LD (M. Llamas / L. Ramírez) Continúan los malos augurios para la economía española. A falta de un mes y medio para el cierre del año, el Gobierno ha decidido, por fin, admitir la gravedad de la situación y los máximos responsables de Moncloa reconocen abiertamente que estamos ante la mayor crisis de los últimos decenios.
Precisamente, este viernes el avance de Contabilidad Nacional Trimestral publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) certifica la primera contracción del Producto Interior Bruto (PIB) en 15 años.
La economía se desinfla un 0,2% y la UE no podrá salvar a España, ya que el PIB de la Eurozona ha vuelto a bajar en el tercer trimestre, un 0,2%, constatando la existencia de recesión (dos trimestres consecutivos de reducción del PIB).
Pese a los mensajes triunfalistas que hace pocos meses eran utilizados por el Ministerio de Economía y Hacienda que negaban la existencia de problemas estructurales en España. El hundimiento del sector inmobiliario y el aumento del paro, han dinamitado los dos pilares en los que se sustenta la economía nacional: la construcción y la demanda interna (el consumo).
Por ello, a la crisis financiera internacional se suma otra de carácter estructural que pone a España en el furgón de cola de los países desarrollados. De hecho, el grupo que engloba a las economías más industrializadas –la OCDE- acaba de realizar unas previsiones en las que España no sale bien parada en términos de productividad, PIB y paro.
España será el país que menos productividad y más desempleo en porcentaje de la población activa tendrá en 2008 de toda la OCDE. Pero lo más destacable es que es el país que peor gestiona su aparato productivo.
En concreto, la desviación del PIB real respecto al potencial (el que debería tener la economía si sus gobernantes adoptaran las políticas adecuadas), es del 3%, la mayor del mundo desarrollado, detras de Islandia e Irlanda, según la OCDE.
La única buena noticia deriva -paradojicamente- del alto componente del crudo en la inflación nacional. El Índice de Precios al Consumo evolucionará en España de una forma más favorable que en el resto de países desarrollados, aunque se trata de una cuestión que habrá que solucionar en el futuro para no sufrir los efectos de la subida del barril de petróleo más que los demás, como ha sucedido en la mayor parte de 2008.
Los datos de Economía son preocupantes
Y no son solamente los organismos internacionales los que pintan este escenario tan negro para España. Pese a que durante el conjunto del año el Gobierno ha pasado más tiempo negando los problemas que buscando vías para solucionarlos, el Ministerio de Economía ha puesto las cartas sobre la mesa.
Eso sí, la forma de hacerlo ha sido mediante la Síntesis de Indicadores Económicos, un documento que periódicamente elabora el departamento que dirige el vicepresidente Solbes y que sirve para anticipar la evolución futura de la economía, así como para analizar la situación actual, a modo de “foto fija”.
Una de las variables estrella a la hora de augurar la marcha de la economía es el Indicador Sintético de Actividad (ISA). Este dato ha estado prácticamente plano durante los últimos años, para iniciar en 2008 un derrumbe sin precedentes. El desplome se ha visto acompañado (o generado) por el hundimiento de las ventas de grandes empresas y la caída de los ciudadanos que trabajan.
Como consecuencia de ello, el clima de confianza ha seguido una senda similar, tanto en el Índice de Producción Industrial (IPI) como en la confianza del sector secundario. Un dato revelador es que el consumo de energía eléctrica (fundamental para producir bienes y servicios) cayó en octubre un 1,7%.
En la misma dirección apunta el indicador PMI de la industria manufacturera, que ha descendido en octubre por segundo mes consecutivo, anotando un nivel de 34,6, inferior en 3,7 puntos al de agosto. Esta cifra sigue alejada del umbral de contracción (50 puntos) que no ha sido rebasado desde noviembre de 2007.
Y qué decir del sector constructor. La confianza de los agentes que operan en este mercado intensificó en octubre su proceso de deterioro anotando un saldo de –38 unidades, doce puntos por debajo del correspondiente al mes de septiembre (-26). Y los indicadores sintéticos de este sector así lo constatan.
Finalmente, todo ello se traduce en más paro. La mayoría de los indicadores del mercado laboral muestran desde hace varios trimestres un tono preocupante, que se está intensificando en los últimos meses, en consonancia con las dificultades económicas.
Ello se ha evidenciado una vez más en la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre de 2008, así como en los registros de afiliación a la Seguridad Social (SS) y del paro registrado de los Servicios Públicos de empleo. Con una caída brutal de las afiliaciones y 800.000 parados más en lo que va de año.