Uno de los cambios en el decreto aprobado el jueves que ha pasado más desapercibido es el incremento en los límites máximos anuales del déficit tarifario. Ésta es la cantidad que el Estado adeuda a las eléctricas y que cubre la diferencia entre el coste de la electricidad y lo que pagan los consumidores. Los consumidores españoles pagan la luz más barata y, a cambio, el Estado se compromete a pagar la diferencia a las eléctricas: eso sí, se la pagará en el futuro, puesto que se financian con cargo a emisiones de deuda.
Esto tiene varios problemas. Por una parte, el déficit va creciendo de forma silenciosa. Como no hay que pagarlo, pasa casi desapercibido, pero lo cierto es que el Estado ya debe a las compañías eléctricas 18.000 millones de euros. Las previsiones anteriores marcaban unos límites de 3.000 millones para 2010, 2.000 millones en 2011 y 1.000 millones en 2012 (se supone que a partir de 2013 no habrá déficit). Si se cumplieran, la deuda pasaría de 18.000 a 24.000 millones.
Sin embargo, las nuevas previsiones aprobadas este jueves establecen que el déficit llegará a 5.500 millones este año, 3.000 el próximo y 1.500 en 2012. De ser así, los números rojos alcanzarán los 28.000 millones.
Esta deuda se paga a través del Fondo de Titulización del Déficit del Sistema Eléctrico. Es una herramienta creada para emitir en el mercado deuda al margen de las tradicionales letras y bonos del Tesoro. Sin embargo, sigue siendo deuda que tendrá que pagar el Estado español y pone aún más tensión en los mercados (y el coste del bono español a diez años ya lleva bastantes semanas por encima del 5%, mientras que la prima de riesgo parece instalada en el entorno de los 200 puntos básicos y no parece que esto vaya a cambiar).
En principio, parece que el nuevo Real Decreto va dirigido a controlar tanto el déficit de tarifa como la factura eléctrica. Se supone que los 4.600 millones que el Gobierno se ahorra (con cobros a las eléctricas -1.300 millones- y recortes a las renovables -2.300 millones-) permitirán controlar su deuda con las eléctricas sin que eso suponga que se dispare la factura doméstica. De hecho, hace unas semanas, se anunciaba que la luz subiría un 10%, algo que parecía la principal motivación al sorpresivo golpe de Sebastián. Sin embargo, ayer por la tarde El País anunciaba que la previsión seguía siendo la misma y que la factura eléctrica prepara una desagradable sorpresa para el comienzo del año.