La recesión económica y la falta de crédito no son factores suficientes para que se ajuste el sector inmobiliario en España. El boom de precios que experimentó el mercado de viviendas nacional por la entrada en la eurozona (se pasó de unos tipos de interés del 17% al 2% en unos pocos meses, que disparó la demanda) creó una burbuja que comenzó a desinflarse a finales de 2006, sin embargo la oferta sigue creciendo más que la demanda tres años y medio después, lo que retrasará aún más el ajuste del sector.
Los datos son suficientemente elocuentes. Según las certificaciones de fin de obra que se encuentran en los registros de los colegios de arquitectos, durante el pasado año se construyeron 387.075 viviendas en España. Sin embargo, sólo se vendieron 220.633 pisos de obra nueva, tal como reflejan las cifras publicadas en la web del Instituto Nacional de Estadística. De esta forma, la oferta inmobiliaria de obra nueva en 2009 casi dobló la demanda.
El hecho de que se sigan construyendo más pisos de los que están dispuestos a adquirir los compradores tiene una explicación sencilla. En este sector existe un decalaje entre el inicio de las obras y su conclusión que ronda los 24 meses, es decir, que desde que se otorga la licencia de inicio de los trabajos hasta que se concluyen pasan dos años de media.
Además, hay que añadir el tiempo previamente destinado a la burocracia (licencias) y a la adquisición de los factores de producción (como los solares). Así, los pisos que ahora se terminan fueron iniciados, al menos, a principios de 2008.
En la actualidad, según los datos del servicio de estudios de BBVA, en España hay más de un millón de viviendas que no encuentran comprador y este volumen de inmuebles seguirá creciendo si las promotoras y los bancos (que se han convertido en las mayores inmobiliarias del país) no acometen una bajada importante de los precios. Al no concederse hipotecas y mantener los precios altos es imposible que se produzca el necesario ajuste del sector.
La cuestión cobra especial importancia si se analiza en términos financieros. Las promotoras están en quiebra técnica porque no venden inmuebles y, en lugar de abaratar los pisos, han decidido entregarlos a las entidades financieras. En 2008 los promotores se lanzaron a una campaña pública para conseguir se rescatadas con dinero de los contribuyentes con frases como "antes que bajar el precio de la vivienda un 40% se la doy al banco". Y cumplieron sus amenazas.
El crédito para "actividades inmobiliarias" que tienen bancos y cajas en sus balances supera los 300.000 millones de euros, una cantidad desorbitada que casi triplica los recursos propios de las entidades financieras. Como garantía (colateral) de estos préstamos las promotoras y constructoras presentaron solares y los propios inmuebles y, como no se han devuelto los créditos, estos activos se encuentran ahora en los balances del sistema financiero. Además, se refinancia a las inmobiliarias (roll over).
La solución al problema parece clara: bajar los precios hasta que la demanda esté dispuesta a absorber la oferta. En caso contrario España se podría enfrentar a una crisis de larga duración, ya que dos de los sectores más importantes de la economía nacional (la construcción y la banca) tendrían serios problemas para sobrevivir sin dinero público, es decir, el que sale de los bolsillos de los ciudadanos y de las cuentas de las empresas que no son rescatadas.
De momento, bancos, cajas y promotoras se niegan en redondo a abaratar los pisos lo suficiente para ajustar el mercado. Las entidades financieras no quieren reflejar en sus balances las pérdidas derivadas de vender barato lo que compraron caro y las promotoras se mantienen en sus trece, ya saben: "antes de bajar el precio de la vivienda un 40% se la doy al banco".
La banca sabe que el problema es real y por ello ha decidido provisionar un 30% más para afrontar la escalada de deudas no pagadas. Pero ¿A cuánto asciende la morosidad real de los promotores inmobiliarios? El Banco de España la cifraba en junio de 2009 en el 7,5% de los préstamos concedidos, pero sumando las últimas refinanciaciones la tasa se dispara al 10,4%, con más de 34.000 millones de euros. Once veces más que un año antes.
La vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha asegurado al Fondo Monetario Internacional (FMI) que el ajuste inmobiliario "ya se ha producido" en España, pero esto es falso, ya que los datos revelan que habría que realizar por lo menos rebajas del 20% adicionales en los precios para que la afirmación de Salgado fuera verdad.
El director de análisis e investigación de mercados de AguirreNewman, Javier García-Mateo, también estima que de mantenerse el actual coste de financiación, el precio de los pisos debería bajar para que la tasa de esfuerzo de las familias vuelva a porcentajes normales del 30% de su renta bruta.
Si este mercado no fuera tan rígido los precios se ajustarían a la baja y el sector podría volver a la senda de la recuperación en un plazo relativamente corto de tiempo. Pero no es el caso de la economía española.