LD (L. Ramírez) A pesar de que el Gobierno no quiere reconocer que la crisis española es particular y que la economía comenzó a dar síntomas de debilidad hace más de un año, los datos del mercado laboral son incontestables. La tormenta financiera sólo ha dado la puntilla a un sector, el de la construcción residencial, que ha experimentado una sobrevaloración de activos (las viviendas) por los bajos tipos de interés generados con la entrada de España en el euro.
Además, la rigidez del mercado del suelo, que ha permitido a los ayuntamientos emplear la concesión de solares como su principal fuente de financiación, ha puesto en evidencia la reforma de la Ley del Suelo acometida en la primera legislatura del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Entonces, en lugar de liberalizar el mercado, se restringió aún más, lo que alimentado por el dinero barato –sin que los agentes económicos hubieran certificado un ahorro previo- generó una burbuja que ahora ha explotado.
Esta compleja situación tiene un impacto destacado en el sector más importante de la economía española, pieza clave en el modelo vigente en la última década. La tasa de paro de este sector se situó en el último trimestre de 2008 en el 21,1%, con un crecimiento del número de desempleados del 168%, según revela un informe del servicio de estudios de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT) y del Centro de Predicción Económica de la UAM (CEPREDE), al que ha tenido acceso LD.
Como se observa en el cuadro, a pesar de este deterioro las cifras de temporalidad parecen mejorar, pasando de una tasa del 51,3% en el primer trimestre del pasado año a un 45,7% al cierre del ejercicio. Pero esto no implica ni una bajada de la precariedad ni un aumento de la productividad, ya que “el descenso en el porcentaje de asalariados con contrato temporal responde a una situación de desempleo”.
Así, al disminuir los trabajadores temporales, la tasa de precariedad baja, pero se trata sólo de una cuestión estadística. De hecho, también se reducen los asalariados con contrato indefinido, pero al ser mayor la bajada de los temporales, la tasa de precariedad disminuye.
La importancia de la construcción es obvia. Tiene un papel preponderante en la creación de empleo por su carácter intensivo en factor trabajo y, en el caso español, por el importante volumen de recursos invertido, lo que ha potenciado la generación de puestos de trabajo. Por ende, también se convierte en un punto débil en situaciones de desempleo y con un impacto global elevado.
Esto es así debido al importante efecto multiplicador de la construcción sobre el conjunto de la economía española. De este modo, “por cada millón de euros producidos en el sector, se generan 10 puestos de trabajo de manera directa y 14 de manera indirecta, lo que supone que el empleo generado de manera indirecta representa el 58% del total generado por el sector”, indica el estudio.
Esta debilidad se manifiesta claramente en los últimos datos de la EPA. La construcción es, sin lugar a dudas, el sector en el que más ha aumentado el número de parados. El incremento interanual en el último trimestre de 2008 fue del 168,67%, alcanzando la cifra de 584,9 miles de parados.
Éste es, con mucha diferencia, el mayor incremento en cualquiera de los sectores: 110,37% en la industria, 23,94% en la agricultura y 52,74% en el sector servicios; para un aumento medio en el conjunto de los sectores del 66,42%.
Tanto es así que, además de ser el sector donde más ha crecido el paro, es en el que más empleo se ha destruido en 2008. El número total de ocupados en la construcción ha decrecido en un 20,74% interanual, mientras que el decrecimiento medio de los sectores fue del 3,03%, afirma el informe. Así,
Esta mayor destrucción de empleo en la construcción y la consecuente menor actividad del mismo no sólo es negativa para el propio sector, sino que también lo es para el resto de los sectores y el resultado del empleo conjunto a nivel nacional.
Como puede observase en la tabla siguiente, sólo dos sectores de alta repercusión en términos de empleo (multiplicador alto) en el periodo 2001-2006 presentaron decrecimientos en sus niveles de actividad, es decir, restaban potencialidad al mercado laboral.
Se trata de la industria textil -afectada de forma notable por una atomización empresarial que limita sus posibilidades productividad y por una creciente penetración de importaciones- y el sector agrario, que tras el proceso, primero de industrialización y después de terciarización de la economía, sigue mostrándose como una rama de actividad claramente expulsora de empleo.
Distribución geográfica
En este último trimestre de 2008, según el informe de AGETT y CEPREDE, las comunidades en las que la construcción representa un mayor porcentaje en el empleo son Castilla - La Mancha (15%) y Baleares (14,5%); mientras que en el País Vasco solamente supone el 8,7% de los ocupados (más de tres puntos por debajo de la media nacional). Por tanto, la construcción no tiene un gran peso específico en el empleo de esta comunidad, con lo que un desplome de este sector no la afectaría tan negativamente como a otras.
Por otro lado, las comunidades que registran una mayor tasa de paro en la construcción, y para las que supone, por tanto, un importante problema el deterioro del empleo en el sector, son Canarias (33,33%) y Andalucía (32,68%), mientras que La Rioja presenta la menor tasa (6,9%) habiéndola reducido prácticamente a la mitad en apenas medio año, ya que en el segundo trimestre de 2008 registraba una tasa del 12,24%.
