El Pacto de Toledo ha alcanzado un principio de acuerdo para ampliar el periodo de cálculo que se utiliza para calcular la pensión, actualmente fijado en los últimos quince años cotizados, según ha adelantado el portavoz del PP en la Comisión, Tomás Burgos, a los medios de comunicación. "Hay un principio de acuerdo", ha señalado Burgos, quien ha asegurado que, a lo largo de la mañana, se ha llegado también a un principio de acuerdo para homogeneizar la forma en la que computan los años trabajados a la hora de calcular la pensión. Respecto a la edad de jubilación, Burgos ha afirmado que el PP no está de acuerdo, aunque el Gobierno ya ha deslizado que propondrá al menos que se amplíe hasta los 67.
Burgos no ha podido especificar el número de años que contarán para el período de cálculo. El Pacto de Toledo no ha llegado a un acuerdo sobre esta cuestión, que tendrá que ser determinada por "el Gobierno, en el marco del diálogo social". Es decir, los partidos se limitan a hacer la recomendación, sin mancharse las manos con el dato concreto de cuanto bajarán las pensiones.
Porque lo que hay detrás de estas palabras de Tomás Burgos y del pacto de este miércoles es una rebaja media de la prestación por jubilación de los españoles (un 5% si se aprueba lo previsto). Hasta ahora, para calcular la pensión se tomaban en cuenta los últimos quince años de vida laboral, normalmente los más productivos. Ahora, se ampliará ese cálculo: algunos dicen que a los veinte años y otros que a toda la vida laboral.
La mayoría de españoles gana más con 60 años que con 25, por lo que esta ampliación les perjudica. Por supuesto, los políticos lo enmascaran diciendo que "reconocerá mejor el esfuerzo contributivo realizado durante un periodo más amplio de actividad laboral". Una forma como otra cualquiera de crear una metáfora para "reducción de las pensiones". Puede que a algún trabajador le venga bien (caso de un parado de los 50 a los 65 años que trabajó y ganó mucho dinero con 25), pero serán los menos.
La sostenibilidad y la reforma
Evidentemente, el sistema actual es insostenible. Todos los organismos, estudios e informes aseguran que si no se reforma, quebrará antes de 2025. Cada vez hay menos cotizantes (trabajadores) y más beneficiarios (pensionistas). Por lo tanto, lo que pagan cada mes a la Seguridad Social los empleados españoles está a punto de ser menos que lo que tienen que cobrar los jubilados.
Por eso, un cambio era inevitable, aunque lo acordado este miércoles no deja de ser un nuevo parche. Lo que no era imprescindible era el cambio aprobado este miércoles, ni la única salida era ampliar el período de cálculo, sin hacer nada más. Esto es lo que no dice ninguno de los políticos del Pacto de Toledo. La mejor reforma sería la que se encaminase hacia un sistema de capitalización, aquél en el que cada trabajador va formando su bolsita a lo largo de su vida laboral. En Suecia o Chile ya disfrutan de sistemas mixtos (no es necesario cambiarlo todo de un día para otro) y sus ciudadanos cobran más y disfrutan mejores jubilaciones que sus vecinos.
"Ajustados y equilibrados"
Sin embargo, Burgos ha explicado que el Pacto de Toledo no pretende "acuerdos parciales" y que cualquier propuesta es "susceptible de nuevas lecturas" porque se va revisando en función de los avances alcanzados para que todos los elementos estén "ajustados y equilibrados".
Según Burgos, lo "importante" es que los ciudadanos sepan que el sistema de pensiones, con estas modificaciones, reconocerá mejor el esfuerzo contributivo realizado durante un periodo más amplio de actividad laboral, que cualquier modificación se hará con criterio "gradual" y que los criterios de solidaridad "están garantizados".
A lo largo de la tarde, la Comisión del Pacto de Toledo abordará uno de los principales escollos de la negociación: la ampliación de la edad legal de jubilación. Está previsto que a las 20.00 horas los portavoces den una rueda de prensa conjunta para dar cuenta de los avances alcanzados.