo de esto.
Sin embargo, para que comience un boom, los individuos y las empresas tienen que estar dispuestas a llevarlo a cabo. Ésa es la manera como funciona en una economía basada en el crédito. Ahora mismo el crédito personal se está contrayendo, los préstamos mediante tarjetas de crédito están cayendo y las empresas, simplemente, no quieren expandirse ante incrementos de impuestos y alto desempleo.
A no ser que la Reserva Federal encienda un nuevo boom crediticio, la alta inflación es improbable. El temor ahora debería estar más en lo que haga el Congreso que en lo que haga la FED. Con todo, parece que el Congreso está empezando a ponerse un poco receloso sobre estos enormes déficits públicos. Por supuesto que el Congreso gastará, pero ¿será suficiente para que sea relevante? Lo dudo, al menos hasta que haya más purgas de deuda corporativa y de consumo vía quiebras.
Faber: El S&P no caerá por debajo de los 800 ó 900 puntos y, finalmente, ascenderá a niveles más elevados en términos nominales, pero no necesariamente en términos reales. Se espera una corrección en el corto plazo. (El S&P 500 se encuentra actualmente alrededor de los 1.100 puntos).
Mish: Dudo que el suelo esté ahí, pero podría ser. Es concebible que el S&P caiga hasta los 500 puntos que, por cierto, es lo que considero sería su valor razonable. Japón tuvo dos décadas perdidas y estimo que EEUU también pasará por ahí.
Faber: El sistema capitalista “tal y como lo conocemos hoy” colapsará.
Mish: De acuerdo. El modelo de papel moneda basado en el crédito que genera el sistema de reserva fraccionaria y la fabricación de dinero de la nada ha llegado a su cima. Matemáticamente es imposible que el actual esquema Ponzi de niveles de deuda cada vez más elevados sobreviva por mucho más tiempo. La única cuestión es cuándo y cómo estallará.
Faber: Los bancos centrales continuarán imprimiendo dinero a marchas forzadas, pero a largo plazo esta estrategia conducirá a una caída en el poder adquisitivo y de las condiciones de vida, especialmente en los países desarrollados.
Mish: De acuerdo.
Faber: Los años 2006 y 2007 fueron “la cima de la prosperidad” y es improbable que la economía mundial vuelva pronto a ese nivel.
Mish: De acuerdo. Hace tiempo propuse que el pico del crédito y de las ganancias había llegado a su cenit. Sobre el primero (junio de 2006): “La ola final de imprudencia de los consumidores creó las condiciones exactas que se requerían para su propia destrucción. La orgía de la burbuja inmobiliaria fue el último ¡Hurra! No va a volver y no habrá una burbuja más grande que la reemplace. Tanto los consumidores como los bancos se han pillado los dedos, y las actitudes han cambiado”.
Faber: La mejor forma para tratar cualquier problema económico es dejar que el mercado funcione y solucione esos problemas.
Mish: De acuerdo.
Faber: El capitalismo colapsará de la misma forma como colapsó el comunismo.
Mish: El capitalismo no colapsará, porque no estamos practicando el capitalismo. En vez de ello, estamos inmersos en una perversa mezcla de fascismo corporativo, socialismo, corrupción y confiscación de los bolsillos para y por aquellos que controlan el país. Sí, eso colapsará.
Faber: Ningún ciudadano decente debería confiar en la Reserva Federal ni un segundo. Es muy importante que todo el mundo tenga algo de oro porque el Gobierno hará de cada dólar (en el largo plazo) algo inútil.
Mish: Ningún ciudadano decente debería confiar en ningún banco central en ninguna parte. Los problemas van más allá de la FED, y en el largo plazo todas las monedas de papel valen cero. Estas monedas no fluctúan, sino que todas se hunden a tasas variables.