El 4 de enero Emaar Properties, perteneciente al consorcio público Dubái World, inauguró con un fastuoso espectáculo de luz y fuegos artificiales el rascacielos más alto del mundo con 828 metros de altura y 162 pisos. Fue el primer ministro dubaití el encargado de encender el edificio que alberga el primer hotel Armani del mundo, 700 apartamentos de lujo, numerosas oficinas y un mirador abierto al público.
Los promotores del faraónico proyecto alardeaban de cifras como que tiene 57 ascensores capaces de alcanzar los 40 kilómetros/hora recorriendo 10 metros en un segundo. Uno de los elevadores ha sido precisamente el origen del cierre del edificio. El pasado fin de semana 15 turistas que visitaban el mirador de la planta 124, única instalación que estaba en funcionamiento hasta ahora, quedaron atrapados en un ascensor durante más de 45 minutos.
Los turistas, que salieron todos ilesos, relataron a los periódicos británicos The Times y Daily Mail que escucharon "una pequeña explosión, oyeron ruidos de cristales y entonces empezaron a caer varios metros hasta que se activaron los frenos de emergencia del ascensor". Tras la parada brusca, relatan, "se apagaron las luces y comenzó a entrar humo". Los servicios de emergencia tardaron 45 minutos hasta llegar a ellos. Con una escalera los devolvieron al mirador donde se encontraban 60 visitantes más. Todos fueron evacuados por los montacargas.
Desde entonces la falta de información ha sido la tónica predominante. Un portavoz de la compañía salía al paso reconociendo que han tenido problemas eléctricos y que el edificio quedará cerrado por un tiempo indeterminado. En la página web han colgado un escueto mensaje informando que la venta de tickets para acceder al mirador ha quedado suspendida "por mantenimiento de la atracción". Las colas que forman los turistas frente al edificio son ahora para recuperar el dinero que pagaron para acceder al mirador.
El emirato árabe de Dubái inauguró el edificio un mes después de que el país estuviera a punto de la quiebra. El motivo era la deuda de Dubai World, valorada en 60.000 millones de dólares, provocada por los proyectos inmobiliarios más extravagantes del mundo como la construcción de islas artificiales en forma de palmera o mapamundi. La crisis se resolvió momentáneamente con la intervención de su vecino Abu Dhabi saliendo al rescate de la empresa estatal con 10.000 millones de dólares. Las miradas están fijadas ahora en el edificio que se convirtió en la "esperanza de Dubái".