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El supervisor de la Bolsa de EEUU sembró el germen de la crisis financiera

La crisis financiera ha desatado una ola de opiniones en contra del mercado y a favor de aumentar los poderes de los Gobiernos, pero esta teoría es una trampa mortal. En realidad, el sector público ha sido el principal causante de la crisis.

La crisis financiera ha desatado una ola de opiniones en contra del mercado y a favor de aumentar los poderes de los Gobiernos, pero esta teoría es una trampa mortal. En realidad, el sector público ha sido el principal causante de la crisis.
LD (L. Ramírez) La próxima reunión del G-20 que se celebrará en Londres aumentará el poder de los organismos supervisores, lanzará un mensaje planetario de defensa del intervencionismo del sector público en la economía y mandará a los defensores del mercado libre al ostracismo. Llama la atención que el país que avise sobre este error sea Rusia, la cuna del comunismo.

Los nuevos gurús de la teoría economía serán keynesianos como el reciente Nobel Paul Krugman y aumentará la discrecionalidad de los Gobiernos para planificar la administración de los recursos, n acionalizando los sectores que se estime necesario y permitiendo aumentar los déficit públicos que, en último término, serán financiados mediante subidas de impuestos.

Este escenario se logrará gracias a la demonización del mercado , atribuyéndole todas las maldades posibles y haciéndolo responsable de la crisis financiera, aunque este enfoque sea incorrecto y, en muchos casos, defendido por autoridades que han sido las verdaderas responsables de las burbujas en el precio de los activos. Y esto ha ocurrido bajo el amparo de las leyes, aunque los políticos que han operado al margen de las normas han visto como les ha salpicado la corrupción , especialmente a los elegidos por el presidente Obama para su "cambio democrático".

Hasta ahora LD ha avanzado que el Congreso de EEUU rechazó elevar el colchón de los bancos para afrontar las crisis, que el organismo supervisor de los mercados bursátiles (SEC, en sus siglas en inglés) conocía el fraude de Bernard Madoff desde 1999 y que las hipotecarias estatales Fannie Mae y Freddie Mac inflaron el valor de las cedulas hipotecarias, incrementaron sus beneficios más de un 80% y, meses después, se declararon en quiebra.

Además de explicar cómo los Bancos Centrales han mantenido los tipos de interés artificialmente bajos, favoreciendo la expansión crediticia sin un respaldo de ahorro voluntario real y favoreciendo que se realizaran inversiones ineficientes. No hay que olvidar que el tipo de interés es el precio del dinero y que es fijado por una autoridad pública, siendo el sector financiero un sector en el que el precio de equilibrio lo fija un organismo, no el mercado.

Pues bien, ahora sabemos que la SEC dio privilegios a los bancos de inversión para que triplicaran su apalancamiento (deuda) a partir de 2004, factor indispensable para que se produjera la crisis crediticia. Estas cinco entidades han quebrado y han sido nacionalizadas.

 


En concreto, se trataba de Goldman Sachs, Merril Lynch, Lehman Brothers, Bearn Stearns y Morgan Stanley.  Estos bancos de inversión solicitaron a la SEC que les permitiera violar con total impunidad los criterios de capital vigentes, con el objeto de poder prestar más dinero sin que existiera un respaldo de activos en sus balances.

Claro que entonces (en 2004) los tiempos eran "buenos". Tanto, que los grandes bancos de inversión pidieron una exención sobre los límites de deuda que podían realizar. De esa manera, liberarían billones de dólares que podrían ser usados para invertir en productos derivados.

Casualmente, Henry Paulson era consejero delegado de Goldman Sachs. En 2006, dejó la compañía para convertirse en secretario del Tesoro bajo la Administración Bush. La legislación fue aprobada en la SEC por unanimidad. Se defendía que las viejas reglas fueron diseñadas pensando en los malos tiempos, para proveer cobertura en caso de que algo saliera mal.

En aquella época algunos consideraban que los ciclos económicos habían dejado de existir y que sólo se podía crecer. Esta visión era consecuencia de una falta de conocimiento de la teoría austriaca del ciclo económico, que es la única que estudia y certifica la importancia del capital. Los monetaristas y keynesianos analizan el capital como un ente abstracto, mediante una foto fija, que no aporta información para prever la evolución económica, las crisis y las recesión.

Por otra parte, la nueva  legislación adoptada por la SEC implicaba también que, para la valoración de los riesgos de la inversión, se tomaría en cuenta los modelos matemáticos de la propia firma. Esto significaba básicamente que la agencia renunciaba a su papel de supervisor, generando una externalización (outsourcing) en la evaluación de los riesgos hacia las mismas firmas de inversión.

Los bancos de inversión tomaron ventaja de las nuevas reglas y los índices de apalancamiento crecieron en las grandes entidades. Por poner solo un ejemplo, en Bearn Stearns, el cociente de apalancamiento se disparó hasta a 33. Es decir, la firma requería un dólar por cada 33 dólares de deuda.

La SEC tomó una decisión que tendría consecuencias nefastas y que fue el germen de la crisis financiera actual.

Con estos antecedentes sorprenden las declaraciones efectuadas por Lee Pickard, cargo directivo de la SEC que admite sin tapujos que “las pérdidas en las que han incurrido Bearn Stearns y otros bancos de inversión no fueron causadas por rumores o una crisis de confianza, sino por los inadecuados ratios de capital y la escasez de reservas, que les obligó a incurrir en un endeudamiento masivo”. Si lo sabían ¿por qué no lo evitaron?

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