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SE VUELVE A ABRIR LA BRECHA

España no logra curar su adicción al crédito exterior

Poco ha durado el único indicador positivo de la economía española. El déficit exterior se redujo en los dos primeros meses de este año, pero los datos de marzo revelan un nuevo aumento. El repunte del precio del crudo terminará de marchitar el único brote verde que existe.

Poco ha durado el único indicador positivo de la economía española. El déficit exterior se redujo en los dos primeros meses de este año, pero los datos de marzo revelan un nuevo aumento. El repunte del precio del crudo terminará de marchitar el único brote verde que existe.

LD (Lorenzo Ramírez) El único síntoma que hacía prever que la caída de la actividad económica española podía estar tocando suelo -la reducción de la brecha exterior, es decir, del déficit de la balanza por cuenta corriente- está desapareciendo.

Este indicador mide la evolución del ahorro y del consumo del conjunto de la economía ha cerrado el mes de marzo con un aumento respecto al trimestre precedente, dejando la reducción observada en enero y febrero en un mero espejismo. Cuando hay déficit en esta balanza es porque ciudadanos, empresas y Administraciones consumen más de lo que se produce y cuando superávit justo lo contrario: se ahorra más de lo que se produce.

España tenía al cierre de 2007 un déficit de la balanza por cuenta corriente de 106.201 millones de euros (equivalentes al 10,1% del PIB). Es decir que gastamos el 10% más de los recursos disponibles, unos 106.000 millones de euros no ahorrados, por lo que hubo que recurrir a financiación exterior. Pero en 2008, esta cantidad fue de 104.664 millones, lo que suponía una bajada del 1,16%.

Aunque este 1,16% pueda parecer poca cosa era la primera vez en siete años en que descendía el déficit por cuenta corriente, después de haber sufrido incrementos, casi siempre de dos dígitos, desde el ejercicio 2002. El último año en el que bajó el saldo deficitario de la balanza por cuenta corriente fue 2001, cuando cayó un 10,1%. Y la tendencia continuaba en 2009, porque en los dos primeros meses del año, el déficit corriente fue de 16.740,5 millones de euros, frente a los 20.994,8 del mismo periodo 2008.

La brecha aumenta en el primer trimestre

Pero los últimos datos del Banco de España sobre la balanza de pagos al cierre  del primer trimestre de 2009 señalan que el déficit por cuenta corriente sigue siendo muy va en aumento. Efectivamente, entre enero y marzo aumentó sustancialmente con respecto al cuarto trimestre de 2008, tanto en términos absolutos como en porcentaje del PIB.

Así, mientras en el último trimestre del año pasado el déficit por cuenta corriente fue 22.775 millones de euros (8,1% del PIB), en el 1er trimestre de 2009 alcanzó 23.290,2 millones de euros (8,8% del PIB).

Con la crisis el déficit exterior venía reduciéndose pero de repente ha aumentado, tal como señala el director del IE Economy Weblog y profesor de Entorno Económico y Análisis de Países de IE Business School, Rafael Pampillón.

Esta brecha se explica por elelevado déficit comercial que en el primer trimestre fue 12.834,9 millones de euros (compramos bastantes más bienes en el extranjero de los que vendemos). En segundo lugar, por el déficit de la balanza de rentas (10.322 millones); y, por último, al déficit de la balanza de transferencias corrientes (3.607 millones).

No obstante, como recuerda el profesor Pampillón, “tendremos que esperar 30 días para que el Banco de España, con ese retraso en la publicación de estadísticas que le caracteriza, desglose las transferencias y sepamos como evolucionan las remesas de emigrantes”.

Elevado endeudamiento con respecto al resto del mundo

El déficit por cuenta corriente que desde hace 11 años sufre España está muy relacionado con la persistente pérdida de competitividad de la economía española y que desde enero de 1999 ha sido más de un 15%. Además, al comprar en el exterior más de lo que vendemos, necesitamos endeudarnos con el resto del mundo.

“Para financiar el déficit exterior España está apelando a los mercados financieros internacionales, es decir, endeudándose con el exterior. Esta necesidad de financiación es problemática en momentos de restricción del crédito como el actual. Ahora las economías más vulnerables son aquellas que, como España, dependen más de la financiación internacional”, explica Rafael Pampillón.

Esto genera problemas tanto para el sector privado como para el público. Una muestra es las dificultades que están teniendo las entidades financieras españolas para colocar deuda en los mercados, lo que ha obligado al Estado a tener que avalarlas.

El proceso costará caro a todos los contribuyentes, porque en realidad supone gastar un dinero que no está en las arcas públicas. Se fía a las futuras recaudaciones de impuestos y rebajas de prestaciones sociales el pago de la factura.

A este respecto el profesor del IE señala que “España está pagando y tendrá que seguir pagando en el futuro todas esas deudas generadas (acumuladas), durante los últimos años. Se trata de un continuo aumento de la posición deudora con respecto al resto del mundo”

¿Se puede reducir el déficit exterior?

En estas circunstancias de escasez de crédito, es decir, de financiación difícil y costosa, es más necesario que nunca atraer inversión extranjera que permita financiar de forma más fácil y barata el elevado déficit exterior y mejorar la competitividad de la economía española para reducir el déficit externo.

Aunque parezca muy simple, solo hay dos maneras de reducir el déficit, tal como explica Pampillón: importando menos o exportando más. La primera opción hay que descartarla de entrada, ya que limitar las compras de bienes y servicios del exterior es una medida proteccionista que, aunque puede parecer buena a corto plazo, es una bomba de relojería en los cimientos de cualquier economía.

Por lo tanto, la única vía que está disponible es la de potenciar las exportaciones, algo muy difícil de conseguir en un entorno como el actual, con caídas de doble digito del comercio mundial. La bajada de precios en España podría ser una salida a este problema, lo que aumentaría la competitividad, pero para ello son necesarias reformas estructurales que el Gobierno no desea realizar.

Finalmente no se puede olvidar la importancia del coste energético. La dependencia del exterior de España por este concepto es brutal. Importamos el 85% de la energía que consumimos y, ahora que están subiendo los precios del gas, la electricidad y el petróleo, será aún más difícil no recurrir a los mercados internacionales para evitar el desplome de la actividad, tal como avanzó LD.

En Libre Mercado

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