L D (Mercedes R. Martín) Las medidas nuevas que quería presentar José Luis Rodríguez Zapatero este jueves en el Congreso no llegaron hasta el ecuador de su discurso: 11.000 millones de euros fue la cifra que despertó de su letargo a los diputados: los socialistas rompían a aplaudir mientras los populares comenzaban a criticar, entre murmullos, el nuevo agujero que se abriría en las ya maltrechas arcas públicas.
El optimismo del presidente, especialmente visible al término del discurso, terminaba de despertar a la bancada popular, que llegó a recibir entre carcajadas que el presidente llamara “arsenal” a su exiguo plan anticrisis, compuesto, en su mayoría, por medidas ya anunciadas y muchas ya fracasadas y que deja para más adelante la aclaración de otras muchas.
La respuesta de Mariano Rajoy se centró, de nuevo, en la crítica a la inacción del Gobierno ante la crisis, que no reconoció hasta hace muy poco, a la falta de previsión en las medidas del Ejecutivo y, sobre todo, en el paro, verdadero termómetro para medir, según el líder de los populares, la eficacia de las propuestas gubernamentales.
En cuanto a la única propuesta concreta del presidente, el crédito extraordinario de inversión pública de 11.000 millones de euros, en su mayoría con destino a los ayuntamientos, el presidente del PP se limitó a exigir control parlamentario tras recordar que su grupo ya había propuesto medidas para ayudar a los municipios. “De su plan automovilístico ya hablaremos cuando lo presente”, ironizó en alusión a la ambigüedad de Zapatero.
Tras la intervención del presidente del Gobierno y del líder de la oposición, las críticas y los elogios se trasladaron a los pasillos de la Cámara. Mientras el presidente de la FEMP, Pedro Castro, se apresuraba a celebrar la propuesta tras asistir precisamente este miércoles al pleno, los populares exteriorizaban su estupefacción ante un paquete de medidas que no es tal y que agranda el déficit.
Fuentes populares destacaron el hecho insólito de que los 11.000 millones de euros se cargaran a los presupuestos de 2008, del que apenas queda un mes, y no a las ya caducas cuentas públicas de 2009.
También reprocharon al presidente que mezclara dos asuntos distintos en el pleno de hoy: de un lado, las soluciones a la crisis, y de otro, la precaria situación de los ayuntamientos. Lo más grave para los populares es, sin embargo, el hecho de que el Gobierno opte sin tapujos por seguir agrandando el déficit creando un agujero que se incrementa de semana en semana.
El sentido del voto
Otro asunto muy criticado fue el del tiempo para la dotación a los ayuntamientos de las ayudas: el presidente, según anunció, pretende que las obras dotadas de dinero público comiencen a desarrollarse desde el 11 de enero y “nunca más tarde del 13 de abril de 2009”, algo que, para los populares, resulta en la práctica prácticamente imposible. La consecuencia, aventuran, es que buena parte de ese dinero se destinará a trabajos ya en marcha y no a proyectos nuevos por el ajustadísimo margen dispuesto por el Gobierno.
Asunto distinto es, sin embargo, la postura que adoptará finalmente el grupo popular en la cámara. Fuentes populares preguntadas por este asunto evitaron aclarar cuál será el sentido del voto pero de sus declaraciones se desprende que la abstención se baraja como una opción. Cabe recordar que en la votación de los polémicos 400 euros, los populares también se abstuvieron, mientras que el plan de rescate bancario salió adelante, pese a los reparos, con el apoyo del PP.
En esta ocasión, en el sentido del voto de los populares también pesaría el hecho de que también se beneficiarían del plan consistorios gobernados por el PP. La votación podría celebrarse en unas dos semanas tras la previsible aprobación del decreto ley en el Consejo de Ministros de este viernes.