LD (Agencias) El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha señalado este viernes que España debe asistir a la cumbre financiera internacional que se celebrará el 15 de noviembre en Washington en su propia silla porque "de prestado", "no vale la pena estar en un lugar al que no te han invitado". Es más, avisó al Ejecutivo de que no sería "una buena forma" ir en un puesto que corresponde a Francia en el año del bicentenario.
Ante la posibilidad de que Francia, que ostenta la presidencia de turno de la UE, esté dispuesta a ceder un de sus dos sillas al Gobierno español, González Pons señaló que en esa cita internacional "no se puede estar a toda costa ni de cualquier forma", sino "de una manera digna" y "no en una silla prestada por otro país".
"Nos parece que ver a España sentada en la silla de Francia, de prestado en Washington, en el 2008 que es precisamente un año cargado de símbolo, no sería una buena forma de estar en Washington", declaró González Pons, en referencia a que este año se cumplen doscientos años del levantamiento del pueblo español contra las tropas napoleónicas.
En una rueda de prensa en la sede nacional del PP, el dirigente popular indicó que es "muy importante mantener la dignidad de las instituciones" y añadió que Zapatero "debería ser consciente de que es importante que España esté en la cumbre" pero no "a costa de la dignidad del Gobierno de España o de 43 millones de españoles".
Tras asegurar que "nadie llama a una boda para pedir que le inviten", insistió en que es "un golpe para el prestigio de España no estar en Washington pero es un golpe aún mayor estar allí arrastrando la dignidad del nombre de España y de 43 millones de españoles".
"Queremos que, si estamos en la cumbre, lo estemos con un presidente del Gobierno de España que está como presidente del Gobierno de España, en una silla que pertenece a España y en representación de 43 millones de españoles --enfatizó--. En otras condiciones, de prestado, no vale la pena estar en un lugar al que no te han invitado".
Además, destacó que el PP quiere un "presidente del Gobierno que se ponga en evidencia por defender a los parados y a los trabajadores" y no un presidente que se ponga "en evidencia por ser el campeón en la refundación del capitalismo financiero". "La dignidad de España es muy importante, tan importante como el prestigio que para Zapatero puede suponer asistir a la cumbre", concluyó.
Sarkozy llevará a la cumbre de Washington un ministro checo en su delegación
Mientras, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha propuesto al jefe del Gobierno checo, Mirek Topolanek, que su ministro de Finanzas, Miroslav Kalousek, en representación del país que sucederá a Francia en la presidencia de la UE en enero, vaya a la cumbre dentro de la delegación francesa.
"He pedido al primer ministro checo que su ministro de Finanzas forme parte de la delegación francesa en nombre de la Unión Europea en la cumbre de Washington" sobre la reforma del sistema financiero internacional del próximo 15 de noviembre, señaló Sarkozy a la prensa al término de un almuerzo de trabajo con Topolanek en París.
El objetivo es que "todos los elementos sean comunes" entre los dos países que han "trabajado mucho" porque "es muy importante que el testigo pase en buenas condiciones entre la presidencia francesa y la presidencia checa de la UE", argumentó.
Esta propuesta llega días después de que Praga hubiera manifestado malestar ante la sugerencia del jefe del Estado francés, que quería presidir el Eurogrupo (la República Checa no forma parte de la zona euro) hasta que la presidencia de la UE recayera, en 2010, en España, país que sí ha adoptado el euro.
Este mismo viernes, Sarkozy ha indicado que si hubiera una cumbre de líderes del Eurogrupo, como la que él organizó el pasado día 12 en París para hacer frente a la crisis financiera, "se invitaría a la presidencia europea", que durante el primer semestre de 2009 recaerá en la República Checa, cuyo presidente, Vaclav Klaus, es conocido por sus posturas abiertamente euro-escépticas.
Hasta ahora, las autoridades checas habían dicho que sus prioridades eran una "Europa sin barreras" abierta a la libre competencia, la seguridad energética y la libertad de movimientos.