Aunque se supone que Salgado sabía lo erróneo de aplicar la misma expresión a España , no dudó en rescatar los “ greenshots ” de Bernanke para infundir un optimismo a unos ciudadanos y empresas a los que se le acaba la paciencia ante la falta de criterio del Gobierno y, sobre todo, ante sus continuos fallos en las previsiones y medias verdades que inundan el discurso económico de La Moncloa.
Los “brotes verdes” que vislumbra Salgado se basan en algunos indicadores adelantados que, en su esencia, no describen la realidad, y obvia el más importante de todos (por no decir el único) que avanza un ajuste rápido de la economía española.
El único síntoma que hace prever que la actividad puede estar tocando suelo es la reducción de la brecha exterior, es decir, del déficit de la balanza por cuenta corriente. Este indicador mide la evolución del ahorro y del consumo del conjunto de la economía.
Cuando hay déficit en esta balanza es porque ciudadanos, empresas y Administraciones consumen más de lo que se produce y cuando superávit justo lo contrario: se ahorra más de lo que se produce.
Pues bien, España tenía al cierre de 2007 un déficit de la balanza por cuenta corriente de 106.201 millones de euros (equivalentes al 10,1% del PIB). Es decir que España gastó el 10% más de los recursos disponibles, unos 106.000 millones de euros no ahorrados, por lo que hubo que recurrir a financiación exterior. Pero en 2008, esta cantidad fue de 104.664 millones, lo que supone una bajada del 1,16%.
Aunque este 1,16% pueda parecer poca cosa es la primera vez en siete años en que desciende el déficit por cuenta corriente, después de haber sufrido incrementos, casi siempre de dos dígitos, desde el ejercicio 2002. El último año en el que bajó el saldo deficitario de la balanza por cuenta corriente fue 2001, cuando cayó un 10,1%.
Y la tendencia continua en 2009, porque en los dos primeros meses del año, el déficit corriente fue de 16.740,5 millones de euros, frente a los 20.994,8 del mismo periodo 2008. En el siguiente cuadro se observa la evolución mensual de esta brecha entre ahorro, por una parte, y consumo e inversión por otra. Hasta el pasado año siempre crecía desde 2001, pero en 2008 tocó cierto suelo:
Déficit balanza por cuenta corriente (millones de euros)
Fuente: Elaboración propia y Banco de España
Esto supone que familias y empresas están sufriendo un tremendo ajuste en muy pocos meses, retornando a los niveles adecuados en función de sus ingresos una vez que se ha terminado la “barra libre” de dinero fácil. En los años de bonanza económica los bajos tipos de interés desincentivaron el ahorro por situarse por debajo de la inflación: era más rentable pedir un crédito que guardar el dinero en el banco.
El hecho de que sea un “brote verde” no es óbice para que esté generando un enorme trauma en la sociedad, pero es el único camino para poder estabilizar la economía, ya que la otra vía (la devaluación de la moneda) no es competencia nacional. Una tercera opción que planea sobre el horizonte es la de subir impuestos para lastrar el consumo.
Desmontando los “brotes verdes” de Salgado
Pero Elena Salgado ni siquiera ha mencionado esta tendencia y se aferra a la recuperación de la Bolsa española, la presunta contención de la morosidad, la supuesta recuperación del mercado crediticio y la “desaceleración” del desempleo registrada en abril según los datos oficiales (maquillados) del Ministerio de Trabajo.
El primer clavo ardiendo al que se agarra Salgado, el de la recuperación del Ibex, poco tiene que ver con la economía española. Las empresas con más peso en el selectivo sólo obtienen un tercio de los beneficios en suelo español y el 95% del tejido productivo nacional no cotiza en los mercados, porque se trata de autónomos y pymes.
En cuanto a la morosidad, el último dato de morosidad de marzo (4,26%). A pesar de su progresión, el ritmo de crecimiento se ha moderado, ya que en febrero la tasa creció 0,33 puntos frente a enero, mientras que en marzo sólo ha crecido 0,03 puntos en relación a la de febrero.
Pero aquí no se contabilizan los créditos a los promotores inmobiliarios que han sido refinanciados a tres, cinco y siete años; ni las familias que, al no poder pagar sus hipotecas, logran un aplazamiento de los pagos. Todo vale con tal de no incluir un crédito en los libros contables como moroso.
Un dato: los promotores deben 311.000 millones de euros a los bancos y cajas de ahorros, pero el sector financiero sólo tiene unos fondos propios de 170.000 millones para cubrir estos créditos. Según Alberto Recarte, economista y presidente de LD, el sector necesita 100.000 millones para cubrir los impagos. Así que de “brote verde” nada de nada.
Por lo que se refiere a la supuesta recuperación del crédito, quizá es la variable cuya falsedad es más fácil de demostrar. En contra de las afirmaciones del Gobierno, la concesión de créditos ha bajado un 0,5% en términos mensuales en febrero, según los datos públicados por la patronal bancaria AEB. Si se compara con el mismo mes de 2008, los préstamos suben un 7%, de los que la mayor parte son refinanciaciones.
A lo mejor la vicepresidenta económica se refería al restablecimiento de crédito para el sector público, una variable que sí mantiene su crecimiento. De hecho, tal como avanzó LD, son las Administraciones Públicas las que más aumento de la inversión crediticia arrojan según los resultados de las entidades financieras del primer trimestre. Es lo que se conoce como “crowding out”: el sector público desplaza al privado.
Las pymes, autónomos y familias siguen sin financiación y los que lo logran deben pagar unos intereses desorbitados, como consecuencia de la falta de liquidez de los bancos y cajas de ahorros que, en algunos casos, ya se traduce en una crisis de solvencia. La banca española tiene los tipos de interés más altos de la eurozona.
El último “brote verde” que ve Salgado es el de la “desaceleración” del paro en virtud de los datos del mes de abril, que arrojaron la destrucción de 40.000 puestos de trabajo, el peor abril de la historia. Sin embargo, si se corrige el efecto estacional (la semana santa el pasado año fue en marzo) el crecimiento de parados es de 118 personas, cuatro veces más de lo que dicen los datos del Ministerio de Trabajo.
Además, a este volumen hay que añadir los 90.000 nuevos empleos del Plan E -que en unos meses volverán a destruirse cuando finalicen las obras- y los 450.000 desempleados inscritos en cursillos de formación y los que, por otras razones estadísticas, no se contabilizan como parados. Como muestra de la locura de la reglamentación un botón: para Trabajo no es lo mismo un desempleado que un no ocupado.