(Libertad Digital) Al ser preguntado por las principales causas de la crisis, el profesor Antal E. Fekete se mostró rotundo: “Sólo hay una causa principal, la misma que explica la Gran Depresión de los años 30: La destrucción del capital. El capital se ha venido erosionando o consumiendo desde hace décadas, sin darnos cuenta. El proceso acaba cuando ya no hay más capital para consumir. Después de los siete años de vacas gordas, deben comenzar los siete años de vacas flacas”.
¿Y a qué se debe este proceso de destrucción de capital? Básicamente, se debe “a la irresponsable política monetaria de Estados Unidos al bajar deliberadamente el tipo de interés hasta cero”, ya que, como explica: “unos tipos de interés en descenso”, que como matiza, es algo distinto a bajos pero estables tipos de interés, “tienen efectos letales pero que pueden pasar inadvertidos”. Así, “al bajar los tipos de interés, el valor liquidativo de la deuda aumenta, con lo que lejos de reducirla, se aumenta la carga de la deuda”.
De esta manera explica lo ocurrido en EEUU y Reino Unido: Al aumentarse el valor de los pasivos y los activos permanecer constantes, el capital se va consumiendo hasta que las firmas, ya sean bancos o compañías automovilísticas, se convierten en insolventes y dejan de poder atraer el crédito.
Asimismo, explica que el origen de las burbujas crediticias y su inevitable final, la depresión, “no tiene nada que ver con el sistema de producción capitalista, sino con la supresión de la tasa de interés por el gobierno, a través de su agente, el banco central”.
Basándose en la historia del surgimiento de la banca central en Estados Unidos, con la institución de la Reserva Federal en 1913, matiza que en sus inicios ésta no tenía porqué generar ciclos, ya que no se le permitía monetizar la deuda del gobierno. Sin embargo, esta prohibición se levantó a comienzos de la década de 1920, y la Fed comenzó a realizar las llamadas ‘operaciones de mercado abierto’ y a expandir el crédito a tasas disparatadas.
Consecuencia visible del cambio de política monetaria en el país norteamericano fue el estallido inicial de la Gran Depresión. Para el profesor Fekete, la legalización de esta práctica convirtió el principio del gobierno limitado en papel mojado.
"El plan de emergencia de Obama va a fracasar"
El profesor canadiense no podría estar más en desacuerdo con las medidas que están tomando los gobiernos, en especial el de Estados Unidos: “El plan de emergencia de la administración Obama va a fracasar. Consiste en las mismas panaceas que nos han traído a la actual depresión”. No obstante, no carga las tintas sobre Barack Obama, sino sobre “una camarilla reaccionaria de Keynesianos y Friedmanitas que han secuestrado la Casa Blanca, antes de que el nuevo presidente tuviera oportunidad de hacer nada”.
Sobre la política monetaria que está llevando a cabo la Reserva Federal, a través de inyecciones masivas de liquidez y tipos de interés cerca del 0 %, piensa que no solo no tendrá impactos positivos sobre la economía real, sino que afectará muy negativamente al dólar y llevará a la quiebra al estado norteamericano debido al rápido incremento del valor liquidativo de la deuda del gobierno que genera este tipo de políticas. Utiliza el ejemplo de Japón para afirmar que “bajar tipos de interés no es el remedio para la deflación, sino veneno para la economía”.
Acerca de los rumores de nacionalizaciones de bancos, sostiene que no solucionaría nada de la crisis bancaria, y compara la medida con reordenar las sillas de la cubierta del Titanic para evitar su hundimiento.
Tampoco comulga con la reciente idea de Obama de crear un ‘banco malo’ que atraiga los activos tóxicos, definiéndola como “completamente imbécil”, argumentando que “los activos tóxicos deberían ser liquidados inmediatamente y su titulización cancelada”.
Pero sus críticas en el terreno monetario van mucho más allá de problemas coyunturales: “No puede existir un buen banco bajo un régimen de dinero inconvertible. Si quieres tener buenos bancos, tendrás que re-introducir glóbulos de oro en el flujo sanguíneo del sistema monetario. Un sistema monetario enfermo, como es el de la moneda inconvertible, inevitablemente contamina incluso a los buenos bancos”
Sus previsiones de futuro son muy pesimistas, sosteniendo que la situación económica ha llegado a su límite, y si se continúa así, el colapso del dólar y de todo el sistema monetario está al llegar. Además, se atreve a pronosticar que después del periodo actual deflacionario, veremos una hiperinflación.
Su receta para salir de la depresión de la mejor manera posible es reemplazar lo antes posible el actual sistema de dinero fiduciario e inconvertible, por uno en el que el oro juegue un papel fundamental como el baluarte último de la liquidez de todo el sistema.
Así, propone que cualquier país pequeño, como Portugal, podría tomar sus propios pasos hacia delante, permitiendo la circulación del oro como dinero. La consecuencia principal de este plan, asegura el profesor, sería el flujo de capital que iría a parar a Portugal, convirtiéndose este país en el paraíso de los inversores. Más tarde, otros países podrían imitar a Portugal, y de esta manera caminar hacia un sistema monetario mundial mucho más estable y sólido.