L D (Agencias) En concreto, el Real Instituto Elcano prevé que España nunca mejorará su actual clasificación de octava economía del mundo en términos de Producto Interior Bruto (PIB) debido a que países emergentes como Brasil, México, Rusia y la India "no tardarán mucho" en darle alcance.
Esta previsión se recoge en el informe titulado "España ante el G-20: una propuesta estratégica sobre su inserción en la nueva gobernanza global", en el que el organismo analiza el modelo que se debe seguir para aumentar la influencia española en el mundo.
La institución considera que España "no puede basar su futura influencia global exclusivamente en su peso económico relativo", por lo que recomienda marcarse como reto afianzar su presencia en los foros encargados de la reforma de las reglas de juego mundiales.
Una de las metas sería aspirar a que el G-20, en el que la posición de España "dista mucho de ser cómoda" -según el informe-, se convierta en el G-24 para consolidar su propia plaza, después de participar como invitado a las reuniones de Washington y Londres. Junto a España, pasaría a tener puesto fijo Holanda y serían candidatos a las otras dos plazas Irán, Tailandia, Egipto, Pakistán y Polonia.
Se habilitarían tres asientos adicionales para áreas del mundo con suficiente peso económico, pero con menor grado de representación, como sería el caso del sudeste asiático (Malasia, Filipinas, Singapur y Vietnam), África (Nigeria y Argelia) y Sudamérica (Colombia, Venezuela y Chile).
El nuevo G-24 que postularía España daría presencia a las tres organizaciones económicas vinculadas al sistema de Naciones Unidas: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. El informe se plantea qué modelo de país debe adoptar España para estar entre los grandes.
La opción elegida es la de ser una "potencia media" de ámbito regional, pero con proyección global, al estilo de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia o Japón, que combine "poder duro y blando".
El Real Instituto Elcano afirma que España cuenta con el perfil político y económico idóneo para "liderar iniciativas globales", aportar "ingredientes valiosos" a la nueva gobernanza mundial y desplegar "todo su potencial como actor global". No obstante, puntualiza que para lograr este fin, debería dotar a su acción exterior de "mayor claridad estratégica y de mayor fortaleza y efectividad".
La responsabilidad del Gobierno
Además, advierte que el futuro liderazgo de España en el mundo dependerá de su capacidad para realizar ciertas reformas estructurales internas que resultan "inaplazables".
El estudio destaca que sus "evidentes carencias internas" residen en la educación y el conocimiento científico, y en la baja productividad, como consecuencia de una reducida competencia externa y de una alta dependencia de la financiación exterior, es decir, de un déficit estructural de la balanza de pagos.
En este sentido, advierte que aunque la crisis azota con "gravedad" a España, recae en el Gobierno la responsabilidad y capacidad de aprovechar las oportunidades que ésta proporciona para lograr insertar al país de forma estable en el nuevo orden internacional en un lugar que le permita desplegar todo su potencial como actor global.